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30 años de 'Señora Doubtfire': la advertencia sobre las drogas y la profesionalidad obsesiva de Robin Williams
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30 años de 'Señora Doubtfire': la advertencia sobre las drogas y la profesionalidad obsesiva de Robin Williams

El actor mostró su faceta más profesional y obsesiva en el rodaje de una de sus películas más célebres, estrenada en noviembre de 1993

Foto: Robin Williams en una de sus creaciones más populares. (Disney)
Robin Williams en una de sus creaciones más populares. (Disney)

En los años 90, Robin Williams fue el 'dios' de un tipo de cine muy concreto. De ese que, podríamos decir, ya no se hace. Las películas infantiles fueron una de las salsas de las que se alimentó Hollywood. Tras el boom de 'Los Goonies' en los 80 o de 'Solo en casa' en los 90, el cómico de la sonrisa amarga (como todos recordamos, se suicidó en el verano de 2014) fue una garantía de éxito en ese cine para todos los públicos. 'Flubber' o 'Jumanji' fueron pruebas evidentes de esa conexión entre el actor y el género.

'Señora Doubtfire', la historia de un divorciado que se disfraza de nanny para poder estar cerca de sus hijos, fue uno de los grandes hits de la década. La comedia de Chris Columbus (el hombre tras la dirección de 'Solo en casa' y los guiones de 'Los Goonies' y 'Gremlins') se estrenó hace ahora 30 años, en noviembre de 1993. Y pocos dudan de que no podría hacerse hoy: el protagonista hace humor del hecho de disfrazarse de mujer. El travestismo se trataba con un tono humorístico, un enfoque que tendría escaso público por cómo han cambiado las cosas.

Hay que decir que la película iba a ser mucho más oscura, tratando el tema del divorcio de una forma más adulta. Finalmente se acabó suavizando y convirtiéndose en una cinta amable.

placeholder Sally Field y Robin Williams en un fotograma de la película. (Disney)
Sally Field y Robin Williams en un fotograma de la película. (Disney)

Williams demostró, desde el principio, una profesionalidad a prueba de bombas. Se tomó su personaje tan en serio o más que el propio estudio. Un día se fue a un local con la prótesis puesta para saber si la gente lo reconocía o no. Le salió bien: la mayoría de los clientes pensaron que era una mujer de verdad e incluso les costó reconocer en él al protagonista de 'Despertares' (ese había sido su gran éxito a principios de la década).

Sin embargo, tanta minuciosidad a lo actor del Método puso a prueba los nervios de sus compañeros. Por ejemplo, los de Sally Field, que encarnaba a su exesposa. Cada vez que compartían plano juntos, Williams insistía en probar una y mil formas de encarar la escena. Tanta repetición de tomas disgustaba a la veterana actriz.

Sin embargo, siempre elogió la genialidad de su compañero de reparto, que apenas un año antes había puesto voz al genio de Aladdin y también se permitió lujos y caprichos que no se le permiten a cualquier actor de doblaje. Disney se saltó sus requerimientos y él se enfadó. "Teníamos un acuerdo. Dije que pondría la voz. Lo hacía porque quería formar parte de esta tradición animada. Quería algo para mis hijos. El acuerdo era que yo no quería vender nada, ni en Burger King, juguetes o cosas así...". Genio y figura, se podría decir haciendo el chiste fácil. Robin Williams era consciente de su talento y sabía que se podía permitir exigir lo que fuese. Aunque muchos espectadores no comulgaron con su histrionismo.

placeholder La Sra. Doubtfire en plena reflexión. (CP)
La Sra. Doubtfire en plena reflexión. (CP)

La semilla de la depresión

Además de Field, otro compañero de 'Señora Doubtfire' que habló bien de Williams, a posteriori, fue el entonces niño Matthew Lawrence, que encarnaba a su hijo. El actor era apenas un adolescente en aquella película que también supuso el debut de Mara Wilson, la imborrable Matilda. Un día fue al camerino de Robin y no esperaba lo que este le acabó diciendo: "Nunca te drogues. Especialmente con cocaína'. Hablaba muy en serio. Me dijo: '¿Sabes por qué cuando vienes a mi camerino me ves así? Esa es la razón. Y ahora estoy luchando por el resto de mi vida porque pasé 10 años haciendo algo muy estúpido todos los días. No lo hagas'. Me mantuve alejado de las drogas por él", recordó Lawrence en un acto del Comic Con.

placeholder Matthew Lawrence (izda) junto a Williams, Mara Wilson y el resto del reparto. (CP)
Matthew Lawrence (izda) junto a Williams, Mara Wilson y el resto del reparto. (CP)

Aquella etapa desconocida de Williams, si bien no tuvo que ver nada con su precipitado final, sí que mostraba los demonios internos de un hombre que se dedicaba a hacer reír, pero también alojaba una enorme tristeza en su interior. "Por muy brillante que fuera ante la cámara, iba a visitarlo a su camerino para hablar, y fue realmente doloroso para él. No lo ocultó. Me habló de su adicción", remataba el intérprete.

Muchos fueron los que se sorprendieron del suicidio del actor en 2014. Pero su calvario no era nada nuevo. Poco tiempo antes de su muerte, Robin Williams empezó a notar los síntomas de la demencia con cuerpos de Lewy, un síndrome degenerativo del cerebro que prometía amargar el tiempo que le quedaba de vida. El protagonista de 'El indomable Will Hunting', la película que demostró sus talentos dramáticos y por la que ganó un Oscar, decidió acabar con ella el 11 de agosto de 2014. Su suicidio fue un golpe, un jarro de agua fría que pocos esperaban; como un tren infantil que se estrellaba en una vía que no era precisamente de juguete.

Entre las muchas dedicatorias que se le brindaron en las redes, sobre todo del público millennial, estaba la de haber sido parte de la infancia de mucha gente. Tres décadas después de su estreno, la Sra. Doubtfire sigue formando parte de esa trayectoria que dio alegría a millones de personas y 'escondió' la tristeza de un actor único.

En los años 90, Robin Williams fue el 'dios' de un tipo de cine muy concreto. De ese que, podríamos decir, ya no se hace. Las películas infantiles fueron una de las salsas de las que se alimentó Hollywood. Tras el boom de 'Los Goonies' en los 80 o de 'Solo en casa' en los 90, el cómico de la sonrisa amarga (como todos recordamos, se suicidó en el verano de 2014) fue una garantía de éxito en ese cine para todos los públicos. 'Flubber' o 'Jumanji' fueron pruebas evidentes de esa conexión entre el actor y el género.

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