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Los hijos de Arturo Fernández liquidan su herencia: venden su casa y cierran su empresa
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FAMILIAS

Los hijos de Arturo Fernández liquidan su herencia: venden su casa y cierran su empresa

El querido actor falleció en el verano de 2019, pero aún quedaban flecos por cerrar en lo respectivo a su legado. Su viuda vive en Marbella, donde lleva una vida discreta

Foto: Arturo Fernández, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Arturo Fernández, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Arturo Fernández fue uno de los intérpretes más queridos por el público español. Antes de la llegada de las plataformas televisivas, cuando no había mucho donde escoger, Fernández formaba parte de esa nómina de rostros familiares e infalibles para la audiencia. Era un cómico en el sentido más clásico del término, un actor con costuras de galán que supo sostener su carrera a lo largo del tiempo. Hasta el punto de que cuando murió, con 90 años, apenas llevaba unos meses fuera de los escenarios.

Fue en julio de 2019, pero aún quedaban por cerrar algunos detalles de su herencia. El actor trabajó duro en el teatro, el cine y la televisión, donde tenía un público fidelísimo. Gracias a esto, pudo dejar a sus tres hijos un buen patrimonio inmobiliario y una productora que codirigía junto a su pareja, Carmen Quesada. Como es lo normal en estos casos, todo se ha ido desmantelando en estos meses y los hermanos han tomado una serie de decisiones. Una, con Carmen viviendo ya una nueva vida en su casa de Marbella, cerrar la productora. Otra, distribuir sus propiedades.

La residencia madrileña del matrimonio, que Arturo Fernández mostró sin problemas en varios programas de televisión (a Telemadrid y a Bertín Osborne, por ejemplo), era la 'joya de la corona' del patrimonio. Arturo y Carmen Quesada vivían en una urbanización de San Sebastián de los Reyes, en una finca verde de cerca de 1.800 metros cuadrados. La casa, remozada en los años 80, contaba con todas las comodidades, incluida una piscina donde el intérprete presumía de meterse hasta en invierno.

Foto: Arturo Fernández y Carmen Quesada, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

La mansión, de 410 metros cuadrados construidos, fue heredada por sus hijos, que justo antes de la pandemia decidieron ponerla a la venta por 840.000 euros, aunque sin demasiado éxito. El anuncio seguía activo meses después y la familia se negaba a abaratar el precio. La inmobiliaria que lo llevaba hablaba entonces con Vanitatis y daba detalles de cómo era la vivienda: "El salón y el dormitorio se encuentran en una misma planta, es un lujo en ese sentido". "Aparte de toda la planta residencial, cuenta con tres habitaciones (una en suite), cuartos de baño completos, salón, comedor y cocina, también hay una buhardilla en planta superior con baño completo y salida a una amplia terraza y el área de garaje y servicios en planta sótano. Está construida en 1984 sobre un parcela de 1.800 metros muy llanita, rectangular y con piscina. Toda la superficie de la parcela está ajardinada, con césped, plantas y árboles ya consolidados".

Se la queda uno de los hijos

Al final, los hermanos han conseguido venderla. Ha sido uno de los tres quien se la ha quedado, adquiriendo su parte a sus hermanos. La operación se cerró el pasado mes de octubre y ha sido "una alegría" para todos que la casa permaneciera dentro del entorno familiar. Los tres hijos de Arturo Fernández fueron fruto de su matrimonio con María Isabel Sensat, una señora de la mejor sociedad catalana cuya boda con el actor de moda del momento supuso un auténtico terremoto social. Hoy son tres adultos que, por cierto, no han encaminado sus vidas profesionales dentro del mundo de la interpretación. Isabel, la mayor, tiene una tienda muy conocida de decoración. María Dolores, Bobi, empezó su carrera como periodista y reside en Sevilla junto a su marido, Manuel Balbuena. Arturo, el hijo varón, es abogado.

placeholder Arturo Fernández y Alberto Closas, en 'Distrito quinto'. (Cortesía)
Arturo Fernández y Alberto Closas, en 'Distrito quinto'. (Cortesía)

Arturo y Carmen, que nunca quisieron legalizar su situación, mantenían una relación sentimental pero también profesional. Carmen, que es abogada de profesión y tuvo bufete propio durante casi una década, era también directora gerente de la productora de Arturo, Jandro Producciones S.A. Pero unas semanas después del fallecimiento del actor, al poner en orden sus asuntos, la productora pasó a manos de Arturo hijo.

