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Mimi O’Donell, la diseñadora que vivió las adicciones de Phillip Seymour Hoffman
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fue pareja del actor durante años

Mimi O’Donell, la diseñadora que vivió las adicciones de Phillip Seymour Hoffman

En los últimos meses, la diseñadora había pedido al actor que se alejase de ella y sus hijos, ya que no quería que estos fuesen testigos de su adicción

Con cuentagotas comienzan a surgir detalles que amplifican la noticia de la muerte de Phillip Seymour Hoffman. Las referentes a la adicción que le ha llevado a la muerte y a su vida personal son las más frecuentes. El nombre de su pareja, la diseñadora Mimi O’Donell, ha sido el primero en aparecer en los medios. En los últimos tres meses había pedido al actor que se alejase de ella y sus hijos, ya que no quería que estos fuesen testigos  de su adicción a la heroína. Así, el protagonista de Capote se había mudado a tan solo unas manzanas de su hogar habitual, situado en Jane Street, para rehacer su vida y resolver sus adicciones a solas y sin testigos infantiles. El sábado anterior a su muerte, los vecinos aseguran que se pudo ver a Mimi al lado de Hoffman y que incluso lo llamó horas antes de su muerte, según habría confirmado a la policía, al ver que el actor se encontraba en un estado de desesperación que podía conducirlo a algún problema.

Muchos años antes de que se disparasen las alarmas que acabaron con su vida, O’Donell y Hoffman se enamoraban en un escenario. Corría el año 1999 y el actor ya era una cara habitual en el cine norteamericano, uno de esos secundarios que engrandecían con su presencia un filme por muy mediocre que este fuese. Pese a todo, fue sobre las tablas donde el actor y la diseñadora se conocieron. Con ella tendría tres hijos: Cooper, de 10 años, Tallulah, de 7, y Willa, de 5. Parecía que el confort de la vida familiar iba a retirarlo del mundo de las drogas, pero no fue así. Dos o tres recuperaciones a las que O’Donell lo empujó no parecieron ser suficientes para que el actor se centrase en su pareja y en sus hijos.

placeholder O'Donell y sus hijos en un momento del funeral (I. C)

O’ Donell estaba muy unida al actor. No solo por los niños, sino también por una serie de circunstancias que hicieron que ambos compartiesen el mismo mundo, lo cual había fortalecido su relación. Ella fue diseñadora de vestuario del programa Saturday Night Live durante años. Además, en los títulos de crédito de Capote, la película que le dio al actor el Oscar, hay un agradecimiento especial hacia ella. Se cuenta que en el hogar que compartían abundaban las charlas sobre el mundo del espectáculo y las cenas llenas de cotilleos y chispeantes anécdotas sobre la profesión. Sin embargo, ni siquiera esa complicidad pudo con el dominio de la heroína, convertida en la verdadera amiga del actor

Tras separarse de él y amenazarle mediante no pocos ultimátums, la diseñadora se alarmó la semana pasada cuando el actor no fue a recoger a los niños, tal y como habían acordado previamente. Preocupada por él pero sin ganas de retomar una relación a todas luces rota, O’Donell llamó por teléfono a uno de los mejores amigos del actor, David Bar Katz, que se personó en el nuevo domicilio de Hoffman y lo encontró sin vida tirado en el suelo. La droga había acabado con la vida del oscarizado actor y lo había matado completamente solo, sin su mujer o sus hijos haciéndole compañía.

O’Donell ha permanecido callada a lo largo de estos días en los que los periódicos han hecho su agosto recordando las truculencias de Hoffman. Todo lo que se conoce sobre la diseñadora  es por boca de los policías. A uno de ellos se le escapó que Hoffman estaba de nuevo soltero. También las insistentes llamadas que la diseñadora le hizo al actor antes de su muerte. Hoffman se convertía así en otra de las estrellas fugaces que han pasado por Hollywood demasiado pronto. Solo que esta estrella fugaz desfiló sola por un firmamento que le regaló aplausos pero le negó una forma de superar su apego a las drogas. 

Con cuentagotas comienzan a surgir detalles que amplifican la noticia de la muerte de Phillip Seymour Hoffman. Las referentes a la adicción que le ha llevado a la muerte y a su vida personal son las más frecuentes. El nombre de su pareja, la diseñadora Mimi O’Donell, ha sido el primero en aparecer en los medios. En los últimos tres meses había pedido al actor que se alejase de ella y sus hijos, ya que no quería que estos fuesen testigos  de su adicción a la heroína. Así, el protagonista de Capote se había mudado a tan solo unas manzanas de su hogar habitual, situado en Jane Street, para rehacer su vida y resolver sus adicciones a solas y sin testigos infantiles. El sábado anterior a su muerte, los vecinos aseguran que se pudo ver a Mimi al lado de Hoffman y que incluso lo llamó horas antes de su muerte, según habría confirmado a la policía, al ver que el actor se encontraba en un estado de desesperación que podía conducirlo a algún problema.

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