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París vuelve a mirar a Hollywood: la revolución silenciosa del front row
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París vuelve a mirar a Hollywood: la revolución silenciosa del front row

El mensaje es claro: la moda quiere volver a tener musas, pero musas con contenido, mujeres que cuentan algo más allá del vestido que llevan

Foto: Nicole Kidman y Vanessa Paradís en el front row (Getty Images)
Nicole Kidman y Vanessa Paradís en el front row (Getty Images)

La Semana de la Moda de París ha cerrado una edición marcada por la reinvención silenciosa de sus propios códigos. En las últimas temporadas el espectáculo parecía estar en las pantallas de los teléfonos: una constelación de influencers buscando el mejor ángulo, la foto más viral y el vestido más llamativo. Pero estos días la escena ha cambiado. Las grandes casas han devuelto el protagonismo a las actrices, a esas mujeres que no solo lucen ropa, sino que también encarnan historias, carreras y un imaginario aspiracional que va más allá de un feed de Instagram.

Dior: la vuelta de la musa con carrera

El primer síntoma de esta nueva dirección llegó con el Dior de Jonathan Anderson, que apostó por un rostro inesperado para abrir conversación: Camille Cottin, actriz francesa con trayectoria sólida y carisma sobrio, fue la protagonista silenciosa del front row. Su presencia no era casual; Dior sabe leer la cultura francesa y apostar por figuras que mezclan glamour y credibilidad. Junto a ella, nombres que evocan la edad dorada de la maison: Charlize Theron, quien fuera la imagen icónica de J’Adore, reapareció en el desfile, recordando que el vínculo entre moda y cine sigue vivo cuando se eligen iconos con sustancia.

placeholder Charlize Theron en el desfile de Dior. (Gtres)
Charlize Theron en el desfile de Dior. (Gtres)

Chanel y la sorpresa de Nicole Kidman

El verdadero golpe de efecto, sin embargo, se produjo segundos antes de que comenzara el desfile de Chanel. La maison comunicaba que Nicole Kidman, quien fue embajadora de la casa en los primeros 2000, volvía a ser rostro oficial.

placeholder Nicole Kidman (REUTERS Benoit Tessier)
Nicole Kidman (REUTERS Benoit Tessier)

El anuncio, tan medido como teatral, sirvió para transformar lo que ya era un acontecimiento en un momento de nostalgia y poder cultural. Kidman, impecable, encarnaba el espíritu de Chanel: elegancia atemporal, sofisticación sin estridencias y una carrera que se sostiene sin necesidad de viralidad. La acompañaron otras muchas, entre ellas nuestra Penélope, Almodóvar... cultura y moda de la mano.

Las marcas parecen haber entendido que la sobreexposición diluye el halo aspiracional que el lujo necesita

Balenciaga y el nuevo equilibrio

En el desfile de Balenciaga, la narrativa de cambio también se hizo evidente con un front row que eligió una fórmula: apostar por nombres de peso cultural y mediático. Allí se sentó Meghan Markle, que debutó en la Semana de la Moda de París con un impecable look blanco total de la casa, marcando un momento icónico en el que la moda se cruzó con la realeza contemporánea.

placeholder Meghan Markle en el desfile de Balenciaga. (Gtres)
Meghan Markle en el desfile de Balenciaga. (Gtres)

A su lado, Georgina Rodríguez aportó un giro inesperado con una presencia más sobria y elegante que en otras apariciones, mientras que Lauren Sánchez acaparó flashes con sus joyas espectaculares y un aire poderoso. También destacó Anne Hathaway, que apostó por un atrevido “t-shirt con cola” como declaración de intenciones: simplicidad aparente con mensaje de moda de autor. Esta alineación de invitadas demuestra que PierPaolo Piccioli ha virado hacia un discurso de mayor magnetismo internacional, alejándose del exceso de perfiles meramente virales y devolviendo a la maison un aura de sofisticación y conversación global.

placeholder Anne Hathaway (Launchmetrics Spotlight)
Anne Hathaway (Launchmetrics Spotlight)

Durante años, los front row se midieron en stories y likes. La presencia masiva de influencers era una herramienta de marketing inmediato: alcance garantizado y un ejército de contenidos espontáneos. Sin embargo, las marcas parecen haber entendido que la sobreexposición diluye el halo aspiracional que el lujo necesita. Este París ha mostrado front rows menos saturados de “it girls” intercambiables y más curados, con mujeres cuya relevancia no depende de un algoritmo sino de una trayectoria.

No se trata de desterrar definitivamente a las creadoras de contenido —muchas siguen siendo claves para hablar a la nueva generación—, pero sí de reposicionar la narrativa: el lujo necesita historia, legado y símbolos que trasciendan la moda rápida de las redes.

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Que Penélope Cruz, Nicole Kidman, Charlize Theron, Emma Watson o nuevas aliadas como Camille Cottin vuelvan a estar en el foco no es nostalgia, es estrategia. Son mujeres con carreras internacionales, galardones, papeles que han marcado generaciones y un tipo de influencia más profunda, que conecta con el público de alto valor para estas casas. Al fin y al cabo, las grandes marcas saben que vender un bolso no es solo cuestión de minutos virales, sino de alimentar un deseo sostenido.

Además, hay un componente emocional: el espectador de moda está fatigado del ruido digital y busca referentes que le recuerden que el lujo es también cultura, cine, arte y memoria colectiva. Que Nicole vuelva a Chanel o Charlize a Dior activa resortes de identidad y pertenencia imposibles de replicar con una foto viral. Y, tras años en los que las marcas parecían correr detrás de las métricas de redes, este giro devuelve sofisticación y sentido estratégico a las primeras filas.

La Semana de la Moda de París ha cerrado una edición marcada por la reinvención silenciosa de sus propios códigos. En las últimas temporadas el espectáculo parecía estar en las pantallas de los teléfonos: una constelación de influencers buscando el mejor ángulo, la foto más viral y el vestido más llamativo. Pero estos días la escena ha cambiado. Las grandes casas han devuelto el protagonismo a las actrices, a esas mujeres que no solo lucen ropa, sino que también encarnan historias, carreras y un imaginario aspiracional que va más allá de un feed de Instagram.

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