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Ana Cristina Portillo Domecq abre su taller en primicia a Vanitatis: "El mejor consejo que me dio mi madre fue 'haz tu propio camino'"
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Ana Cristina Portillo Domecq abre su taller en primicia a Vanitatis: "El mejor consejo que me dio mi madre fue 'haz tu propio camino'"

Por primera vez, Ana Cristina Portillo Domecq abre las puertas de su estudio en Madrid, el lugar donde la artista da rienda suelta a su creatividad entre acuarelas, pinceles, estampados y sedas italianas

Quedamos con Ana Cristina Portillo Domecq (1993) una mañana de primavera en Madrid. Natural de Jerez y sin una pizca de acento andaluz, "nunca he tenido acento, en realidad, ni mis hermanas, ni yo", la diseñadora se trasladó a la capital para cursar su carrera universitaria, se enamoró de la ciudad y de aquí no se ha movido. Proviene de una familia de artistas. Hija de la fallecida Sandra Domecq y del empresario y fotógrafo Fernando Portillo, de ellos ha heredado su amor por la naturaleza, por la belleza de las pequeñas cosas y por lo artesano. "Mi madre pintaba en casa y sus cuadros siguen colgados en las paredes. Mi padre es fotógrafo de las cosas más inesperadas. Los dos tenían mucho en común, pero sobre todo les unía el arte de lo cotidiano", cuenta para Vanitatis.

Su nombre compuesto, "me gusta que me llamen Ana Cris", y sus dos apellidos, dan nombre a su marca, Ana Cristina PD Design. Pero más que una diseñadora, Ana Cristina, como su madre, se considera una artista, "yo no soy diseñadora, soy artista". Una artista que pinta con acuerela increíbles estampados que después digitaliza y convierte en prendas. No hay dos piezas iguales y todas son tan originales como atemporales, "no creo en las tendencias y sí en la moda que pasa de generación en generación, moda de calidad que puedan llevar madres e hijas para siempre". Ha hecho de los motivos con colores intensos, de los vestidos fabricados en seda italiana, de la confección artesanal y de lo personal, las señas de identidad de su firma de moda.

Por primera vez Ana Cristina Portillo Domecq, hermana de Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne, hijas de Bertín Osbone y Sandra Domecq, abre las puertas de su taller en Madrid y lo hace para Vanitatis.

PREGUNTA. ¿Quién es Ana Cristina Portillo Domecq?

RESPUESTA. Una persona alegre, empática, muy detallista, curiosa y perfeccionista. Nací en Jerez y después, me mudé unos años a Sevilla para estudiar. De ahí salté a Madrid para cursar la carrera, Administración y Dirección de Empresas, me enamoré de la ciudad y me quedé aquí a vivir. Me especialicé en finanzas y trabajé, primero en banca privada, y después, en el sector marítimo. Fue durante el confinamiento cuando exploré mi vena más artística y eso me llevó a crear mi marca.

"Como mi madre, me considero más artista que diseñadora"

P. Algo natural si tenemos en cuenta que provienes de una familia de artistas, tanto por parte de tu madre, Sandra Domecq, como por parte de tu padre, Fernando Portillo…

R. Sí. Mi madre era pintora. Desde pequeña recuerdo verla pintar cada día en casa. Mi padre, además de empresario, es fotógrafo, pero no uno cualquiera, es un fotógrafo de las pequeñas cosas, de las que menos esperas. Ellos me enseñaron a apreciar la belleza natural. Con esa herencia, en los meses que estuvimos encerramos por la pandemia, me puse a jugar con las acuarelas. Pensé, 'es mi momento', me lancé y me di cuenta de que no se me daba tan mal como esperaba.

P. Tus inicios entre pinceles y acuarelas fueron en pleno encierro, ¿habías recibido formación previa o cómo aprendiste la técnica?

R. Completamente autodidacta. Vi muchos vídeos de YouTube y después, prueba y error sobre los cuadernos y los tejidos. En ese proceso de aprendizaje me di cuenta de que la acuarela, en teoría, la técnica más difícil, era la adecuada para mí. Primero por ser práctica: con un cuaderno y una caja de colores puedes pintar en cualquier sitio. Y segundo, por ser un reto. Es imposible controlar el agua y yo soy muy perfeccionista, entonces para mí era un reto aprender a aceptar lo que saliese. Al final la vida es así, imperfecta, y con todo, hay que aceptarla como viene. Que caiga una gota de acuarela y cambie el resultado, que no sea perfecto, me encanta.

placeholder Parte del proceso creativo que se vive en el taller de Ana Cristina PD Design. (Foto: A. L.)
Parte del proceso creativo que se vive en el taller de Ana Cristina PD Design. (Foto: A. L.)

