Margallo: de los años locos 'de soltero' con Rajoy a sus conversaciones con el Rey
José Manuel García-Margallo, quien fuera ministro de Asuntos Exteriores, publica en sus memorias múltiples anécdotas vividas en primera persona, incluido su doloroso divorcio
José Manuel García-Margallo ha escrito un libro de memorias, pero podría haber escrito varios volúmenes. Quien fuera ministro de Exteriores con Mariano Rajoy ha sido testigo de múltiples anécdotas de la vida política del país, de las anchas tramas de la política internacional a los cenáculos minúsculos de la política doméstica. Hombre de amplia cultura, íntimo amigo de Rajoy, da la sensación de que se ha dejado más chascarrillos en el tintero de los que podría haber compartido con los lectores. Y aún así, por las páginas de 'Memorias heterodoxas de un político de extremo centro' (Península) desfilan buena parte de las personalidades del país y de la política internacional.
Muchos no conocerán el origen de esa amistad con el anterior presidente del Gobierno, que nació a raíz del fracaso del primer matrimonio de Margallo. "Yo tenía muchísima confianza en él [en Rajoy] y ambos nos considerábamos buenos amigos desde julio de 1991, cuando mi exmujer me dijo que no quería veranear conmigo y que se llevaba a los niños. En esa tesitura -otras consideraciones aparte-, me pregunté: '¿Y ahora cómo me organizo yo el verano?' [...] Me senté en el escaño contiguo al suyo, mientras le decía: 'Oye, Mariano, ¿tú estás soltero?'. Él me miró con mucha suspicacia y, medio espantado, me respondió: '¿Y a ti qué coño te importa?' 'Me importa y mucho. Me he separado de mi mujer, tengo un barco en Ibiza y ando buscando un colega que quiera pasar conmigo el verano'. Tras pensárselo unos segundos, me dijo: 'Ah, entiendo, cuéntame'".
Rajoy y Margallo estuvieron aquel verano en Ibiza, pasaron "quince o veinte días" en el barco "de diez metros de eslora" de Margallo. "Aquellos días navegamos, salimos a cenar, bajamos al pueblo y nos lo pasamos bien, como dos solteros, uno originario y otro sobrevenido". Los años 'locos' con Rajoy como pareja de baile dieron paso a otros más tranquilos en los que siguieron compartiendo vacaciones, ya con Viri y con la nueva pareja de Margallo en la ecuación. "Cuando él ya era ministro prefería veranear fuera de España, nos fuimos a sitios más recónditos, como por ejemplo la isla caribeña de Guadalupe". La relación personal, reconoce Margallo, siempre fue "muy buena e intensa".
La separación de Margallo no fue fácil. "Los primeros años de 1990 fueron un tiempo de cambio no solo en mi vida política, sino también en la personal. Inmerso en una dolorosa anulación matrimonial, pensé que lo mejor para mí era cambiar una actividad en la que ya llevaba más de quince años por otra distinta. Dada mi vocación europeísta, decidí concurrir a las elecciones europeas de 1994".
García-Margallo es profundamente monárquico desde su juventud. Relata varios episodios que lo atestiguan, como cuando acudió con otros entusiastas como él a recibir a la reina Victoria Eugenia con banderas al aeropuerto. La bisabuela de Felipe VI venía a conocer a su bisnieto, que acababa de nacer, en 1968. "Quizá el momento más emotivo de aquel reencuentro fue cuando don Juan la recibió al pie de la escalerilla de su avión y la reina Victoria le hizo la reverencia de corte en pleitesía al Jefe que era de la Casa Real. La reina se alojó en el Palacio de Liria".
Un año más tarde, en 1969, don Juan Carlos fue proclamado sucesor a título de rey. "Lo que pasó me lo contó tiempo después él mismo: 'Yo estaba en Estoril a punto de salir para Madrid. Mi padre me dijo: 'Juanito, me vas a traicionar'. Cuando llegué a Madrid me estaban esperando para llevarme a El Pardo. Franco me preguntó directamente: 'Alteza, ¿está Usted dispuesto a sucederme a título de rey?'. Le pedí tiempo para contestarle, pero me dijo que no, que tenía que contestar en el acto. Reiteré mi petición argumentando que tenía que consultar con algunas personas. 'Precisamente como no quiero que consulte con nadie, tiene Usted que contestar ahora', me dijo Franco'. [...] En cuanto llegó a su residencia, llamó a su madre y le dijo: 'Mami, lo que temíamos que iba a suceder ha sucedido'. Padre e hijo no se reconciliaron hasta verse en Portugal y fundirse los dos en un emocionado abrazo, llorando".
