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Juan Avellaneda: “Me habría gustado crecer con más referentes y la certeza de que ser gay es algo completamente normal”
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Juan Avellaneda: “Me habría gustado crecer con más referentes y la certeza de que ser gay es algo completamente normal”

Hace tiempo que descubrió que sin entrega no se consigue nada. Todo en su camino habla de constancia bien encauzada. Hoy es uno de nuestros diseñadores más deseados y, como tal, nos comparte su codiciada agenda de ocio

Foto: Juan Avellaneda es todo un superviviente guiado por un gran corazón y kilotones de buen gusto. (Cortesía)
Juan Avellaneda es todo un superviviente guiado por un gran corazón y kilotones de buen gusto. (Cortesía)

Juan Avellaneda (Barcelona, 1982) fue un niño muy curioso y creativo. Para que no le hicieran bullying, mantuvo en secreto que lo que más le gustaba era jugar con Barbie creándole looks y estilismos más allá de lo que Mattel establecía. “Me lo pasaba en grande recreando los mundos que veía en las revistas y a los que, como niño, no tenía acceso. Era muy divertido”. En su entorno inmediato no podían faltar elementos que permitiesen al joven Avellaneda expresar su creatividad, ya fueran telas, cartulinas, tijeras, pegamento o cualquier otro material de manualidades. “Fui un niño muy 'Art Attack'".

Juan siempre soñó con ser diseñador, pero también tenía sobre sí la falsa de idea de que eso no iba a ser una opción para él. “Crecí con esa dualidad, pero siempre sin dejar de intentarlo. Todo en mi entorno me decía que si me dedicaba al arte lo pasarías muy mal económicamente. Al final, la pasión y el trabajo duro pudieron con los miedos. ¿Que si me habría gustado dedicarme antes a la moda? Por supuesto, pero, en esta vida, todos tenemos nuestro camino y nuestro momento”.

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¿De dónde vienes y adónde vas?

Vengo de una familia de clase 'nivelada'. En la escuela veía que podía permitirme cosas que, quizá, no todo el mundo podía, pero también que estaba muy alejado de las familias con alto nivel de vida. Socialmente, crecí en un entorno en el que ciertas cuestiones, como ser gay, no eran toleradas. Mi trabajo interior llevó su tiempo hasta que, poco a poco, me fui descubriendo y aceptando.

placeholder Tamara Falcó y Juan Avellaneda: musa y diseñador. (Cortesía)
Tamara Falcó y Juan Avellaneda: musa y diseñador. (Cortesía)

En una entrevista, los javis dijeron que cuando eres un niño gay no te permites serlo y te pasas tu infancia “siendo un actor”, y en cierto modo es así. No eres consciente, pero eso está ahí y sucede. Lo bueno es que nunca llegué a torturarme, pero me habría gustado crecer con más referentes y la certeza de que ser gay es algo completamente normal. Tuve una infancia feliz y tranquila, aunque era bastante hiperactivo y siempre quería aprender y hacer nuevas cosas.

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¿A dónde voy? Ni me lo planteo. Como sabéis, hace unos años tuve un susto con un cáncer de testículos y, antes, un accidente de coche que casi me cuesta la vida o quedarme paralítico. Después de todo esto no te planteas demasiado el futuro e intentas vivir el presente. Profesionalmente, estoy encantado y feliz, es un sueño poder dedicarme a lo que me apasiona; personalmente, todo es un regalo. En otras palabras: a vivir el presente y a seguir creando.

Háblanos de tu presente perfecto

En este momento, estoy inmerso en mis colecciones de moda y en proyectos que me permiten explorar nuevas facetas del diseño, como mis colaboraciones con See Iou o Multiópticas. Con estos proyectos estoy dando acceso a la moda a más gente que con Avellaneda, mi firma, donde los trabajos son más exclusivos. Reconozco que poder incorporar a mi universo a personas a las que les guste lo que hago, sin barreras económicas, me tiene muy contento.

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Por lo demás, tengo una familia feliz con Sergio (Corbera), mi marido. Estoy en un muy buen momento, lo estoy disfrutando.

Todo esto lo compagino con mi trabajo en las redes sociales, donde disfruto muchísimo creando contenido didáctico y de actualidad sobre moda y estilo.

La envidiable agenda de ocio de Juan Avellaneda

El mejor desayuno lo disfrutas en: Les Filles Café (Carrer de Minerva, 2), en Barcelona. Después de entrenar con mi profesor José Expósito, cuando no hago campana (faltar a clase deliberadamente), me escapo muchas veces a este lugar que tiene un patio increíble y una 'vibe' que me encanta.

