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Lucía Bosé, de armas tomar: el día que se enfrentó con una escopeta a Dominguín
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MUJER DE CARÁCTER

Lucía Bosé, de armas tomar: el día que se enfrentó con una escopeta a Dominguín

Luis Miguel Dominguín contaba en sus memorias que Lucía Bosé fue la mujer más importante de su vida, “la que me dio a los hijos”

Foto: Lucía Bosé y Dominguín. (Getty)
Lucía Bosé y Dominguín. (Getty)

Luis Miguel Dominguín contaba en sus memorias que Lucía Bosé fue la mujer más importante de su vida, “la que me dio a los hijos”. También aseguraba que la más peleona: “La italiana no es una tigresa, es una leona”, decía para definirla. Y, efectivamente, uno de los rasgos de Lucía Bosé era su fuerza, que utilizó en muchas ocasiones para luchar contra una legislación que, en caso de separación, otorgaba los hijos al marido.

Las mujeres pintaban poco y, en su caso, el hecho de ser actriz y en el pasado Miss Italia no era lo más recomendable a los ojos de la llamada buena sociedad de los años sesenta. Se habían casado en Las Vegas y eso era 'vivir en pecado'. Después lo hicieron por la iglesia, por recomendación de lo que se denominaba la 'autoridad competente', que, en este caso, era el ministro Camilo Alonso Vega. Muchos años después esta unión la anuló el Tribunal de la Rota y Dominguín se casó con Rosario Primo de Rivera, mujer de fuertes convicciones católicas.

placeholder Una imagen familiar junto a Picasso. (Cordon Press)
Una imagen familiar junto a Picasso. (Cordon Press)

Por aquel entonces, el torero cazaba con Franco y era el único que se atrevía a contarle los chistes que circulaban sobre él. Con ese currículum social, la figura de Lucía quedaba desdibujada y, por lo tanto, con pocas posibilidades de reconducir su vida familiar sin Dominguín. No existía el divorcio, así que la actriz tenía dos opciones: o se llegaba a un acuerdo y Lucía aceptaba mantener las formas a pesar de las infidelidades públicas de Luis Miguel, o le iba a ser difícil plantear una separación.

Lucía la Brava

El propio torero contaría, muchos años después, que el detonante de esa ruptura la tuvieron sus relaciones extraconyugales: “Mi fracaso con Lucía tuvo una antesala de felicidad”, comentaba, a la par que aseguraba que la italiana nunca entendió sus salidas nocturnas que, según él, eran necesarias.

Efectivamente, Lucía la Brava, como la llamaba Picasso, se plantó y dijo “hasta aquí hemos llegado”. A su marido lo echó de la casa familiar de Somosaguas y fue entonces cuando el torero se revolvió y amenazó con quitarle los hijos y quedarse con su custodia. Él tenía el poder y las influencias, y Lucía no tenía más que las de perder.

La escena siguiente fue la de la leona enjaulada. La matriarca no se asustó y, ante la insistencia del padre de mantener sus pretensiones y no salir del domicilio conyugal, tomó una de las escopetas de caza y se fue a por él. Ahí se acabaron las amenazas. Una de las testigos de aquella escena fue la tata Reme, que se encargó de tranquilizar a su señora. Lucía, Miguel y Paola se quedaron con su madre.

placeholder Lucía Bosé y Dominguín, de caza. (Cordon Press)
Lucía Bosé y Dominguín, de caza. (Cordon Press)

Lucía, la mamma

Lucía Bosé siempre fue la 'mamma' italiana para todos los que llegaban a su casa de Somosaguas. Este chalet fue siempre el domicilio familiar donde vivió los años gloriosos y guerreros. Con el tiempo, ese chalet se lo quedaría Miguel Bosé. Le pagó a su madre la cantidad correspondiente y sigue siendo el cuartel general del cantante cuando viene a Madrid.

Mientras fue la reina y señora de la casa recibía a los amigos propios y ajenos a la hora que fuera. Y daba igual ocho que ochenta: decía que lo suyo era dar de comer a la gente. En lo que tardaba en hacer los espaguetis, los invitados se encargaban de colocar platos y vasos en una mesa de madera pintada de blanco muy grande y donde cabían, fácilmente, doce personas. Los espaguetis se servían en una fuente de loza y si había más amigos, en dos. Y marcaba la pauta: “Aquí no se espera a nadie porque hay que tomarlos al dente”. Lucía dirigía, controlaba y organizaba el matriarcado, que también era el lugar de trabajo de todos, porque los tres hijos le salieron artistas.

placeholder Lucía con su amigo Boris Izaguirre. (Mediaset)
Lucía con su amigo Boris Izaguirre. (Mediaset)

La casa era su reino y cada poco cambiaba la decoración. Tenía muy buen gusto y fue una de las introductoras de las telas provenzales que se pusieron tan de moda en los años ochenta. Quizá si se hubiera dedicado en serio al interiorismo, habría sido una de las mejores profesionales, pero prefirió hacerlo gratis para sus amigos. Incluso Luis Miguel Dominguín, una vez que las relaciones se volvieron pacíficas, le pedía consejo para su casa de Sotogrande y para La Virgen, la finca de Jaén.

Luis Miguel Dominguín contaba en sus memorias que Lucía Bosé fue la mujer más importante de su vida, “la que me dio a los hijos”. También aseguraba que la más peleona: “La italiana no es una tigresa, es una leona”, decía para definirla. Y, efectivamente, uno de los rasgos de Lucía Bosé era su fuerza, que utilizó en muchas ocasiones para luchar contra una legislación que, en caso de separación, otorgaba los hijos al marido.

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