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Gwyneth, la nínfula de Shakespeare que acabó en los brazos de Chris Martin
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se ha separado del cantante de coldplay

Gwyneth, la nínfula de Shakespeare que acabó en los brazos de Chris Martin

"Siempre hemos llevado nuestra relación de forma privada y ahora que decidimos de forma conjunta separarnos", anunciaba la actriz esta semana

Foto: Gwyneth Paltrow, durante el rodaje de un anuncio (Gtres)
Gwyneth Paltrow, durante el rodaje de un anuncio (Gtres)

"Siempre hemos llevado nuestra relación de forma privada y ahora que decidimos de forma conjunta separarnos, esperamos continuar de la misma manera". El anuncio de la separación de Gwyneth Paltrow y el cantante de Coldplay, Chris Martin, sorprendía a propios y extraños esta semana. Llevaban casados once años y parecían uña y carne. La boda se llevó a cabo una vez que ella anunció que estaba embarazada. Después llegaron los niños: Apple y, más tarde, Moses. Sin embargo, la separación ha acabado de un plumazo con la imagen idílica de una de las parejas más asentadas del ‘show business’. Antes de Martin, el historial amoroso de la protagonista de Shakespeare in love ya había dado unas cuantas vueltas. La ‘hija adoptiva’ de Talavera fue una de las novias de Brad Pitt y despuntó en el cine al mismo tiempo que su carrera subía como la espuma.

“Para mí es una gran actriz, una estrella. Cuando llega a un sitio lo ilumina”, contaba a Vanitatis, con cierto reparo y mucha discreción, Julia Ruiz, la que se convirtió en su segunda madre cuando la actriz fue acogida en su familia durante un intercambio de estudiantes cuando solo era una niña de 15 años. El mismo brillo cegador debieron ver muchos de los hombres que han pasado por su vida. A mediados de los 90, cuando era uno de los hombres más deseados del mundo, Brad Pitt empezó a salir con ella. Lo suyo duró casi hasta finales de los 90 y hasta que llegó Jennifer Aniston. “Yo estaba totalmente confundida. Lo dañé. Estaba muy alterada. Me obsesioné por mucho tiempo”, confesó la actriz posteriormente sobre aquella etapa amorosa que se inició cuando ambos coincidieron en la oscura Seven, donde también daban vida a una pareja con un final bastante macabro que incluía una cabeza decapitada.

Lo cierto es que la rubia y dulce Gwyneth sentía una curiosa fascinación por salir con hombres del mundo del espectáculo. A principios de los 90, ya había estado saliendo con el hoy olvidado actor Robert Sean Leonard. Después de Brad, llegó Ben Affleck. Coincidencia o no, empezaron a salir justo en la época en la que ella protagonizaba Shakespeare in love, el falso biopic del bardo inglés en el que Affleck ejercía un papel secundario. Con el tiempo, acabaría diciendo de él que era un “experto en complicarse la vida”. La relación duró desde el 97 hasta 2000, pero les dio tiempo a formar tándem en varias películas en las que, según muchos, hacían gala de su “sosez” (así los tildaron muchos críticos en la época). Es lo que ocurrió, por ejemplo, con Algo que contar, una historia de amor almibarada donde hacían gala de su belleza y de su carácter de pareja bonita de la nueva hornada de estrellas de Hollywood. Aquello se acabó también cuando apareció en escena Jennifer López y se lió con Ben Affleck.

placeholder Gwyneth Paltrow y Chris Martin, el pasado enero (Gtres)

Luego surgieron más romances forjados delante de las cámaras. Tras el rodaje de Los Tenenbaums de Wes Anderson, formalizó su relación con Luke Wilson. Más fugaz aún que la relación con Affleck, esta se agotó porque, al parecer, ambos no tenían demasiado en común, salvo lo errático de sus carreras. La Gwyneth de la que los Oscar se habían enamorado empezaba a desvanecerse a golpe de malos títulos y peores resultados en taquilla. Menos aún duró su amorío con Bryan Adams. Una fotografía de los paparazzi en la que ella aparecía en la parte de atrás de la scooter de él confirmó el idilio. Aquello fue en 2002 y los medios resaltaron que, nuevamente, su nuevo amor era un cantante, en definitiva,alguien del mundo del espectáculo.

La relación con Chris Martin, oficializada con un matrimonio y con dos hijos como resultado, ha fallado, según dicen, porque él no comparte sus inquietudes espirituales con el kabbalah. Eso es lo que ha acabado dando al traste con la relación, por muy surrealista que parezca. Creíble o no, lo cierto es que la dulce Gwyneth, últimamente más imagen de firmas que actriz de solvencia, vuelve a estar soltera. La vida, para ella, no parece ser una comedia romántica sobre Shakespeare. Sólo el tiempo dirá si, tras la dolorosa separación, llega otro hombre afín a su profesión que le devuelva la sonrisa a la tierna Viola.

"Siempre hemos llevado nuestra relación de forma privada y ahora que decidimos de forma conjunta separarnos, esperamos continuar de la misma manera". El anuncio de la separación de Gwyneth Paltrow y el cantante de Coldplay, Chris Martin, sorprendía a propios y extraños esta semana. Llevaban casados once años y parecían uña y carne. La boda se llevó a cabo una vez que ella anunció que estaba embarazada. Después llegaron los niños: Apple y, más tarde, Moses. Sin embargo, la separación ha acabado de un plumazo con la imagen idílica de una de las parejas más asentadas del ‘show business’. Antes de Martin, el historial amoroso de la protagonista de Shakespeare in love ya había dado unas cuantas vueltas. La ‘hija adoptiva’ de Talavera fue una de las novias de Brad Pitt y despuntó en el cine al mismo tiempo que su carrera subía como la espuma.

Jennifer López Familia Ruiz-Mateos