P. ¿En qué momento esos dibujos dieron el salto a las prendas?

R. Empecé haciéndome cosas para mí. Recuerdo que era una época en la que tenía muchísimas bodas y estaba un poco harta de ver y llevar los mismos looks de siempre, todos parecidos. El gran debut fue en la boda de mi hermana Claudia para la que me hice un vestido rojo. A partir de ahí, me llegaron encargos para otras personas.

P. Ahora, con perspectiva, ¿cómo ves aquel vestido de invitada para la boda de tu hermana en 2021?

R. Pues me parece que arriesgué poco. Los estampados que diseño y los colores que mezclo ahora son más originales y llamativos, pero aun así, recuerdo ese vestido con mucho cariño. Confieso que, a pesar de ser de mi color, el rojo, no me lo he vuelto a poner.

P. La marca Ana Cristina PD Design cogía forma…

R. No recuerdo una fecha de fundación como tal, ha sido un crecimiento muy orgánico. En los inicios protagonicé una exposición textil con telas enmarcadas. Al tiempo, de esas telas, surgieron unas camisas, un bolso y ya lo último, los vestidos. Me dije, 'venga, me lanzo' y así fue. Es curioso porque cuando estaba preparando la exposición de repente, un día, bajando las escaleras de mi casa, me di cuenta de que mi madre tenía dos telas enmarcadas en la pared y nunca me había parado a mirarlas. En ese instante, pensé, 'qué casualidad, justo estoy haciendo esto'.

"Mi marca es 100% personal. En ella y en mis diseños está toda mi esencia"

P. ¿Qué crees que hace especial a tu firma?

R. Lo personal que es. Desde el momento en el que pinto la acuarela, diseño los patrones, escojo los tejidos, digitalizo los estampados… Todo es mi esencia, todo es superpersonal. Destacaría también la calidad de los tejidos, sedas italianas, y la confección, siempre artesanal y siempre en España. Al final da como resultado un producto 100% artesano y único. Es más, dos vestidos con el mismo tejido y estampado nunca serán iguales, cada uno tendrá sus matices y sus pequeñas imperfecciones.

P. Cuéntanos, ¿cómo es el proceso de creación?

R. Arrancó sobre el papel, en mi cuaderno. Con el pincel y las acuarelas voy dibujando diferentes motivos y estampados. Una vez que está acabado, digitalizo ese estampado. En el ordenador terminó de montar todo el estampado. Aunque trabajo con linos, algodones o viscosas, mi tejido favorito es la seda de origen italiano. Los patrones de los vestidos y las camisas, por ejemplo, también los realizó de manera digital.

P. Has hecho de los estampados la seña de identidad de tu marca y de tu estilo, ¿por qué te fascinan tanto?

R. Porque las cosas lisas las puede copiar cualquiera. Tú puedes ir a cualquier tienda y puedes comprarte una seda o un poliéster negro y hacerte el diseño de cualquier vestido. Yo no soy diseñadora, como mi madre, yo me considero más artista y al final me enfoco más en el estampado y hacer diseños más básicos.

placeholder Ana Cristina Portillo Domecq posa en su taller de Madrid para Vanitatis. (Arturo de Lucas)
Ana Cristina Portillo Domecq posa en su taller de Madrid para Vanitatis. (Arturo de Lucas)

P. En tus estampados se aprecia tu pasión por el campo, por lo natural…

R. Me he criado en el campo y para mí la naturaleza lo es todo. Me acuerdo cuando, de niña, paseaba con mi madre por las mañanas. Ella siempre se daba un paseo y cuando podía, yo la acompañaba. Allí, en medio del campo, mientras jugaba, miraba el sol, las hojas de los árboles, las nubes… Me empapaba y me inspiraba. Todos esos recuerdos y vivencias me han servido para crear mis estampados. También me han servido como inspiración algunos viajes y otras experiencias. Por ejemplo, el estampado dorado y turquesa representa la piel de una jirafa, una idea que me vino después de un viaje a Tanzania, o el geométrico es fruto de ir observando los edificios, mucha gente no lo sabe, pero el bajo de algunos balcones está decorado con azulejos.

