¿La mascarilla produce más patas de gallo? Aquí la respuesta
La única zona del rostro que no está tapada en tiempos de mascarilla es la mirada. Si te das cuenta, estamos hablando con ella y esto acelera las patas de gallo. Aprende a frenar el proceso
La mascarilla ha limitado nuestra forma de comunicarnos y aunque no lo creas están afectando también a tu piel. No diremos aquello de que los ojos son el espejo del alma porque está muy manido, pero está claro que son la parte del rostro que más expresa. Y si además quedan al descubierto por el uso de la mascarilla, ¡voilà! Sin darnos cuenta los hemos proclamado epicentro de nuestros gestos y lenguaje no verbal.
Un estudio reciente de los laboratorios especialistas Allergan Aesthetics afirma que para un 58% de los españoles los ojos han cobrado más importancia desde que llevamos cubiertos nariz y ojos, un 73% reconoce adivinar por la mirada si la otra persona está cansada, enfadada o triste, y un 23% se ve capaz de calcular la edad por la presencia de arrugas u ojeras. Nuestra forma de detectar emociones ha cambiado radicalmente. Pero también nuestra forma de expresarlas, no nos negarás que al no poder sonreír con la boca has forzado tu expresión para que denote complicidad con el oyente.
Y esto no solo sucede en la zona de los ojos, el código de barras se ha visto completamente afectado por esta situación: "Las mascarillas produce sequedad y la falta de oxigenación, y no cabe duda de que una piel seca y mal oxigenada es más propensa a 'romperse'. Y por otro lado, al llevar la boca tapada gesticulamos más para hacernos entender", asegura la médico estético Paula Rosso. Según esta experta, el código de barras "se produce por la contracción muscular repetida que acaba quebrando la piel. En esta zona están el músculo orbicular de la boca a nivel profundo y rodeando todo el labio, a continuación hay una capa de grasita y después la piel. Con el paso del tiempo, se pierde esa capa de grasa y la piel se afina, con lo que las contracciones repetidas hacen que las arrugas se marquen".
Más allá de la sonrisa hablamos con la mirada, y esto puede tener una parte poética, ya que como cuenta el Dr. José Mª Ricart, director médico del Instituto Médico Ricart en Ruber Internacional, “las líneas de expresión nos demuestran que estamos vivos, que nos reímos y enfadamos, pero también exhiben los primeros signos de envejecimiento”. Es decir, las patas de gallo.
Desde +Farma Dorch cuentan que con la mascarilla todo el peso recae sobre los párpados, las cejas y el contorno de los ojos. Guiños, frunces, aperturas excesivas… La piel se empieza a contraer por encima de sus posibilidades y empeoran las arrugas dinámicas justo cuando toda la atención se concentra en esta zona. Y no parte con ventaja, porque de por sí esa piel es una de las más finas y sensibles, y “envejece por más factores como la genética, el cansancio, el estrés, los cambios de peso y de temperatura, la mala alimentación, el sol, la polución y los gestos”, explica Sonia Márquez Dorch, directora de Comunicación y Ventas de +Farma Dorch. Y si es una piel seca, aún más. Beatriz Beltrán, médico internista especializada en estética, habla también de bolsas y ojeras y una progresiva caída de cejas.
Ojos secos por la mascarilla
El maskné o acné por usar mascarilla es la prueba de que la piel, bajo el tejido, se macera, se irrita y en ocasiones sufre granitos. Pero, según la Dra. Beltrán, esta protección también puede provocarnos afecciones oculares, sensibilidad y deshidratación en el contorno de los ojos, y la culpa es de la exhalación del aire, que hacemos por la parte superior provocando así sequedad de la mucosa conjuntival: “Con el tiempo puede acarrear conjuntivitis de repetición o el síndrome del ojo seco, lo que supone en el contorno de los ojos deshidratación, irritación o inflamación”.