Margallo recuerda una célebre frase que le dijo el Rey a Santiago Carrillo tiempo después, cuando finalmente accedió al trono: "Tras haber pasado muchos años haciéndome el tonto, mucha gente pensó que lo era". Pero el Rey tenía la Transición en la cabeza. Según revela el exministro, un año antes de fallecer Franco, don Juan Carlos le había mandado un mensaje secreto pero muy claro a Carrillo: "Vosotros dejadme que empiece a reinar, que ya me ocuparé yo de que podáis participar en el juego político lo antes posible". El mensaje, como pasa en estas cosas, no fue tan discreto. "Algunos militares de alta graduación inquirieron al Rey sobre su veracidad. '¿Y qué hizo vuestra Majestad?', le pregunté yo. 'Pues qué voy a hacer: encogerme de hombros y poner cara de sorpresa', respondió".
Margallo y el rey Juan Carlos han conversado sobre aquellos años que tanto marcaron España posteriormente. Da la sensación de que mantienen una relación estrecha, aunque el exministro no lo dice claramente. Revela detalles de un mensaje que le escribió el Rey para que se lo enseñara a Hillary Clinton y le expresara que era "su mayor fan". En otra ocasión, Margallo le pidió al antiguo monarca que llamara a Mario Vargas Llosa y le propusiera ser director del Instituto Cervantes. La cosa se filtró a la prensa. "Fue culpa mía", le dijo el rey Juan Carlos tiempo después, "porque yo se lo conté a Víctor García de la Concha". También mantuvieron varias charlas sobre cómo se gestó la designación de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno. Aunque Margallo coincidió con Felipe VI un par de años, lo cierto es que no parece haber compartido tantos momentos con él o con doña Letizia.
Un detalle revela algo del carácter del actual monarca. "No exagero si afirmo que el envite de política exterior más importante de toda la legislatura fue para mí la candidatura española a un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Fue quizá el hito más gratificante de todos. [...] Al confirmarse el éxito, la prensa, como es lógico, lo resaltó mucho, ilustrando la noticia en muchos casos con una foto en que se me veía alzando un teléfono móvil, con el rostro tenso, rodeado de mi equipo. [...] Al otro lado del teléfono estaba Su Majestad Felipe VI, quien a lo largo de la campaña había sido uno de nuestros principales adalides y que seguía en vivo aquel instante, un hecho que quedaría marcado en los libros de historia como el principal hito de la política exterior española al inicio de su reinado".
Margallo cuenta que en este asunto de la ONU se implicó la familia real al completo. "La reina Sofía deslumbró con su presencia y saber estar en una Junta Ejecutiva de Unicef [...]. El rey Juan Carlos llamó personalmente a numerosos altos dirigentes con influencia. Su Majestad Felipe VI representó con carisma y energía a la España renovada que él mismo encarna en la Cumbre del Clima y en la Semana Ministerial de la Asamblea General, que tuvieron lugar en septiembre de 2014 en Nueva York, donde además pronunció su primer gran discurso de política exterior".
Pero es de otro rey de quien cuenta la anécdota más jugosa, que ya fuera desvelada por Jorge Fernández Díaz en otro libro. Las consecuencias que trajo para España la detención del rey de Marruecos por parte de la Guardia Civil en aguas de Ceuta. "El control de la migración ilegal depende de la cooperación que Marruecos preste, pues su gendarmería regula el flujo, podría decirse, casi a conveniencia. Esto quedó demostrado, por ejemplo, cuando el Servicio Marítimo de la Guardia Civil tuvo un par de horas retenido por error -por exceso de celo- al rey de Marruecos en aguas de Ceuta. Una vez solucionado el malentendido, al ver la consecuente avalancha de pateras que se nos estaba viniendo encima, tuve que llamar urgentemente a mi colega marroquí".
Pero no solo de realeza vive el hombre. Margallo relata numerosos episodios políticos que en su día ocuparon páginas y páginas de la prensa de actualidad. Como, por ejemplo, la mala relación entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, "una pareja que no dejó de tirarse los trastos a la cabeza desde el momento mismo en que ocuparon el proscenio". Pero eso es otra historia.
José Manuel García-Margallo ha escrito un libro de memorias, pero podría haber escrito varios volúmenes. Quien fuera ministro de Exteriores con Mariano Rajoy ha sido testigo de múltiples anécdotas de la vida política del país, de las anchas tramas de la política internacional a los cenáculos minúsculos de la política doméstica. Hombre de amplia cultura, íntimo amigo de Rajoy, da la sensación de que se ha dejado más chascarrillos en el tintero de los que podría haber compartido con los lectores. Y aún así, por las páginas de 'Memorias heterodoxas de un político de extremo centro' (Península) desfilan buena parte de las personalidades del país y de la política internacional.