Qué ponerte y qué no para una graduación

Si tecleas en Google 'vestidos de graduación', el buscador automáticamente te lanzará miles de referencias de tiendas online en las que poder comprar. Sin embargo, es muy probable que la mayoría de las prendas que aparezcan entre las sugerencias no sirvan en absoluto para un evento de estas características. O bien son demasiado festivas o bien pecan de todo lo contrario. Alcanzar el equilibrio puede ser complicado. Porque, por más que tengamos dominado el terreno de invitadas a una boda, a una fiesta de etiqueta o una comunión, se nos escapan contextos poco frecuentes como este. ¿Cómo se debe una vestir para un acto de entrega de diplomas?

El 'dress code' que se pide para este tipo de ceremonias es un código de vestimenta formal. Lo que significa que no todo vale. “La graduación no es un desfile de moda, ni una alfombra roja, así que hay que tener cuidado con las faldas mini, los vestidos largos, los zapatos de plataformas, los peinados sofisticados y el maquillaje excesivo”, indica Maria José Gómez Verdú, directora de Protocolo y Etiqueta. “Es un evento donde reina la sobriedad y elegancia. Así que tanto aquella persona que es la graduada como las personas que las acompañan deberán ir correctamente vestidas y respetar el 'dress code' formal que impone este tipo de acto”, apunta la experta a Vanitatis.

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Desde este punto de partida y teniendo en cuenta que el clima también importa –“nada de acudir con lino en enero o con pana en pleno agosto”, recuerda Gómez Verdú–, del mismo modo que lo hace el espacio en el que vaya a tener lugar de celebración, se puede empezar a buscar un look acorde con nuestros gustos y nuestra fisionomía que respete la rectitud demandada.

Tres son las sugerencias de los expertos para acertar en una graduación: un vestido midi, un traje o un conjunto de falda y blusa. La primera de ellas es la alternativa que funciona tanto de día como de tarde-noche y es más extendida, pero, como bien recalca Maria José Gómez Verdú, “a la hora de elegir el tejido hay que tener en cuenta que irán bien aquellos de cóctel, pero siempre y cuando no sean demasiado brillantes u ostentosos. Un bonito chiffón monocolor o estampado sencillo será perfecto”, afirma.

La sastrería es la otra opción imbatible porque es tan cómoda como elegante. “Si este tipo de combinación se considera un poco sosa, se pueden jugar con los complementos, un buen par de zapatos o un bolso pueden marcar la diferencia”, recomienda la especialista en protocolo y etiqueta.

Por último, no hay que perder de vista la otra fórmula ganadora, la de las faldas rectas o de línea 'A', a las que se les puede añadir un bonito top o una blusa refinada para que el dúo encaje. En todos los casos, lo importante es no olvidarse de la sobriedad que se espera, como cuenta Adriana Chaves, consultora de imagen y estilo: “Vamos a evitar los brillos, lentejuelas y escotes muy pronunciados tanto en el pecho como en la espalda”.

Cuidado con los complementos

El poder de los complementos es indudable en un estilismo porque, del mismo modo que son capaces de elevarlo, pueden estropearlo por completo. En el caso de las graduaciones cobra especial relevancia este punto porque es donde más errores se suelen cometer. Si hablamos de calzado, por ejemplo, lo recomendable es que este sea cerrado, de un tacón no demasiado alto de unos 4 o 5 centímetros, sin plataformas y bajo ningún concepto, recurrir a las zapatillas como coinciden todos los especialistas.

Lo mismo ocurre con los accesorios. “Nada de utilizar joyas o bisutería demasiado llamativa u ostentosa. Mejor optar por lo tradicional, un punto de luz en las orejas, un bonito anillo sencillo o una pulsera fina”, indica Maria José Gómez Verdú, directora de Protocolo y Etiqueta.

La consultora de imagen, Adriana Chaves, explica también otras consideraciones a tener en cuenta a la hora de completar el estilismo: “En cuanto al maquillaje y el peinado en eventos de mañana-tarde, lo más acertado van a ser acabados más naturales, labios en tonos suaves y rosas, el cabello suelto o semirrecogidos para dar una apariencia fresca y radiante”, afirma.

Todos estos puntos son aplicables tanto para graduadas como para invitadas a un acto así, sin importar demasiado si se trata de una universitaria o escolar. “En ambos casos se trata de actos formales, donde los estudiantes han superado un reto importante, unos para reincorporarse a una formación superior y otros para reincorporarse al ámbito laboral, por ello merece la justa formalidad y respeto desde el punto de vista de los laureados y familiares”, recuerda Gómez Verdú.