Kate Moss, Julianne Moore y Úrsula Corberó, juntas en el desfile de Bottega Veneta

La piel como símbolo de su visión del lujo e hilo conductor de todas sus colecciones desde hace 57 años. "El verdadero lujo requiere tiempo. Al crear un bolso Bottega Veneta contamos los días, no las horas", expresó la marca hace unos meses, coincidiendo con el anuncio de la apertura de una escuela en Italia. Nos referimos a la Accademia Labor et Ingenium, una nueva escuela dedicada a la artesanía en la que Bottega Veneta forma a 50 estudiantes en el arte de trenzar bolsos. Otro logro que la firma le debe a Matthieu Blazy, su actual director creativo.

Desde que entrase a la casa de moda italiana, el joven diseñador belga no ha cesado en su empeño de volver a conectar la marca con su pedigrí italiano, elevando la emoción y la artesanía por encima de la "obsesión por la tecnología y la novedad", palabras textuales. Hoy es una de las firmas más codiciadas y reputadas en la industria de la moda mundial. Disfrutando de esa posición privilegiada, desembarca en Milán para presentar su colección de otoño-invierno 2024-2025.

De Vicenza, la ciudad italiana donde tiene asentado su centro de operaciones, a la capital de la moda. Con una pequeña pista en el perfil de Instagram de Blazy: un vídeo con la música de 'Einstein on the Beach: Knee Play 1' de Michael Riesman en el que los primeros planos de varios modelos masculinos y femeninos se entrelazaban con unos paisajes rocosos. Como protagonistas de la estampa, los cactus. Precisamente uno fabricado a mano con cristal de Murano acompañaba la invitación que han recibido los asistentes al desfile. "Expresa el compromiso con la artesanía innovadora y simboliza fuerza, protección y adaptabilidad", ha contado la firma.

En tamaño escultural, un cactus ha recibido a las personalidades que se han acercado a conocer la colección. Actrices de la talla Julianne Moore y Salma Hayek con sus respectivos maridos, modelos como Kate Moss, o el rapero A$AP Rocky, no han dudado en posar con el cactus fabricado en cristal de Murano. Como representación española, los actores Úrsula Corbero y Miguel Herrán.

Para esta nueva temporada, la marca ha hecho desfilar a sus modelos, como era de esperar, entre cactus, representando en estas figuras algunos de los valores de la firma. Una colección que se define por dos rasgos: pasión por la artesanía y una moda 'genderless', una moda sin género, unisex y para todos.

La paleta cromática, aunque rica, ha estado marcada por los colores del desierto, el hábitat natural de los cactus. Looks teñidos de verde, azul cielo, granate, marrón chocolate y amarillo pálido han compartido planos con clásicos como el negro, el gris y el blanco. Si apuntamos a los tejidos, no ha faltado la piel en todas sus versiones, también punto, espiga, satén y materiales rústicos.

En ese juego por encontrar una moda global, los modelos masculinos han vestido faldas sobre pantalones y las femeninas, trajes con siluetas dimensionadas y las hombreras bien marcadas. Los abrigos para invierno se han visto por igual en ambos géneros. Formales con doble botonadura, de tamaño oversize, voluminosos con capas de pelo y sastre puro y duro.

La sastrería también ha estado presente con prendas de fondo de armario: camisas, gabardinas y pantalones de vestir, eso sí, deconstruidas. Aderezados con guantes cortos de piel y por supuesto, una gran variedad de bolsos de piel trenzada o cuero liso, la especialidad de la casa.

Las camisas se llevan a pares, una sobre otra, los escotes pierden sus diseños comunes optando por las asimetrías y los efectos envolventes, y las capas envuelven el look hasta ocultarlo.

Como novedades, varios 'total looks' de blusa y falda plisados con mucho movimiento, vestidos tricolores atados con drapeados, faldas repletas de flecos y motivos estampados en clave arty y en degradé representando paisajes.

En lo que ha calzado se refiere, Bottega Veneta sentencia a los zuecos de tacón y piel efecto coco como los nuevos imprescindibles del armario.

Llegando al final, hemos visto cómo Blazy ha convertido la piel de cactus en prendas decorando el bajo de vestidos y faldas con formas 3D arquitectónicas que, al paso de las modelos, emulaban la figura de estas plantas.