Qué tener en cuenta si te has decidido a llevar balaclava

Nos encontramos en muchas ocasiones frente a tendencias que no sabemos muy bien cómo incorporar a nuestro día a día. Algunas por falta de creatividad a la hora de lucirlas y otras por no saber muy bien cuándo hacerlo. Este segundo dilema es el que se nos plantea con la balaclava. Desde que, en el pasado invierno, las reinas del street style se atrevieron con ella tras verla sobre la pasarela surgieron también nuestras ganas de probar, pero el miedo al ridículo y el poco conocimiento sobre su modo de uso provocaron que la idea de lanzarnos se esfumara.

Este 2023 tenemos una segunda oportunidad de hacerlo porque, pese a su complejidad, se mantiene firme entre los accesorios del momento para hacer frente al frío. Al fin y al cabo, ese es su propósito: protegernos de las bajas temperaturas de una manera completa.

Su forma nace de la unión de un gorro y una bufanda y su origen se remonta al siglo XIX. En concreto, a la guerra que enfrentó a rusos y a ingleses en la región de Balaclava, en la península de Crimea. La historia dice que los soldados ingleses sufrían tanto con aquel clima que necesitaban una prenda que les abrigase, y de ahí surgió esta que cubre toda la cabeza a excepción del rostro.

Del campo de batalla no llegó a las calles hasta más de 100 años después cuando, sorprendentemente, a finales de la década de los 60 iconos de estilo como Audrey Hepburn y Jackie Kennedy lo convirtieron en su complemento estrella para sus looks en la nieve.

Tras este pequeño repunte, la balaclava volvió a quedar en el olvido salvo para la cantidad de niños y niñas que pasaron su infancia con una puesta –al cual, por cierto, no conocían con este nombre, sino con el de verdugo o buzo– y no fue hasta el 2018 que logró abrirse camino de nuevo gracias al impulso de firmas como Gucci, Vetements o Calvin Klein.

No ha tenido nada fácil triunfar puesto que la asociación de este artículo a la violencia y la actividad criminal seguía latente. Ha costado más de cuatro años que este controvertido accesorio se empiece a ver no solo entre influencers y celebrities –Rihanna y Beyoncé fueron de las primeras en aparecer con uno puesto–, pero parece que por fin se ha logrado. Citan desde el medio 'Business of Fashio'n que la “tormenta perfecta” la desencadenó la pandemia porque fue la que incitó el deseo de “experimentar con un vestidor más extravagante después de largos periodos de distanciamiento social y autoaislamiento”. Y lo cierto es que este podría ser perfectamente el detonante de su éxito porque, desde entonces, las redes sociales están saturadas de personas presumiendo de estas piezas.

La plataforma de compras de moda Lyst informó que las búsquedas aumentaron un 344% entre 2021 y 2022; mientras que en la web de reventa StockX, las búsquedas de pasamontañas se multiplicaron por cinco en ese mismo periodo.

En las principales tiendas ‘low cost’ ya hay muchos de estos modelos. Como más se encuentra en las tiendas es en su versión de punto a modo de pasamontañas, pero también hay adaptaciones algo más sofisticadas que pasan por recrear las clásicas capotas con las que se visten las cabezas de muchos bebés.

En cualquiera de los casos, lo que hay que tener en cuenta a la hora de lucir una balaclava es que se trata de una pieza rotunda y, por tanto, no da lugar a medias tintas. Causa verdadero impacto cuando la llevas puesta y puede incluso resultar intimidante para quien te vea con ella –esto suele suceder con las que cubren todo el rostro dejando únicamente al descubierto los ojos–, lo que implica que su uso queda reservado exclusivamente para el exterior y en contextos que no lleven a la controversia.

La otra consideración antes de tapar nuestra cabeza y cuello con una podría ser la de intentar evitar el efecto disfraz, pero, dado que eso resulta bastante subjetivo, preferimos hacer referencia al refranero español y hacer nuestra la frase que mejor resume el código de estilo de la balaclava: “Ande yo caliente y ríase la gente”.