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Entrevistamos a Clara Matossian Falcó, la aristo-jardinera y su nuevo proyecto
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CERÁMISTAS DE POSTÍN

Entrevistamos a Clara Matossian Falcó, la aristo-jardinera y su nuevo proyecto

Dar un giro de 180 grados a tu vida profesional es un lujo para unos pocos y Clara Matossian nos cuenta cómo lo ha logrado

Foto: Cortesía
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Clara Matossian es una enamorada de la naturaleza desde donde alcanza su memoria, cuando su abuelo era juez de La Rosaleda de Madrid -"le recuerdo podando rosales con su husky deshecho por los enganches de las espinas", y su madre jardineaba a todas horas -"todavía hoy sigue haciéndolo con mi hijo Pedro". Con gran parte de su familia dedicada a embellecer patios, jardines y fincas y casada con Fernando Martos, uno de nuestros paisajistas más reconocidos, Clara parecía destinada a realzar todavía más el trazado de aquellos parterres. Animada por su marido, decidió enfrascarse entre arcillas y terracotas para crear su propia firma de cerámicas artesanales, MatPot (Mat de Matossian y Pot por maceta en inglés). "Desde niña viví la pasión familiar por la jardinería, pero siempre me di cuenta de lo difícil que era encontrar una maceta diferente producida en España. Así que decidí a diseñarlas yo misma", apunta la diseñadora.

¿Cómo surgió tu afición por diseñar macetas?

Tras estudiar escultura en la Central Saint Martins en Londres, hacer un máster de Arte Contemporáneo y trabajar en una galería de arte en Madrid, apareció Fernando en mi vida y cambié de rumbo para diseñar macetas artesanales. Piezas que, para mí, tienen una función escultórica. Mi intención es que resalten la planta, pero que también tengan su propio protagonismo.

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¿Cómo ampliaste después sus conocimientos?

Investigando, probando... Así aprendí cómo hay barros que por tonalidad o calidad van mejor en unas zonas que en otras o la importancia de las proporciones y medidas (que ya tengo interiorizadas) para hacer composiciones de macetas. Aconsejo sobre el tamaño y el volumen de la maceta que puede quedar mejor en un jardín, el tipo de plantas que pueden utilizar...

¿Recuerdas cuál fue tu primer encargo?

Fue en 2013 en The House, un pop up navideño de Madrid. Mi marido y yo nos encargamos de montar la terraza de la azotea y ahí empezó todo. Ahora trabajo con decoradores, arquitectos y paisajistas, diseño macetas dirigidas a restaurantes, hoteles y casas particulares...

¿Qué tienen tus macetas de especial?

Hay una gran variedad. Así que si no te convence una lo hará otra y me interesa mucho trabajar con distintos materiales. Así, unas son de fibra de vidrio que imitan el cobre o el plomo, perfectas para espacios que no pueden soportar mucho peso, o las de barro clásicas que con la pátina del tiempo son cada vez más bonitas.

¿Dónde encuentras la inspiración?

Estudio la alfarería tradicional española, inglesa e italiana y tiendo a tomar la naturaleza como punto de partida. También saco ideas de mis viajes, obras pictóricas... En cuanto a los colores de esmalte, el verde me recuerda a la artesanía marroquí, el azul de las paredes de los jardines de Majorelle, el amarillo a la flor de la planta del curry...

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¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Uno de los grandes atractivos es comprobar cómo un patio, una terraza o una azotea pueden pasar de ser un sitio de paso, a veces muy anodino, a convertirse en un espacio bonito e inspirador donde quieres sentarte a leer, relajarte o tomar un aperitivo.

Complicidad con su marido, Fernando Martos

¿Cómo es trabajar mano a mano con su marido, el paisajista Fernando Martos?

Nos entendemos bien y nos pedimos opinión constantemente, aunque luego cada uno actúa según su criterio. Yo soy práctica y muy impulsiva y Fernando es más pausado, pero siempre encontramos un punto en común.

¿Cuáles son tus plantas y flores favoritas?

En una casa urbana siempre elijo plantas verdes o más clásicas, como las hortensias de hoja de roble, carpes o rosales iceberg. Para espacios campestres prefiero las mezclas de colores (todos excepto el rojo, que solo me gusta en las amapolas silvestres) y llenar el espacio de salvias, cardos, anémonas y lirios. Traer la naturaleza silvestre al jardín.

La corriente slow life defiende las propiedades terapéuticas de la jardinería ¿qué opinas?

Jardinear es como poner tu cabeza en pausa. Puedes pasarte horas abstraído del mundo y eso es muy relajante. Recuerdo que, durante el confinamiento, muchos clientes llamaban sorprendidos al ver cómo brotaban sus plantas durante la primavera; vivían tan acelerados que nunca se habían detenido a observarlo. Cuidar un jardín te enseña muchas cosas, apreciar la naturaleza, practicar la paciencia, concentrarte en una sola cosa...

¿Algún lugar donde te gustaría ver expuestas tus macetas?

Me encantaría decorar todo un pueblo de España. Cuando viajas a la Provenza francesa, las entradas de los pueblos están enmarcadas con macetas y puedes verlas también en las tiendas, los restaurantes... con una maravillosa armonía entre ellas.

Lejos de tus jardines ¿qué otras cosas te interesan?

Me apasiona todo lo que rodea el mundo del diseño y el arte. Y, siendo más concreta, la joyería, que me fascina desde siempre, especialmente la bizantina y egipcia.

Clara Matossian es una enamorada de la naturaleza desde donde alcanza su memoria, cuando su abuelo era juez de La Rosaleda de Madrid -"le recuerdo podando rosales con su husky deshecho por los enganches de las espinas", y su madre jardineaba a todas horas -"todavía hoy sigue haciéndolo con mi hijo Pedro". Con gran parte de su familia dedicada a embellecer patios, jardines y fincas y casada con Fernando Martos, uno de nuestros paisajistas más reconocidos, Clara parecía destinada a realzar todavía más el trazado de aquellos parterres. Animada por su marido, decidió enfrascarse entre arcillas y terracotas para crear su propia firma de cerámicas artesanales, MatPot (Mat de Matossian y Pot por maceta en inglés). "Desde niña viví la pasión familiar por la jardinería, pero siempre me di cuenta de lo difícil que era encontrar una maceta diferente producida en España. Así que decidí a diseñarlas yo misma", apunta la diseñadora.

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