Las duras exigencias de Isabel Pantoja a los cámaras de 'Supervivientes'

'Lecturas' la llama "la concursante más conflictiva de la historia". Y da razones para ello. Varias revistas desvelan este miércoles las exigencias de Isabel Pantoja tras las cámaras de 'Supervivientes'. La mayoría de ellas tienen que ver con su imagen en el concurso. Aunque el equipo tiene terminantemente prohibido comunicarse con los concursantes (si lo incumplen pueden ser despedidos), los famosos sí pueden hablar a los cámaras y redactores. ¿Qué es lo que les transmite Pantoja a esos cámaras?

Cuenta 'Lecturas' que a la cantante no le gusta que los operadores se le acerquen demasiado para grabarla y se lo recrimina duramente. Además, piensa que si registran su imagen a pleno sol, aparece menos favorecida en pantalla. Insegura ante sus apariciones en bañador, la cantante tensa las cuerdas y provoca el estrés continuo de los técnicos.

La publicación también cuenta que el equipo ha puesto a Pantoja a las Azúcar Moreno como ejemplo. El dúo ya abandonó la isla y pagó las consecuencias (regañina en plató, entre otras cosas). Los directivos también le han hecho ver que protegen a los trabajadores y que no toleran las faltas de respeto y los malos modos de la cantante hacia ellos. De hecho, una persona que ha trabajado para ella asegura que "está acostumbrada a mandar y tratará al equipo como si fueran sus trabajadores. Levantará el dedito y exigirá como si estuviera en Cantora".

Dentro de las tramas de este popular reality hay una que asegura que Pantoja robó una lata de chóped, algo que la organización negó tajantemente. Un exconcursante de 'Supervivientes', que declina revelar su identidad, asegura que "es capaz de comprar esa lata a algún garífuna (así se llama al equipo técnico que trabaja en Honduras). En otras ediciones, se han llegado a pagar 200 dólares. También sé que algún concursante no cumplió con su palabra y se fue sin pagar", añade.

Lo cierto es que a la tonadillera aún le quedan unas cuantas semanas de concurso para enmendar ese comportamiento que, dice la revista, trae de cabeza al equipo técnico que trabaja en la isla.