P. ¿Cómo es el día a día de una artista, una diseñadora y una emprendedora, en definitiva, de una mujer todo en uno?

R. Es caótico. Siempre hay problemas, pero eso es bueno, porque hace que mi día a día sea muy dinámico. Suelo madrugar mucho. Primero, reviso el correo y respondo emails. Luego reviso los plazos de entrega, en qué punto están los pedidos, qué tejidos tengo que pedir… Prefiero quitarme cuanto antes la parte más organizativa de la marca. Y ya después, me pongo a pintar. Confieso que me pongo a ello sin una intención y dejo que surjan las pinceladas. Si no consigo nada, lo dejo y me doy tiempo.

"He aprendido a abrazar la imperfección. Que caiga una gota de acuarela y cambie el resultado, que no sea perfecto, me encanta"

P. No trabajas por temporadas y tu máxima es crear prendas de fondo de armario…

R. Eso es. Al igual que yo conservo prendas de mi madre, quiero que las mías pasen de madres a hijas, de generación en generación. Por eso priman dos rasgos: la calidad y los diseños atemporales. No importa qué esté de moda, con uno de mis trajes siempre estarás perfecta. Mis prendas son artesanales, bonitas y transmiten mucho más que las tendencias. Mis clientas pueden comprar cualquier modelo online y si no les encaja, pueden seleccionar un estampado o un patrón concreto y se lo hago por encargo. Incluso he creado estampados personalizados que esconden un recuerdo o una historia personal de quien lo lleva.

P. ¿Para qué tipo de mujer son tus diseños?

R. Para mujeres que no quieres encajar, que son diferentes y que quieren sentirse únicas.

P. Por soñar, ¿a quién te gustaría ver con una Ana Cristina Portillo Domecq?

R. Sin duda, a la reina Letizia. Es como máxima de nuestra moda y la mejor embajadora de la industria española.

placeholder Parte del proceso creativo que se vive en el taller de Ana Cristina PD Design y algunos de sus diseños. (Foto: A. L.)
Parte del proceso creativo que se vive en el taller de Ana Cristina PD Design y algunos de sus diseños. (Foto: A. L.)

P. ¿Qué te gustaría que el público, tus clientas y las amantes de la moda, dijesen de tu firma?

R. Sobre todo, que es una marca con prendas y accesorios de calidad. Que se nota la mano artesana, desde el diseño de los estampados sobre seda hasta la confección en España. Y que apostar por uno de mis vestidos es garantía de ser la única mujer vestida así en cualquier evento, es imposible coincidir.

P. En unos meses se cumplirá el primer aniversario de tu boda y aunque tu vestido de novia recayó en Jorge Acuña, ideaste y confeccionaste los trajes para muchas de tus invitadas, incluidas tus tres hermanas Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne, ¿cómo recuerdas ese proceso?

R. Lo recuerdo como maravilloso, pero si te soy sincera, no sé cómo lo hice. Vestí a 30 mujeres entre familiares, amigas y testigos en poco tiempo, porque nosotros anunciamos que nos casábamos seis meses antes. Cada una con un estampado creado por mí para ese día y un vestido diferente. Y para llegar al estampado ideal de cada una, tuve que diseñar otros tantos que después no salieron. En algunos casos el proceso fue rápido y en una sola cita ya teníamos todo, aunque en otros me costó más.

"Visto a mujeres que no quieren encajar y que son diferentes. Ojalá un día vestir a la reina Letizia"

P. ¿Cómo lo viviste junto a tus hermanas?

R. Llena de emoción, pero en los tres casos, tanto el diseño como la elección, fueron más complicados porque son mis hermanas y las tengo más cerca. El que más me costó fue el estampado y el vestido para Eugenia. Su idea era llevar uno de los trajes que ya tenía hechos en la colección, pero le dije que no, que le iba a hacer una tela una vez en la vida y que tenía ser especial, que tuviera un significado para ella. Ahí fue cuando se le ocurrió que le hiciera un estampado con jazmines, la flor preferida de nuestra madre. Cada primavera, nuestra madre cogía jazmines del jardín de nuestra casa de Jerez y los ponía en un cuenco con agua en nuestras mesitas de noche para que oliese bien.