La sociedad se constituyó en el año 1989 para producir espectáculos de teatro. En sus últimas cuentas públicas, correspondientes al ejercicio 2018, facturaron más de medio millón de euros, pero sin Fernández no tenía sentido seguir con ella. Arturo hijo ha decidido disolverla de forma voluntaria, de lo que dio cuenta el Borme la semana pasada.

Foto: María Isabel Sensat y Carmen Quesada. (CP)

La otra gran pata de Jandro Producciones era Carmen Quesada, que tiene una 'nueva vida' desde que se mudó a Marbella. Mantiene buena relación con los hijos de Arturo Fernández (ella dijo en televisión que el único defecto que tenían los hijos de Arturo era que no eran suyos también). Una de las últimas imágenes que hay del intérprete asturiano en vida es precisamente paseando por Sevilla con sus hijos y su mujer. Aún más significativo fue el abrazo entre la primera mujer de Arturo, Isabel Sensat, y Carmen en el último adiós a Arturo.

Nueva vida

Quesada se ha desvinculado del teatro y de los asuntos de Arturo. La abogada puso sus ilusiones en un negocio de hostelería, Villa El Carmen, en Marbella, al que la pandemia ha golpeado de lleno. Arturo y su mujer eran habituales de los veranos de Marbella, donde encontraron su refugio dorado en un chalé de la exclusiva urbanización Guadalmina que adquirieron a finales de los años 90. Allí es donde la viuda del actor puso en funcionamiento a principios de 2020 un 'hotel' con encanto (alquila tres habitaciones) en el que pueden alojarse los huéspedes por un precio de unos 150 euros por noche (para dos personas y con desayuno incluido).

placeholder Carmen Quesada y Arturo Fernández. (Cordon Press)
Carmen Quesada y Arturo Fernández. (Cordon Press)

La abogada heredó esta vivienda tras la muerte del actor, pero era demasiado grande para ella, por lo que decidió darle un rendimiento económico. “Ubicada en la urbanización más emblemática de Marbella, Villa El Carmen es una hermosa casa en la que el huésped podrá disfrutar de todas las comodidades de un auténtico hotel de gran lujo y un trato exquisitamente personalizado. A menos de 500 metros de la playa y junto a dos campos de golf, nuestros huéspedes podrán disfrutar de un delicioso desayuno, de una copa junto a la chimenea o respirar aire fresco en la tranquilidad del jardín. Ideal en cualquier época del año”, reza su página web.

Además de estas dos casas, Arturo tenía varias propiedades en Madrid, como un apartamento de menos de 50 metros cuadrados en pleno Chueca, plazas de aparcamiento o una oficina en la avenida de Manoteras. También tenía una propiedad en Villaviciosa. "Llegué a Madrid con 300 pesetas. Hay momentos que no sé de qué viví, en serio. Yo lo único que quería era ser alguien en la vida para que mi madre estuviera orgullosa de mí", dijo en una entrevista. Es para estarlo.

Arturo Fernández fue uno de los intérpretes más queridos por el público español. Antes de la llegada de las plataformas televisivas, cuando no había mucho donde escoger, Fernández formaba parte de esa nómina de rostros familiares e infalibles para la audiencia. Era un cómico en el sentido más clásico del término, un actor con costuras de galán que supo sostener su carrera a lo largo del tiempo. Hasta el punto de que cuando murió, con 90 años, apenas llevaba unos meses fuera de los escenarios.

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