Es noticia
Menú
Apoteosis salvaje: Kenia o el viaje que hay que hacer por lo menos una vez en la vida
  1. Estilo
  2. Ocio
NOS VAMOS EL DOMINGO

Apoteosis salvaje: Kenia o el viaje que hay que hacer por lo menos una vez en la vida

De la sabana infinita a los bosques tropicales, de los desiertos yermos a los montes glaciares, el milagro de la naturaleza acontece en este país africano. Sus parques y reservas nacionales son el hogar de toda una explosión de fauna

Foto: Kenia es el hogar de la fauna más copiosa y deslumbrante del mundo, el paraíso de la vida salvaje. (N. Ferreiro)
Kenia es el hogar de la fauna más copiosa y deslumbrante del mundo, el paraíso de la vida salvaje. (N. Ferreiro)

Ñus que se aprietan sobre el río Mara ante las fauces de los cocodrilos, hileras interminables de búfalos avanzando entre las acacias, guepardos en carrera trepidante a la caza de las cebras, el manto rosa de los flamencos que abarrotan los lagos, perezosos leones que al bostezar exhiben su mandíbula prominente…

Kenia es el hogar de la fauna más copiosa y deslumbrante del mundo, el paraíso de la vida salvaje. En su procesión de paisajes que saltan de la sabana a los bosques tropicales y de la montaña a las inmediaciones del océano, en sus múltiples ecosistemas que abarcan glaciares, ríos y míticas lagunas, los animales campan a sus anchas, dejándose ver fácilmente. En sus parques y reservas nacionales, la vida bulle en estado puro.

placeholder La evocadora palabra safari en swahili significa viaje. (N. Ferreiro)
La evocadora palabra safari en swahili significa viaje. (N. Ferreiro)

También Kenia es la cuna del safari propiamente dicho, ese que se apropió de aquel término swahili que significa viaje y que, aunque no la única, es una de las razones más poderosas para visitar el continente africano. Y es que pocas aventuras hay más emocionantes que la de captar las imágenes más bellas, experimentar las sensaciones más fuertes, descubrir el lado más salvaje de la vida.

Los safaris son la mayor fuente de ingresos del país desde que en 1977 la caza fuera prohibida. Por suerte, hoy, en estos enclaves fastuosos, el hombre solo puede sentirse un intruso, un espectador de ese eterno drama de vida y de muerte que es designio de la naturaleza.

Los Big Five

El término se acuñó a finales del siglo XIX, durante el periodo colonial de África, para hacer referencia a los animales más peligrosos y difíciles de cazar. Afortunadamente, hoy la expresión de los Cinco Grandes no designa a las presas más complicadas sino tal vez a los animales más hermosos (aunque no los únicos) que pueden hallarse en la sabana. A saber: el león, el elefante, el rinoceronte, el leopardo y el búfalo.

placeholder Las elefantas viven con sus crías y los machos en grupos de solteros. (N. Ferreiro)
Las elefantas viven con sus crías y los machos en grupos de solteros. (N. Ferreiro)

Tan solo unos cuantos países del continente pueden presumir de contar con este ilustre quinteto entre sus especies autóctonas. Kenia es uno de ellos. Y no es raro encontrarlos. Los búfalos, por ejemplo, son los más abundantes de este grupo y se dejan ver sin apenas esfuerzo, tanto como los elefantes, aunque estos últimos lo hacen en manadas: las hembras viven con sus crías y los machos en grupos de solteros. También el rinoceronte —especialmente el negro, más pequeño e irascible— se deja contemplar por los turistas, muchas veces bañándose en los barrizales o alimentándose de hojas, ramas y frutos.

Leones y leopardos

El león —y con mucha más frecuencia, la leona— es otro de los Big Five presentes en las tierras keniatas. Al macho se le encuentra tendido, perezoso en la sombra, con su majestuosa melena asomando entre la hierba. A la hembra se la contempla más activa, acompañada siempre de sus juguetones cachorros.

placeholder El eterno drama de vida y de muerte es designio de la naturaleza. (N. Ferreiro)
El eterno drama de vida y de muerte es designio de la naturaleza. (N. Ferreiro)

Más esquivo se presenta el leopardo, el más escurridizo del grupo. Y es que este experto cazador de emboscada es nocturno y solitario, territorial y sigiloso. Por eso conviene buscarlo sobre las copas de los árboles, a donde incluso es capaz de subir sus pesadas presas a resguardo de carroñeros carnívoros.

El ciclo de la vida

Pero el mosaico de vida salvaje que late en los parques de Kenia va mucho más allá de estos cinco. Incluso de los llamados Cinco Grandes de Samburu, que son la cebra de Grevy, la jirafa reticulada, el oryx, el avestruz de Somalia y el gerenuk. Este último es una suerte de simpática gacela-jirafa que tiene un larguísimo cuello y se alza sobre las patas traseras para extraer alimentos de los árboles.

placeholder Ñus que cruzan el río Mara ante las fauces de los cocodrilos. (N. Ferreiro)
Ñus que cruzan el río Mara ante las fauces de los cocodrilos. (N. Ferreiro)

Al dictado del ciclo de la vida, innumerables herbívoros viven de los pastos de la sabana. Todo un catálogo de antílopes (impalas, órices, topis, cobos de agua, gacela de Thomson, dik-dik…), a los que se suman cebras, jirafas, jabalíes verrugosos y demás mamíferos menores (mangostas, jinetas… e incluso primates como los babuinos). Son, a su vez, alimento de los grandes y feroces predadores, cuyos ojos acechan sus movimientos para apresarlos en el instante preciso. Entre ellos, los leones y los leopardos, sí, pero además los guepardos, las hienas, los chacales, los caracales…

Agua y aire

También en las aguas reposan orondos hipopótamos, mientras los cocodrilos del Nilo aguardan la avalancha de ñus para ponerse ciegos de carne. Y no hay que olvidar las aves, inabarcables en sus múltiples especies, que ofrecen un capítulo aparte. Kenia no solo posee la segunda avifauna más variada del continente negro, sino que, además, sus criaturas aladas constituyen un elemento elemental de su paisaje.

placeholder El lago Nakuru acoge una de las mayores colonias de flamencos del mundo. (N. Ferreiro)
El lago Nakuru acoge una de las mayores colonias de flamencos del mundo. (N. Ferreiro)

Basta darse un paseo por los lagos Nakuru o Bogoria para contemplar las mayores colonias de flamencos del mundo, que alfombran sus aguas de un manto rosado y fosforescente. También abundan exóticas grullas y cigüeñas, pelícanos blancos, garzas, secretarios, calaos, tocos, estorninos, avutardas… Y dos de los más temidos carroñeros: el buitre y el marabú, de aspecto tétrico y desgarbado. Sea cual sea la especie, su sola contemplación nos hará sentir que estamos ante un documental.

Ñus que se aprietan sobre el río Mara ante las fauces de los cocodrilos, hileras interminables de búfalos avanzando entre las acacias, guepardos en carrera trepidante a la caza de las cebras, el manto rosa de los flamencos que abarrotan los lagos, perezosos leones que al bostezar exhiben su mandíbula prominente…

Tendencias En el punto de mira Viajes Viajes en familia
El redactor recomienda