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La curiosa historia del vizconde de La Vega, que ha renunciado a su título
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La curiosa historia del vizconde de La Vega, que ha renunciado a su título

Carlos García-Loygorri y Jordán de Urríes es un agente inmobiliario perteneciente a una ilustrísima familia. Hace un mes y medio acudió a un notario para devolver su título

Foto: Un retrato de Narciso García-Loygorri, duque de Vistahermosa y alcalde de Madrid en 1890. (José Díaz Molina)
Un retrato de Narciso García-Loygorri, duque de Vistahermosa y alcalde de Madrid en 1890. (José Díaz Molina)

"La nobleza no la da ningún título, y en ese momento yo fui más noble que nunca". Carlos García-Loygorri y Jordán de Urríes, hasta no hace mucho vizconde de la Vega, ha renunciado a su título nobiliario. Lo publicaba esta semana el Boletín Oficial del Estado, en su sección de anuncios. Se trata de un movimiento muy inusual entre la nobleza española, por lo que se ha convertido en noticia, a su pesar. "Yo creo que esto no es muy trascendente, la verdad", y parece ruborizarse al otro lado del teléfono.

García-Loygorri es agente inmobiliario. Vive con su esposa y su hijo en un barrio del centro de Madrid. Su vida es como la de cualquiera, solo que corre por sus venas la sangre de la más alta nobleza española. Carlos es uno de los cuatro hijos del duque de Vistahermosa, Cristóbal García-Loygorri y Urzaiz. Él fue quien decidió en 2002 cederle el título de vizconde de la Vega, y también es él quien ahora lo reclama. "He renunciado al título porque me lo ha pedido mi padre, y yo haría cualquier cosa que él me pidiera".

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La razón por la que don Cristóbal le ha pedido de vuelta esta dignidad nobiliaria permanece en la intimidad de la familia. "Lo único que le puedo decir es que ha sido la decisión más conveniente", explica el duque. "Es una cosa que hemos decidido en la familia, nos llevamos estupendamente", dice. ¿Hay algún plan para ese título? ¿Lo solicitará de nuevo para dárselo a otro de sus hijos? "Yo no hago la vida de plan en plan", responde algo impaciente.

Inusual

Lo cierto es que, tal y como confirma el conde de los Acevedos, portavoz de la Diputación de la Grandeza, renunciar a un título nobiliario es algo "completamente inusual". "Aunque no es la única persona que ha renunciado, es una cosa rara. Es un procedimiento que ha empezado a hacerse en tiempos recientes, antes era impensable". El conde explica que el título no revierte de forma automática de nuevo en el padre de Carlos García-Loygorri, "eso no funciona así". "El título ahora ha quedado vacante y tendrá que solicitarlo quien tenga mejor derecho para ostentarlo", explica. "Esa es la razón por la que el Gobierno ha decidido hacerlo público, para que se sepa que este título está vacante por si alguien quiere solicitarlo (si no, a los cinco años caduca). Hubiera sido más adecuado que el hijo le hubiera hecho una cesión al padre".

placeholder Texto del BOE donde se publica la renuncia al título de vizconde de La Vega.
Texto del BOE donde se publica la renuncia al título de vizconde de La Vega.

El padre de Carlos, Cristóbal García-Loygorri, es, además de duque, catedrático de Matemáticas. Su boda con Cristina Jordán de Urríes se celebró en 1967, en la basílica de San Francisco el Grande. Según la crónica de 'ABC', "la desposada lucía traje de raso y velo de tul sujeto por magnífica diadema de brillantes y perlas en forma de pera, perteneciente a su tía, la señorita María Cristina García-Loygorri y Martínez de Irujo. Entró en el templo del brazo de su padre, el marqués de Velilla de Ebro, que ostentaba la representación de Su Alteza Real el conde de Barcelona, padrino del enlace. El novio acompañaba a su madre, la duquesa de Vistahermosa, que representaba a la madrina, S.A.R. la condesa de Barcelona". Tuvieron cuatro hijos.

Entre los antepasados de los García-Loygorri hay algunos héroes de la historia nacional, como el teniente general Martín García-Loygorri. En el Patio de Orden de la Academia de Artillería hay una placa que conmemora una de sus famosas reflexiones: “Cuando una educación noble e ilustrada despeja el entendimiento y fortalece el corazón, aunque no alcance a transformar en héroes a todos los jóvenes que la reciben, tiene una gran probabilidad de predisponer a muchos y de conseguir a algunos”. El general tuvo una intervención decisiva en la batalla de Alcañiz contra los franceses en 1809.

Su hijo, Ángel García-Loygorri, fue un personaje imprescindible en la España del siglo XIX: teniente general de los Ejércitos, alcalde de Madrid (también lo fue un hijo suyo, Narciso), intendente de la Real Casa, director general de la Guardia Civil, ministro plenipotenciario del rey, diputado en las Cortes durante diez legislaturas, director de la Guardia Civil y senador vitalicio nombrado por la Corona, su currículo es inagotable. Por Real Cédula de 10 de mayo de 1879, Alfonso XII le otorgó el título de duque de Vistahermosa con grandeza de España.

Notario y Registro

Por la historia familiar, entre otras cosas, para Carlos "ha sido un orgullo llevar todos estos años el título de vizconde de La Vega". Aunque reconoce que, en la práctica, renunciar a un título "no implica nada". "La nobleza no está en los títulos", apunta.

Cuando su padre le pidió que le devolviera el título, Carlos acudió a un notario y luego al Registro para hacerlo público. De esto hace mes y medio, aunque ha sido ahora cuando el Boletín Oficial del Estado ha publicado la noticia de su renuncia. "Debo de ser la persona más joven que ha renunciado a algo así", especula. Aunque el vizcondado de La Vega volviera a la familia, sería muy difícil que Carlos volviera a ostentarlo. Tiene dos hermanas mayores (y uno más pequeño) con mejor derecho a heredarlo cuando fallezca su padre.

"La nobleza no la da ningún título, y en ese momento yo fui más noble que nunca". Carlos García-Loygorri y Jordán de Urríes, hasta no hace mucho vizconde de la Vega, ha renunciado a su título nobiliario. Lo publicaba esta semana el Boletín Oficial del Estado, en su sección de anuncios. Se trata de un movimiento muy inusual entre la nobleza española, por lo que se ha convertido en noticia, a su pesar. "Yo creo que esto no es muy trascendente, la verdad", y parece ruborizarse al otro lado del teléfono.

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