Sofía Ellar: "Yo tengo un lema, cuanto más natural todo mejor"
La reina de la música de las terrazas españolas nos descubre sus secretos de belleza
Gran Vía, 12 de la mañana, entre los cláxones y el ruido sobre el asfalto se entremezclan unas notas musicales y una letra alegre que cae desde una de las terrazas que se encuentran en la principal avenida madrileña.
La voz que suena es la de Sofía Ellar en directo; la canción, ‘Amor de anticuario’, una melodía que desde que la lanzó no ha parado de repetirse y que lleva la friolera de 7.894.527 visualizaciones en YouTube. Este mediodía está dando un concierto a influencers y algunas fans celebrando que ha sido elegida embajadora de la firma de belleza Weleda; para ser más precisas, de la nueva línea Hidratación y Frescura 24H con extracto de cactus. Nos dedica unos minutos después de la actuación para contarnos las claves de sus cuidados personales y algún detalle más que nos ha sorprendido.
Vanitatis: Sofía, parte de tu éxito es la naturalidad… ¿Qué otras características dirías que forman parte de ti?
Sofía: Mi sello de identidad es que soy libre -de hecho, así se va a llamar mi próximo disco-, el ser yo, poder decir 'esto es lo que hay te guste o no'. Me gusta mucho la sinceridad aunque no es lo que se lleva, ser sincero no está de moda y a la mínima que opinas o dices algo siempre se malinterpreta aunque sea lo más objetivo y lo más coherente. Hay que ser consecuente, y ese es mi camino y quiero que sea largo en el tiempo.
V: ¿Eres coherente por dentro y por fuera?
Sofía: Yo tengo un lema, cuanto más natural todo mejor. Cada mañana me levanto y me tomo un chupito de aloe vera (que está malísimo, pero me ayuda a arrancar el día). Me hidrato todo el rato, cuanto más mejor, llevo siempre un agua termal o una bruma como la de Weleda. Bebo también mucha agua y también de coco porque eres lo que comes y lo que te hidratas. Más ahora en verano, necesito productos refrescantes. Me gusta hacer mucho deporte y me ayuda a reducir el estrés, soy una polvorilla, cuesta agotarme, es complicado, así que me canso haciendo ejercicio. Como muy sano, proteína, verdura, no como mucha carne, ni demasiado pescado (pero poco). Descanso bien, para cuidar la voz.
V: ¿Y tu pelo y maquillaje?
Sofía: Me maquillo yo, con la ayuda de mi representante Pati, pero solo para los conciertos, en el día a día no uso nada. Hoy, por ejemplo, solo me he puesto un poco de máscara de pestañas y unas pegatinas al lado de los ojos, aunque no soy nada excéntrica y mi rollo está muy definido, me gusta darle un poco de alegría. De gira y para conciertos me suelo valer por mí misma con mi set de maquillaje. Lo mismo con el pelo, me lo lavo lo justo, solo cuando él realmente me lo pide, se regula de forma natural. Pruébalo. Si venimos de vivir en la naturaleza. Lo único si tengo un concierto muy muy grande, sí que me ayuda alguien. Pero me gusta estar mucho tiempo con la banda, son los que te acompañan y no te dejan sola cuando estás encima del escenario. Me gusta hacer piña.
V: Y ahora te vinculas a una firma de belleza… ¿Qué tiene que ver esta contigo?
Sofía: A la hora de colaborar tienes que hacer una sinergia. Es tan importante lo que yo tengo que ver con ella como ella conmigo. Lo he hecho porque siento que en el corazón, en los valores principales de la marca Weleda, hay un punto común con Sofía Ellar. Yo he estudiado Dirección de Empresas y sé la importancia de que una marca sea coherente desde su base. Yo soy consumidora de la marca alemana desde hace mil años, la conozco porque mi madre se cuida una barbaridad la piel. Es de las de prevenir y he tenido siempre sus productos, desde la Loción Tónica Vivificante al Sérum Concentrado Redensificante de Onagra y, por supuesto, la Skin Food. Siempre que tengo que hacerle un regalo a una amiga, tiro de cualquiera de sus productos. No soy una persona que haga colaboraciones por un tubo, pero sus valores de respeto al medioambiente, a los animales o sus productos biodegradables encajan con mi alma y por eso dije un rotundo sí.
V: ¿Trasladas esos valores a tu vida?
Sofía: Sí, más allá de los escenarios y de la pantalla trato de crear una comunidad que ya identifica a Sofía con sus anillos, con su pelo loco, con sus gatos, su guitarra, su rollo de vivir hippy, pero siempre habiendo estudiado bien las cosas. Es como mi carrera musical, nació de una forma orgánica, era mi afición, y mis padres me recomendaron estudiar Administración y Dirección de Empresas, que me formara y que tuviera un plan A sólido. Pero cuando acabé mi grado, como proyecto hice un análisis de si había un espacio para mi estilo en el sector. Hice un proyecto de una hipotética artista y me metí a elaborar un análisis financiero y de marketing del estado de la industria en ese momento. Vi que hay un hueco en el mercado para financiar. Conocí a Rosa Lagarrigue y me di cuenta de que con el proyecto que tenía y algunos inversores (friends & family) me podía pagar un disco.
Estudié cómo funcionaban los ingresos por streaming, que devaluaba el precio de los discos, la piratería, cómo la tecnología había cambiado la forma de escuchar música, a las productoras… Mis 'inversores' se reían de mí cuando me aplicaba el tipo de interés por el préstamo, cuando me quise dar cuenta estaba dando un concierto en Joy Eslava aún sin haber grabado ni un disco y solo con mis propuestas de YouTube. Lo hemos ido profesionalizando con los años, con sinergias. Aunque el reto más difícil ha sido conseguir un equipo que reme y entienda esos valores y esa marca, y generar todo lo que hay que generar alrededor de Sofía Ellar, que son muchas más cosas que la música que te pueda gustar más o menos. Esa cultura que hemos construido alrededor que es orgánica, porque lo que ves es lo que hay, yo no soy una diva y es la versión que más le gusta a mi familia (no me atrevo a llamarles fans), mi público, que son los que han decidido que esto arrancase.
V: ¿Cuál es tu paleta en la vida?
Sofía: El turquesa, el rosa fucsia, sobre todo en verano, me gustan las plumas, me gusta vestir la vida y las calles de verano. Sobre todo ahora que están las ciudades grises, la gente apagada, y llenar de alegría al mundo.
Gran Vía, 12 de la mañana, entre los cláxones y el ruido sobre el asfalto se entremezclan unas notas musicales y una letra alegre que cae desde una de las terrazas que se encuentran en la principal avenida madrileña.