San Isidro también puede ser cool: en estos restaurantes saldrás por la puerta grande

Hay otra forma de celebrar San Isidro más allá de las verbenas, la pradera del santo y las Vistillas. Puedes apuntarte al programa de actividades que ha preparado al Ayuntamiento de Madrid para honrar a su patrón (danza, conciertos, clowns, performances, poesía…) y también puedes regalarte una comida o una cena en estos restaurantes, de donde saldrás por la puerta grande, coronando la faena (gastro) en plan torero. O sea, que esta fiesta tan castiza puede ser incluso cool. Lo sabrás en cuanto pises Cebo, por ejemplo, y te dejes llevar... y querer.

En Zalacaín el nuevo (y aventurero)

Tal vez los pies te lleven a la plaza de Oriente, a la de la Villa o la Mayor, al parque Tierno Galván, al Templo de Debod o al Retiro, donde todo se cuece un día como el de mañana, pero te proponemos que antes te pares en un templo (del buen comer) como Zalacaín, que también tiene mucho que celebrar, sus 45 años, con reforma incluida. Para San Isidro hay steak tartar, con patatas soufflés, manitas de cerdo con salsa de callos y puré de patata, además de sus ya clásicos callos a la madrileña, tocado todo por la varita de su chef, Julio Miralles. Dónde: C/ Álvarez de Baena, 4. Madrid.

En Cebo, by Morales y con champán

Tal vez pensabas que esto iba de vermut, pero no. En Cebo, ese restaurante de ultimísima generación comandado por el chef Aurelio Morales, podrás homenajear al santo madrileño con no poco charme: el que le pone la maison Bollinger al menú diseñado para la ocasión. O sea champán, aunque no sea Navidad, para maridar con huevo pepitoria y ave escabechada, croqueta de callos, oreja brava, boquerón, chipirón Black Andaluz, arroz a la madrileña y jarrete de vaca de Guadarrama y ropavieja. Si fueran trapos, serían de alta costura. Cierran el desfile el cruni de cítricos y la tarta de limón y violetas de Madrid. Pues eso, que para chulapo de nuevo cuño, Morales. Del 14 al 18 de mayo, bajo reserva. Precio: 125 euros con maridaje completo. Dónde: Carrera de San Jerónimo, 34. Madrid.

En el Café Comercial y con barquillos

Qué podemos decir de este ilustre y vivido café del gatuno y galdosiano Madrid, con 131 años a cuestas, rejuvenecido por obra del estudio Madrid in Love, pero al que se sigue entrando, como si fueran sus 'Crónicas de Narnia', por sus puertas giratorias y al que sigue acompañando un aire benditamente cultural. Pues también el Comercial, con su chef, Pepe Roch, a la cabeza, se ha puesto castizo con eso que llaman cocina honesta. Aquí hay vermú de grifo casero, aperitivos de toda la vida como son las gildas, los huevos rellenos, la ensaladilla o las bravas con alioli de madroño, pero también mollejas a la plancha, canelón de rabo de toro y los callos. Y hay más casticismo aún: mantones de Manila en los balcones, camareros con clavel en la solapa y la música de un organillero que recibe al personal con barquillos. Dónde: Glorieta de Bilbao, 7. Madrid.

En Tacita de Plata, con tontas y listas

... y de Santa Clara, que son las rosquillas típicas, ¡eh!. Los 'macarons' de los Madriles. Y también con chocolate con churros, que para eso estamos en esta churrería tan castiza, Tacita de Plata, cien años después, en plena calle Mayor, que además te prepara el combo divino de la muerte para llevar. Y todo según receta tradicional. Le habría gustado a Max Estrella y le habría venido mejor que bien a Benina y al ciego Almudena. Sea por Galdós y Valle Inclán, por supuesto, por lo literario. Dónde: C/ Mayor, 31. Madrid.