¿Por qué está tan de moda utilizar champús sin sulfatos?

Hace tiempo que empezamos a concienciarnos sobre la relación entre el cuidado de la piel y determinadas intolerancias y reacciones alérgicas, pero no ha sido hasta hace poco cuando hemos empezado a sentir la misma preocupación por el cuidado del cabello y del cuero cabelludo. Y es que con tantos tintes y decoloraciones, con tanta contaminación y con el uso continuado de herramientas de calor, nuestro cabello se ha sensibilizado muchísimo y su cuidado exige un poco de atención extra por nuestra parte.

Hace unos años, en EEUU se descubrió que las mujeres con cabellos sensibilizados tenían necesidades capilares diferentes al resto y la realidad es que, como nos cuentan desde L'Oréal, existen 10 millones de mujeres en España que tienen el cabello seco, teñido o rizado, el cual es mucho más delicado, suele ser más áspero, quebradizo y difícil de desenredar, por lo que muchas veces el uso de un champú y otros productos clásicos no es suficiente. Por ello es cada vez más común encontrar productos capilares libres de sulfatos, siliconas y parabenos, siguiendo la tendencia no-poo (abreviatura de no-shampoo).

Si los productos 'sin' te parecen una de las cosas menos apetecibles del mundo, sigue leyendo porque vamos a cambiar el prejuicio que te causa esta preposición, al menos en un ámbito. Si bien es cierto que todos los productos alimenticios 'sin' son buenos para nuestra salud pero pésimos para nuestra felicidad inmediata (cerveza sin alcohol, productos sin azúcar, sin grasas, sin gluten, sin lactosa... ¡Qué rico está lo que peor nos sienta!), cuando hablamos de productos de belleza 'sin' la cosa cambia. Es increíble la cantidad de ingredientes que puede llegar a tener una fórmula cosmética y alarmante es también la cantidad de la que se podría prescindir.

Absolue Légende, de Dessange; Low Shampoo, de Elvive; Perfecting Spray de la línea Restore, de Living Proof; Love Shampoo, de Davines.

El tema de los parabenos sigue siendo controvertido. Estos ingredientes son los conservantes que se emplean en los cosméticos y aunque su presencia se relacionó con algunos tipos de cáncer, nunca llegó a probarse. Por ello siguen utilizándose, pero es cierto que cada vez más compañías deciden sustituirlos por otro tipo de conservantes. Otro caso diferente son los sulfatos. Se trata de compuestos de la familia de los detergentes que se emplean para que la limpieza del cuero cabelludo y el pelo sea efectiva, porque está claro que con el agua no basta. Producen la espuma cuando nos lavamos la cabeza y por sí solos no son tóxicos, pero limpian de una forma tan agresiva que resecan el cuero cabelludo, ya que se llevan por delante la barrera lipídica protectora natural de la piel. Esta acción puede producir picores, descamación, sensibilidad... Y si tienes el pelo teñido, tu color durará muchísimo menos. Ojo, esto no significa que los champús sin sulfatos no limpien; lo que ocurre es que se emplean limpiadores más respetuosos, pero que también son más caros y que encarecen el precio final del producto.

Precisamente, si usas un champú sin sulfatos, deberías prescindir también del uso de productos con siliconas, ya que resultan muy difíciles de limpiar. ¿Y qué son las siliconas? Se encuentran en muchos tipos de producto para el pelo, pero sobre todo en los de peinado. Funcionan envolviendo la fibra capilar, otorgándole brillo y suavidad. Lo malo es que con el tiempo se van acumulando, haciendo que nuestro pelo pierda su volumen natural. Además hacen que el cabello se ensucie antes y lo debilitan.