La marca española de trajes de baño para desfilar por la playa e impactar en la alfombra roja
Victoria Cimadevilla ha logrado lo que parecía imposible: que sus bañadores y bikinis se vean por igual a pie de playa como en las grandes citas de moda patrias
El armario de verano está dividido en dos secciones. La primera agrupa esas prendas que llevamos por el día y que, fundamentalmente, se nutre de vestidos fluidos, caftanes y trajes de baño. Y en la segunda sección, están las piezas que elevan nuestros looks nocturnos. Aunque conviven en un único espacio vital, el de nuestro guardarropa, nunca se mezclan entre sí. Hasta ahora o más bien, hasta 2020, año en el que Victoria Cimadevilla lanzó su firma homónima, logrando lo que parecía imposible: que sus bañadores y bikinis se vean por igual a pie de playa como en las alfombras rojas.
"Nuestros trajes de baño son un 2 en 1. Te puedes bañar con ellos y llevarlos como body espectacular a un evento. Son bañadores de 'red carpet'", explica la diseñadora. "El gusto por el detalle, la exclusividad y la artesanía son el corazón de nuestra marca, nos apasiona el lujo consciente y la moda de alta costura", añade. Unas máximas que le han valido para colocar sus llamativos y glamourosos diseños en boca de todos.
Los suyos son bañadores y bikinis que se salen del molde y que, bien sea en un entorno playero, o bien sea en un evento, logran acaparar la atención gracias a sus diseños. "Nuestro trabajo se centra en la creación de bañadores de alta costura que son auténticas obras de arte. Dedicamos innumerables horas a la confección manual de cada pieza con una atención meticulosa al detalle, nuestros bañadores y vestidos destacan por ser totalmente artesanales", señala la empresaria.
Piezas que, además de desfilar en la arena, lo hacen en fiestas y alfombras rojas. Entre sus clientas están Paula Echevarría, Leticia Dolera, Nieves Álvarez, María Pombo, Macarena Gómez, Marta Torne, Eugenia Osborne, Raquel Sánchez Silva y otras famosas nacionales.
"Fue a raíz del covid, como le pasó a mucha gente, cuando tuve tiempo para parar, respirar y pensar. La moda me apasiona desde niña, lo llevo en la sangre. Mi madre era una gran consumidora de 'couture' en el Oviedo de los años 70 y 80 y luego, por casualidad o no, siempre he estado rodeada de amigos diseñadores, fotógrafos de moda, modelos con los que solía colaborar y me animaban a lanzarme. Una noche me puse a dibujar unos bañadores espectaculares inspirados en trajes de alta costura y decidí hacer unos prototipos. Gustaron mucho y lo demás ya es historia, llevamos 3 años y medio con la marca", narra Victoria Cimadevilla.
Una diseñadora asturiana nacida en 1978 que decidió lanzarse a la aventura empresarial y bautizar a la firma con su nombre. "Con esa elección, puse mi reputación en juego, lo que me motiva a mantener altos estándares de calidad y servicio. Es una forma de diferenciarme de la competencia y destacar mi compromiso con la marca".
Diseñan y producen sus colecciones en España. "Lo primero que hacemos es investigar las tendencias, después definimos nuestra inspiración para dar cohesión y coherencia a la colección, creamos un 'moodboard' para visualizar y organizar las ideas y a partir de ahí, comenzamos a diseñar las piezas definiendo los detalles de cada prenda. Posteriormente, desarrollamos los prototipos para probar la confección, el ajuste y los materiales. Todo ello pasa a producción y finalizamos con la presentación de la colección. Nuestros materiales estrella son la licra y el neopreno".
Todo para vestir a un tipo de mujer concreto, "a una mujer muy, muy femenina y segura de sí misma, a la que le gusta destacar". ¿Su 'bestseller'? "Sin duda, nuestro bañador Camelia".
Trajes de baño de líneas depuradas y patrones minimalistas que despiertan la atención gracias adornos y detalles singulares. "La inspiración está en todas partes, en las mujeres que veo caminar por las calles de las ciudades que visito, en los archivos de los grandes maestros de la alta costura, pero fundamentalmente en los viajes y la naturaleza. Soy azafata de vuelo y he recorrido más de 50 países, como decía Diane Vreeland: 'The eye has to travel' el viaje educa la mirada, va modelando el gusto, te enseña sobre otras culturas, te abre la mente, visitas países, admiras paisajes, jardines, museos y descubres obras de arte, te vienen a la mente formas, colores".
Al margen de la moda de baño, Victoria Cimadevilla también cuenta con una línea 'ready to wear'. "Surgió de la demanda de nuestras clientas, ellas nos pedían vestidos. El proceso es parecido, tenemos una inspiración y creamos nuestras piezas con mucho mimo, procurando conservar nuestra esencia híperfemenina y glamurosa, usando materiales muy parecidos como la licra o el neopreno".
Si te has enamorado de sus trajes de baño y ya te imaginas enfundada en uno este verano, debes saber que, además de comprarlos en la tienda virtual de la marca, "disponemos también de puntos de venta físicos en el hotel Ritz de París, en Madrid estamos en el hotel Four Seasons, en el Mandarín y en Valyty Store, o en el SO Sotogrande Spa & Golf Resort Hotel, situado en Sotogrande", apunta la diseñadora.
El armario de verano está dividido en dos secciones. La primera agrupa esas prendas que llevamos por el día y que, fundamentalmente, se nutre de vestidos fluidos, caftanes y trajes de baño. Y en la segunda sección, están las piezas que elevan nuestros looks nocturnos. Aunque conviven en un único espacio vital, el de nuestro guardarropa, nunca se mezclan entre sí. Hasta ahora o más bien, hasta 2020, año en el que Victoria Cimadevilla lanzó su firma homónima, logrando lo que parecía imposible: que sus bañadores y bikinis se vean por igual a pie de playa como en las alfombras rojas.