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El matrimonio infeliz de Carmen Franco y el marqués de Villaverde
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El matrimonio infeliz de Carmen Franco y el marqués de Villaverde

Al principio toda la familia se sintió deslumbrada por Villaverde, hombre de buena planta, extrovertido y chulesco. Más tarde, la opinión fue diferente...

Foto: La boda de Carmen Franco y Cristóbal Martínez-Bordiú. (Cordon Press)
La boda de Carmen Franco y Cristóbal Martínez-Bordiú. (Cordon Press)

Carmen Franco tuvo poca capacidad de elección a la hora de elegir marido. No frecuentó pandilla de amigos y su única relación con el mundo masculino eran los primos. La llegada a su vida de Cristóbal Martínez-Bordiu, marqués de Villaverde, hijo segundo de los condes de Argillo, José y María de la O, fue un soplo de aire fresco.

La boda, celebrada el 10 de abril de 1950, no tuvo nada que envidiar a la de una heredera real. Los casó el arzobispo de Toledo, monseñor Pla, en la capilla de El Pardo. La novia vestía un traje de seda de corte clásico diseñado por Balenciaga. La peluquera, Rosita Zabala, fue la encargada del peinado a la moda de aquellos años: raya en medio y un moño del cual salía un velo larguísimo. El general y dueño de España fue el padrino y como regalo de boda Carmen lució una diadema de brillantes.

Foto: Carmen Franco. (Getty)

Al principio toda la familia se sintió deslumbrada por Villaverde, hombre de buena planta, extrovertido y chulesco. Más tarde, y cuando ya no había posibilidad de cambio, la opinión fue diferente. En los últimos años, el dictador se refería al marqués como “ese señor que se ha casado con Nenuca”. Incluso el capitán general Agustín Muñoz Grandes comentaría: “El Caudillo no ha tenido excesiva suerte con la boda de su única hija. Antes reinaba en El Pardo la austeridad y ahora esa cualidad ha desaparecido de modo alarmante. El palacio se ha convertido en la Corte de los Milagros”. Esta opinión también la fue aceptando Carmen muy a su pesar.

Carmen se casó muy enamorada, tuvieron siete hijos y sufrió mucho por las infidelidades de un marido nada discreto. Mientras vivió Franco los asuntos de faldas solo traspasaban el umbral de los salones sociales; después ya no importaba lo que pudiera opinar el público.

placeholder Carmen después de haber dado a luz a su sexto hijo.
Carmen después de haber dado a luz a su sexto hijo.

Cristóbal Martínez-Bordiú tuvo la suerte de casarse con una mujer que consideraba que el matrimonio era para toda la vida. Nunca se planteó el divorcio y menos una doble vida amorosa. Y un detalle importante. No permitió que en su presencia nadie criticara a su marido. Ni tan siquiera sus hijos. Fue dura con su hijo José Cristóbal cuando este en una entrevista definió a su padre muy duramente. “Quiso pegar un braguetazo y vivir lo mejor posible. En eso fue consecuente con su educación de señorito andaluz", aseguró.

En este sentido hay una anécdota relatada en la biografía de Carmen Martínez-Bordiú 'A mi manera' (Ediciones B) que reflejaba la personalidad del doctor experto en enfermedades cardiovasculares. El matrimonio se encontraba en el casino de Biarritz. Compartían mesa de juego con el rey Faruk de Egipto. En una de las apuestas y en voz alta el marqués de Villaverde dijo: “¡Y ahora subo cien francos más! Porque yo juego con el dinero de España”. En ese momento Carmen, una mujer respetuosa y muy cuidadosa en las formas, respondió: "Cristóbal, estás muy equivocado. España y los españoles somos lo suficientemente importantes como para no estar en un tapete de juego".

Con el tiempo y salvo los viajes que como hija y yerno del general hacían por medio mundo, Carmen se fue distanciando de su marido. Cuando Franco enfermó mortalmente, la hija no se separó de él. Dormía en una habitación contigua. A ella le entregó su testamento ológrafo y durante varas semanas lo guardó en su bolso. Ni su marido supo del secreto. Seguramente porque no se fiaba de él. Hacía años que sabía que Cristóbal Martínez-Bordiú había dejado de ser un marido responsable, pero Carmen Franco mantuvo el tipo y lo cuidó hasta su muerte.

placeholder Carmen con su marido, sus padres y sus hijos. (EFE)
Carmen con su marido, sus padres y sus hijos. (EFE)

Carmen Franco tuvo poca capacidad de elección a la hora de elegir marido. No frecuentó pandilla de amigos y su única relación con el mundo masculino eran los primos. La llegada a su vida de Cristóbal Martínez-Bordiu, marqués de Villaverde, hijo segundo de los condes de Argillo, José y María de la O, fue un soplo de aire fresco.

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