Carla Bruni y su selfie a cara lavada y con el cabello rubio para celebrar el otoño sin filtros

Desfiles, estrenos de cine, ensayos en el estudio de casa retransmitidos por redes sociales… Carla Bruni se ha tomado su regreso a la vida pública muy en serio y su estrategia es clara: look natural en la alfombra roja, cara lavada en casa. Autoproclamada como la Bella Hadid adulta, la exmodelo ha reducido considerablemente su uso de maquillaje y se apoya sobre todo en los tratamientos cosméticos antes que en el color, como señala el mandamiento no escrito de las 'it girls' francesas, a pesar de que Carla no olvida sus raíces italianas.

En su reglamento beauty, no suelen faltar las extensiones de pestañas, un discreto truco con el que consigue despertar su mirada, multiplicar el volumen de las suyas naturales y prescindir de maquillaje. La oscuridad de las extensiones genera la sensación de un párpado delineado, pero sin ningún tipo de aderezo cosmético. Hace unas semanas, la cantante confesaba que tenía covid y compartía varias fotografías desde la cama, con fiebre y gorro incluido. Por supuesto, a pesar del rubor típico de las décimas de temperatura de más, también se apreciaba que sus ojos permanecían inalterables ante la enfermedad… ¿Maquillaje? No, sus inseparables extensiones de pestañas.

Un pelo muy distinto

Pero la última retahíla de selfies que Carla Bruni compartía en Instagram no seguían la misma tónica de sus posts como enferma de covid. Sin rastro de las extensiones de pestañas y apuntando en reiteradas ocasiones que no llevaba ningún tipo de filtro de Instagram, la cantante aparecía en su jardín, enfundada en un bañador verde militar de Re Sea -una de las marcas favoritas de Tamara Falcó-, acompañado de parca y botas. El cabello alborotado y la cara limpia, como si acabara de despertarse, nos mostraban una Carla como nunca antes la habíamos visto.

Quizá su pelo, varios tonos más claro, era la parte más llamativa de la estética de las fotografías. Si hay algo que Carla jamás ha alterado a lo largo de los últimos años es su cabello. Ni siquiera llegar a los 50 convenció a la italiana a seguir la tónica de cortarse el pelo con el paso de los años como hasta ahora dictaban los convencionalismos sociales. Carla defiende la melena y encaja con su estilo. Su melena desfilada y llena de capas, siempre busca un aire relajado cuidadosamente peinado para conseguir el look street style parisino al estilo de Caroline de Maigret.

El habitual castaño chocolate de Carla ha dejado paso a un rubio caramelo, bastante más oxigenado en las puntas, en lo que parece ser un degradado natural con el que iluminar el cabello. Detrás de este tipo de aclarados naturales suele estar la idea de rejuvenecer el look o de camuflar las posibles canas en el nacimiento del cabello. Lo curioso de esta nueva coloración es que la melena hasta ahora saneada y con puntas hidratadas que siempre habíamos visto en la cantante dejaba paso a un cabello pajizo con las puntas secas y abiertas a las que se sumaba el efecto óptico de las mechas más claras.

La cantante acudía a la peluquería a mediados de octubre y dejaba entrever en sus redes sociales una melena algo más corta y sobre todo muy capeada. Precisamente por esta reciente cita con el peluquero, sus puntas y el color de su cabello deberían estar mucho más cuidados, prueba indiscutible de que su pelo es en realidad mucho más seco de lo que creíamos. Carla acude a cada evento con su pelo perfectamente moldeado y libre de frizz, lo que hasta ahora creíamos que era algo natural pero que queda claro que es fruto del perfeccionismo de la italiana.

El rostro sin filtrar de Carla Bruni no es por tanto un gran descubrimiento, ya que parece haberse convertido en su nuevo hobby, sin filtros ni maquillaje pero con una luz envidiable, Carla dispara millones de veces hasta captar la instantánea perfecta, o más exactamente, las 4 o 5 en las que mejor sale. Eso sí, todo acompañado de un escenario natural en el que su rostro se funda con los colores de otoño.