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Veinte años sin Jesús Aguirre: el 'duque más duque' que sisaba las propinas de Liria
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Veinte años sin Jesús Aguirre: el 'duque más duque' que sisaba las propinas de Liria

Raúl del Pozo, Cayetano Martínez de Irujo, Luis Solana, Federico Jiménez Losantos y Carmen Tello recuerdan al segundo marido de la duquesa de Alba, del que, nos dicen, "se desenamoró"

Foto: Jesús Aguirre y Cayetana de Alba. (Cordon Press)
Jesús Aguirre y Cayetana de Alba. (Cordon Press)

El 11 de mayo de hace veinte años fallecía Jesús Aguirre, segundo marido de la duquesa de Alba, en el palacio de Liria. El infarto le pilló trabajando en el despacho que había sido de Luis Martínez de Irujo. Se encontraba solo con el servicio y sin su duquesa, que en aquellas fechas pasaba tiempo en Sevilla. En ese momento, Cayetana Fitz-James Stuart almorzaba con Carmen Tello y su grupo de amigos sevillanos: "Cuando le comunicaron que había muerto se le cambió la cara, se quedó blanca. Nosotros no sabíamos qué había pasado y la verdad es que para ella fue duro", cuenta a Vanitatis Carmen Tello.

Hacía tiempo que la relación matrimonial no era mala sino inexistente. Los años de vino y rosas no fueron eternos. La boda, que según los íntimos y los propios hijos nunca debería haberse celebrado, dio paso a unos últimos siete años donde la pareja se convirtió en "compañeros de piso" sin casi trato, como confirma Carmen Tello. Mientras duró esa fascinación, le defendió delante de cualquiera que hiciera la menor crítica, incluidos sus hijos. Cayetano, el que más sufrió a Jesús Aguirre, reconoce en este aniversario que su madre "antepuso su estado civil a la maternidad". "No se le podía llevar la contraria con el carácter que tenía. Ella había elegido a Jesús y, por lo tanto, iba adelante pasara lo que pasara".

placeholder Jesús Aguirre y Cayetana de Alba, en un artículo de 'Tiempo'.
Jesús Aguirre y Cayetana de Alba, en un artículo de 'Tiempo'.

Han pasado dos décadas de su desaparición y varias de las personas que le trataron en aquellos años recuerdan para Vanitatis algunas de las anécdotas que vivieron con el exjesuita, al que definían como "el duque más duque". Esta mimetización con el título nobiliario como consorte le llevó a ser el protagonista de varias excentricidades. Una de las situaciones más sorprendentes en su vida era cuando excusaba su presencia en una cena privada o un acto más o menos público aduciendo un malestar físico que denominaba como ‘la jaqueca de los Alba’, como recuerda el escritor y periodista Raúl del Pozo:

Raúl del Pozo: "Era muy brillante y encantador con quien quería. Cuando iba a Liria, Cayetana me decía: 'Venga, métete con él, que así me divierto"

"Era muy brillante y encantador con quien quería. Cuando yo iba a Liria, Cayetana me decía por lo bajo: ‘Venga, métete con él, que me así me divierto’. Hablaba en plural y se refería a él mismo como 'nosotros los Alba'. En sus años de cura acababa las misas, en vez de con ‘dominus vobiscum’, con 'bonjour, tristesse’, el título de la obra de Françoise Sagan". Reconoce el escritor que la duquesa estuvo muy enamorada de su marido en esos primeros años y, al menos públicamente, fue feliz. Después las cosas cambiaron: "Estaba tieso y se quejaba de que no le daban dinero y sisaba las propinas de los chicos que llevaban los pedidos a Liria".

Foto: Eugenia Fernández de Castro y la duquesa de Alba. (Cordon Press)

Esta consideración la confirmaba Manuel Vicent, que escribió una biografía no autorizada, ‘Aguirre el Magnífico’ (Alfaguara), que enfadó mucho a Cayetana. Tanto es así que quiso demandar al que había sido uno de los grandes amigos de su marido. La semblanza que hacía de él era lo más parecido a un personaje cómico con grandes ansias de aparentar lo que por cuna no había tenido.