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placeholder @lesfillesbarcelona
@lesfillesbarcelona

Tu hotel urbano favorito: Rosewood Villa Magna (P.º de la Castellana, 22), en Madrid. Elegante, moderno y con un servicio impecable. Además, tiene algo que te hace sentir muy en casa.

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@rosewoodvillamagna

Tu hotel alejado de todo favorito: Áman Tokyo (The Otemachi Tower, 1 Chome-5-6, Chiyoda City). Celebré mi quinto aniversario allí con mi marido y es el equilibrio perfecto entre lujo y serenidad; estéticamente es de otro mundo. Las habitaciones son increíbles y recuerdo bañarme viendo todo Tokyo de noche. Sigo alucinando. Me encantaría volver.

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placeholder @aman_tokyo
@aman_tokyo

De compras: calle, barrio, zona favorita: Paseo de Gracia, en Barcelona, y una tienda que me encanta es Santa Eulalia (Paseo de Gracia, 93). Tienen una selección increíble y mi relación de amistad con los propietarios es estupenda. Además, creo debemos apoyar a todas las tiendas locales que se esfuerzan por sobrevivir en un entorno tan competitivo como el actual. La estética de Santa Eulalia es superchic, un must en mi agenda.

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placeholder @santaeulalia1843
@santaeulalia1843

Tu cocina favorita es y la disfrutas especialmente en… La japonesa, la china y la mediterránea y las disfruto especialmente en Disfrutar (Carrer de Villarroel, 163), en Barcelona, donde la creatividad no tiene límites. Además, es, literalmente, uno de los mejores restaurantes del mundo. La calidad humana de sus chefs es lo más, aparte de sus platos innovadores.

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placeholder Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, chefs de Disfrutar. (Cortesía)
Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, chefs de Disfrutar. (Cortesía)

Restaurante al que siempre vuelves: Ultramarinos Quintín (Jorge Juan, 17), en Madrid. Amo la pizza de colmenillas, y siempre que estoy en Madrid, llevo (obligo) a Nieves Álvarez a ir.

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@quintinultramarinos

Bareto de toda la vida: Cañete (Carrer de la Unió, 17), en Barcelona. Sin duda, es un clásico en la ciudad con esa estética de barrio y platos increíbles.

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@bar_canete

Tu bar de moda: Gresca (Carrer de Provença, 230), en Barcelona. Era una asignatura pendiente que tenía y mi amiga Paula Nata me llevo y desde entonces soy muy fan. Siempre es una experiencia nueva y la calidad es lo más.

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@restaurantgresca

Restaurante para cenar con amigos: Pur (Passatge de la Concepció, 11), en Barcelona, el restaurante de Nandu Jubany. Es el lugar perfecto para disfrutar de una cena increíble con amigos y además allí hice mis prácticas para Masterchef Celebrity, por lo que le tengo mucho cariño a ese sitio y a su gente. Si es verano para cenar me encanta el chiringuito Ohnades (Passeig del Marquès de Casa Riera, 25), en Sant Vicenç de Montalt, Barcelona.

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@pur_barcelona
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@allegra__mad

Coctelería favorita y un cóctel perfecto: Me encanta descubrir coctelerías en hoteles, es algo que me apasiona porque son espacios que siempre inspiran a nivel estético. La última fue en Four Seasons Madrid (Sevilla, 3) donde utilizaron mis estampados de loros diseñados para Güell Lamadrid en la decoración y la sensación resultó increíble. Siempre estoy buscando nuevos espacios.

Otro local en el que me sucedió lo mismo fue el restaurante Allegra Madrid (Velázquez, 11), diseñado por los Quinana Partners, que son unos cracks y que también usaron algunos estampados míos. Es muy fuerte ver, de repente, que otros universos creativos toman cosas del tuyo. Es un gran regalo.

Juan Avellaneda (Barcelona, 1982) fue un niño muy curioso y creativo. Para que no le hicieran bullying, mantuvo en secreto que lo que más le gustaba era jugar con Barbie creándole looks y estilismos más allá de lo que Mattel establecía. “Me lo pasaba en grande recreando los mundos que veía en las revistas y a los que, como niño, no tenía acceso. Era muy divertido”. En su entorno inmediato no podían faltar elementos que permitiesen al joven Avellaneda expresar su creatividad, ya fueran telas, cartulinas, tijeras, pegamento o cualquier otro material de manualidades. “Fui un niño muy 'Art Attack'".

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