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Cuida tus pies (casi) como en un salón de belleza
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Cuida tus pies (casi) como en un salón de belleza

El calor, llevarlos al aire, las sandalias con tacón o muy planas los destrozan... Mala noticia. ¿La buena? Hay soluciones a tu alcance para que sobrevivan a la temporada sanos y bellos

Foto: Hidrata por la noche con crema hidratante y un poco de papel film en los talones. (Imagen: Uterqüe)
Hidrata por la noche con crema hidratante y un poco de papel film en los talones. (Imagen: Uterqüe)

Llega el calor y nos desnudamos los pies. Primera agresión. Esos mismos pies que han estado a cubierto todo el invierno, protegidos por calcetines y medias, entran de pronto en contacto con el aire. Empieza el drama. La piel se reseca, se deshidrata, y en las ciudades, además, se ensucian por la contaminación y el polvo en suspensión. Así que hay que empezar por redoblar la higiene: más baños, mucho cuidado siempre con secarlos bien y redoblar la hidratación es el trío de cuidados básicos para mantenerlos a salvo.

¿Tacones o chanclas?

Pues ni una cosa ni la otra. Las sandalias con taconazo están genial. Alargan la pierna y hacen que los pies parezcan más esbeltos. Un efecto muy sexy, sí, por el que pagarás un precio: los pies se apoyan en talones y parte delantera de la planta y responderán rápidamente a esta presión con la aparición de unas antiestéticas y dolorosas durezas, por un lado; y con el riesgo de que las uñas se encarnen ya que, al fin y al cabo, en ellas desemboca la presión que los tacones ejercen sobre los pies.

Entonces, chanclas, pensarás. Bien planitas. Pues tampoco, porque la banda gruesa de tejido de la planta del pie se sobrecarga, se estira demasiado y puede provocar fascitis plantar, un intenso dolor desde los talones hasta el arco que necesita tratamiento médico. Que estén tan cerca del suelo tampoco les hace bien porque es mucho más fácil contraer hongos o cualquier otra infección.

Foto: Perfectas con vaqueros, vestido playero o pantalones cortos. (Imagen: Cortesía Mint and Rose)

¿Qué me pongo entonces?, te preguntarás. Los podólogos tienen la repuesta: tacones que no superen los 4 centímetros y materiales que dejen respirar al pie y no lo compriman. Y redoblar los cuidados, añadimos desde aquí. Mantener los pies bien hidratados, controlar las durezas y vigilar de cerca la salud de las uñas, más expuestas que nunca a los riesgos de vivir en contacto con el medio ambiente.

En el neceser

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Bodegón 1

•​ Hidratación intensiva. En verano, los pies necesitan hidratación constante. Este bálsamo, con extracto de mirra y caléndula, fortalece la piel y previene las durezas. Pero lo mejor: contiene caolina, un principio que deja los pies secos y una sensación muy confortable. Es el Bálsamo para Pies de Weleda (11,40 €).

•​ Exfoliar para suavizar la piel. Regálate una exfoliación dos veces a la semana. Es una inyección de juventud para tus pies porque elimina las células muertas y deja la piel extrasuave. Te proponemos Verveine Agrumes, de L’Occitane (24 €).

•​ El terror de las durezas. Andar descalza o hacerlo con taconazos son el pasaporte para que la piel de la planta del pie y los talones se endurezca y nos recuerde a la piel de un elefante. Horror. Dr. Scholl tiene una Lima Electrónica con distintos cabezales de cristal de diamante para acabar con las durezas allá donde se encuentren. Velvet Smooth (41,99 €).

•​ Las cutículas no se quitan. Lo dicen los dermatólogos: la cutícula sella la uña y retirarla podría provocar infecciones. Si quieres que el lecho ungueal (la frontera entre la uña y la piel) esté bien definido, es mucho mejor trabajarlo con un palito de naranjo y utilizar una exfoliante para que la piel de la cutícula se afine. Esta contiene aguacate para proporcionar humedad a esta zona tan seca. Exfoliating Cuticles Cream de Opi (18 €).

•​ Uñas fuertes, uñas sanas (y bonitas). El aceite de neem es una joya para las uñas porque las fortalece, las alisa, les da un brillito muy saludable y nutre las cutículas. ¿No ves el momento de aplicarlo? Hazlo por la noche. Extiende una gota sobre las uñas limpias y masajea hasta que penetre mientras disfrutas de lo bien que huele. Aceite de Nim para Uñas, de Dr. Hauschka (28,20).

•​ Los talones, la zona cero. Mucha gente vive su particular calvario estival en forma de talones agrietados. La causa está en la presión excesiva sobre la planta de los pies y talones, que se vuelven más gruesos, se cuartean y, en los casos más dramáticos, se agrietan. Si tienes tendencia a padecer este problema, utiliza una crema específica dos veces al día para controlarlo. Crema Talones Agrietados Neutrógena (9 €)

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Bodegón 2

•​ Primero, relajar los pies. Porque el instante en el que te quitas las sandalias y sumerges los pies cansados y doloridos en agua fría se parece bastante a rozar el cielo con los dedos. Si añades una pastilla efervescente, harás mucho más que rozarlo… Estas sales, con aceites esenciales de menta, artemisa, abeto y sales de bicarbonato, son de Belfeet (1,50 € cada pastilla).

•​ Una mascarilla, dos veces al mes. Cuando suben las temperaturas, hay que aumentar la frecuencia porque la piel de la planta de los pies y talones se vuelve mucho más gruesa como consecuencia de llevar tacones y sandalias y puede, en los casos más extremos, agrietarse. Xérial Peel es la mascarilla dermatológica de SVR (21,90 €).

Llega el calor y nos desnudamos los pies. Primera agresión. Esos mismos pies que han estado a cubierto todo el invierno, protegidos por calcetines y medias, entran de pronto en contacto con el aire. Empieza el drama. La piel se reseca, se deshidrata, y en las ciudades, además, se ensucian por la contaminación y el polvo en suspensión. Así que hay que empezar por redoblar la higiene: más baños, mucho cuidado siempre con secarlos bien y redoblar la hidratación es el trío de cuidados básicos para mantenerlos a salvo.

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