P. Háblanos de tu madre, ¿qué papel juega el recuerdo de su figura en tu día a día, en tu trabajo como artista?

R. Ella pintaba y verla pintar cada día en casa, es un recuerdo que tengo muy presente. Su atención a la naturaleza, al detalle, me ha marcado para siempre.

"Mis padres me enseñaron a apreciar la belleza natural de las pequeñas cosas"

P. ¿Nunca has pensado hacer un estampado o un vestido con uno de los cuadros que pintó tu madre?

R. No, la verdad que no, pero es una buena idea. Creo que me costaría ejecutarlo. Supondría una gran responsabilidad. Tendría que ser algo muy especial y jamás lo pondría a la venta, sería solo para mí.

P. ¿Cuál es el mejor consejo que te dio tu madre?

R. Haz lo que te guste, lánzate y haz tu propio camino.

P. ¿Qué pensaría al ver que has seguido sus pasos, que también eres artista?

R. Yo creo que sería feliz. No tanto por el hecho se que haya seguido sus pasos, si no porque sabría que lo hago me hace feliz, que hago lo que me gusta, y eso sería lo más importante para ella.

placeholder Ana Cristina Portillo Domecq posa en su taller de Madrid para Vanitatis. (Arturo de Lucas)
Ana Cristina Portillo Domecq posa en su taller de Madrid para Vanitatis. (Arturo de Lucas)

P. Y de tu padre, fotógrafo, ¿qué has heredado?

R. Ver lo que nadie ve. Mi padre es fotógrafo de las cosas que menos te esperas. Hubo una época que viajaba y siempre fotografíaba las puertas. Ahora, cada vez que paseo por una ciudad, me fijo en las puertas. También le encantan los pájaros y cualquier detalle de la naturaleza como el reflejo del agua. Y por último, gracias a mi padre he abrazado la imperfección, como por ejemplo, encontrar lo bonito en una mancha.

P. ¿Cómo te ha ayudado tu padre con tu marca?

R. ¡En todo! Mi padre es super, supertrabajador. Como empresario, me ha ayudado en cuanto a temas de gestión y administración. Él es mi mejor embajador, el que más presume de mi trabajo. Y cada día tengo presente este consejo suyo, 'tener sentido común, que es el menos común de los sentidos'.

"Al igual que yo conservo prendas de mi madre, quiero que las mías pasen de madres a hijas, de generación en generación"

P. Y tus hermanas, ¿qué piensan al verte triunfar con tus diseños?

R. Creo que están muy orgullosas. Alejandra me dice muchas veces, 'qué valiente eres' y se que lo dice desde el cariño y la admiración.

P. Alejandra, Eugenia y Claudia, ¿cuál de las tres defiende mejor tus vestidos?

R. ¡Las tres, por supuesto! Cada una a su estilo, pero las tres son mis mejores modelos.

P. ¿Qué has aprendido en todos estos años?

R. Que hay que planiciar más a sabiendas de que tu plan no se va a cumplir. Que hay que organizarse bien y estar preparada para todo lo que pueda surgir. Y que cuando encuentras algo bueno, no lo sueltes, agarrate a ello.

P. ¿Y qué te espera en el futuro?

R,. Quiero internacionalizar la marca y ampliar el catálogo con más estampados. Sueño con una firma más grande.

Quedamos con Ana Cristina Portillo Domecq (1993) una mañana de primavera en Madrid. Natural de Jerez y sin una pizca de acento andaluz, "nunca he tenido acento, en realidad, ni mis hermanas, ni yo", la diseñadora se trasladó a la capital para cursar su carrera universitaria, se enamoró de la ciudad y de aquí no se ha movido. Proviene de una familia de artistas. Hija de la fallecida Sandra Domecq y del empresario y fotógrafo Fernando Portillo, de ellos ha heredado su amor por la naturaleza, por la belleza de las pequeñas cosas y por lo artesano. "Mi madre pintaba en casa y sus cuadros siguen colgados en las paredes. Mi padre es fotógrafo de las cosas más inesperadas. Los dos tenían mucho en común, pero sobre todo les unía el arte de lo cotidiano", cuenta para Vanitatis.

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