Hay que buscar tratamientos cosméticos con activos como el retinol, que favorece la producción de colágeno, la vitamina C antioxidante, que atenúa las líneas de expresión, péptidos para mejorar la firmeza y ácido hialurónico hidratante. Desde +Farma Dorch añaden la cafeína con efecto descongestionante, el silicio orgánico regenerador y la alantoína, renovador celular. Pero un buen contorno debe además cumplir las siguientes premisas, dice Sonia Márquez: mejorar el riego sanguíneo, no aportar grasas (por eso la crema facial no vale para esta zona, alimentaría las bolsas), tener un pH adecuado para no irritar, y efecto antiarrugas y reafirmante. De base, un buen estilo de vida: dieta equilibrada, beber agua, evitar el tabaco y la polución, descansar y hacer ejercicio.
Iluminador y máscara, en el punto de mira
A la cosmética le ha salido un buen aliado a la hora de disimular una mirada envejecida: el maquillaje. Pero ojo, porque la tentación de lanzarse a aplicar sobredosis de capas produce todo lo contrario: pesadez, dice Junior, maquillador internacional de Dior. “Recomiendo empezar masajeando el contorno de ojos con un utensilio frío, como el cabezal de metal del propio producto o una cuchara fría, así como presionar las cejas entre el pulgar y el dedo índice para abrir la mirada, desde el nacimiento de la ceja hasta la cola".
Después Junior recomienda una fina capa de prebase o primer en todo el contorno y aplicar el corrector solo en el lagrimal, donde la piel es más oscura, nunca en las bolsas; de lo contrario marcaríamos las arruguitas. “A continuación, un toque de corrector en el rabillo exterior del ojo, para tapar la línea roja a menudo responsable de una mirada cansada”, prosigue. Podemos rellenar la línea de agua de las pestañas superiores con un lápiz waterproof oscuro de la mitad hacia afuera para ganar apertura; y las cejas, según frondosidad, aconseja peinarlas y fijar con una máscara de color específica o rediseñar con un lápiz ultrafino.
Medicina estética al rescate
Y donde todo lo anterior no llega, lo hacen los tratamientos médicos estéticos. La reina, como señala el Dr. Ricart, sigue siendo la toxina botulínica, “la más eficiente para suavizar las patas de gallo consecuencia de la gesticulación (a partir de 150 euros), así como el tratamiento de hidratación y redensificación con infiltraciones de ácido hialurónico, aminoácidos, vitaminas y minerales (a partir de 350 euros) o los hilos tensores que se anclan al tejido, con la ventaja de que cuando se reabsorben generan una gran cantidad de colágeno, lo que ayuda a mantener la elasticidad (desde 500 euros). La Dra. Beltrán apuesta por Ultherapy, ondas focalizadas de alta intensidad para conseguir una mirada abierta (desde 600 euros) y por Fotona Smooth Eyes, que combina el láser Erbio y Neodimio para crear calor de forma controlada y estimular así la producción de colágeno (500 euros).
Fórmula multicorrección con efecto antiarrugas y reafirmante de párpados con un 99% de ingredientes 'clean' que ilumina, combate bolsas y ojeras, y refresca la mirada (48 euros).
Es una prebase hidratante de larga duración con SPF 20, que ayuda a proteger el contorno de los ojos, a hidratarlo y a iluminar la mirada (48 euros).
Este favorito de muchas influencers contiene aguacate regenerante, té verde antioxidante y cafeína para combatir bolsas y ojeras (30 euros).
Es una crema específica con vitamina K y ácido hialurónico, que atenúa el color morado, aporta luminosidad y elasticidad (44,95 euros).
Masajeador iluminador que alivia el cansancio de la mirada, reduce los signos de la edad y el estrés (139 euros).
La mascarilla ha limitado nuestra forma de comunicarnos y aunque no lo creas están afectando también a tu piel. No diremos aquello de que los ojos son el espejo del alma porque está muy manido, pero está claro que son la parte del rostro que más expresa. Y si además quedan al descubierto por el uso de la mascarilla, ¡voilà! Sin darnos cuenta los hemos proclamado epicentro de nuestros gestos y lenguaje no verbal.