Losantos: "Posaba debajo del retrato de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, de Velázquez, mientras me cantaba 'La estudiantina portuguesa"

Federico Jiménez Losantos recuerda su encuentro con el duque consorte bajo el cuadro 'El Gran Duque De Alba', de Tiziano: "Tuvo el capricho de que yo le hiciera la primera entrevista cuando le hicieron académico. Y me imitó a Celia Gámez cantando ‘Si me quieres cantar, mírame’ y al coro de cupletistas moviendo las caderas (bajo el Tiziano) en 'Estudiantina portuguesa': “Ay Portugal, por qué te quiero tanto”.

Foto: Jesús Aguirre y la duquesa de Alba. (EFE)

Aguirre casó a muchos de los que con el tiempo fueron figuras destacadas en el mundo empresarial y político. Casó a la que fuera alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a Miguel Boyer y Elena Arnedo, y a los hermanos Solana. A Javier con Concha y a Luis Solana con Leonor Pérez Pita. Este último lo define así para Vanitatis: "Era un cura que llamaba la atención con su sotana de seda natural y casi siempre con un ejemplar de 'Le Monde' bajo el brazo. Nos entendía bien a la naciente progresía socialista y apoyaba siempre con gesto elegante nuestras actuaciones o propuestas. Cuando decidimos casarnos Cuca y yo, le elegimos como cura de la ceremonia y en la iglesia de la Ciudad Universitaria. Cuando llegó a duque de Alba fue impresionante cómo asumió su nuevo papel: parecía haber sido duque siempre. Le visité muchas veces en el palacio ducal, donde me enseñaba las obras de arte (sobre todo la biblioteca) y me hablaba de la modernización de la gestión de la Casa".

Solana: "Era un cura que llamaba la atención con su sotana de seda natural y casi siempre con un ejemplar de 'Le Monde' bajo el brazo"

Carmen Tello tuvo sus más y sus menos con el marido de su íntima amiga: "Le conocí recién casado y en aquellos primeros años pasaban tiempo fuera. Venían a Sevilla en Semana Santa, en la Feria y se quedaban hasta julio. Pasaban largas temporadas en Venecia, en la casa que compró Cayetana. La verdad es que no congenié mucho con él. Nos aconsejaba qué óperas teníamos que ver o qué obras de teatro, pero con la impostura que tenía, aquí en Sevilla no gustaba mucho porque somos más naturales. Era un hombre con mucha valía intelectual, pero muy impertinente, poco simpático. Tuvo conmigo varios detalles muy feos y me hizo llorar. Es verdad que me pidió perdón porque así se lo dijo Cayetana. Creo que tenía celos de la amistad tan fuerte que teníamos. Los últimos años no fueron buenos para Cayetana, que se desenamoró".

Foto: Eugenia Martínez de Irujo en 'Planeta Calleja'. (Cuatro)

Para Cayetano Martínez de Irujo, la aparición de Aguirre fue lo peor que les pudo ocurrir. Han pasado los años y en este veinte aniversario su recuerdo sigue siendo complicado: "Fue un delirio absoluto. Tenía un resentimiento social importante. Nunca procesó ser hijo de madre soltera y a la suya solo la vimos el día de la boda. Los últimos siete años cayó en depresión y ya era otra cosa. Con el tiempo se fue normalizando y ahora lo proceso de otra manera. No era mala persona, pero tenía ese complejo social muy grande". Asegura que por la Casa de Alba no hizo nada: "No sé de dónde ha salido esa historia que le otorgaba haber sido el gran artífice y renovador porque no lo fue".

Cayetano: "Tenía un resentimiento social importante. Nunca procesó ser hijo de madre soltera y a la suya solo la vimos el día de la boda"

Efectivamente, esta afirmación la avala otra realidad. Cayetana quiso crear una biografía alternativa asegurando que su segundo marido había puesto orden en la biblioteca de sus palacios, donde los incunables y las primeras ediciones formaban parte del patrimonio de la Casa Alba. Una verdad a medias, porque en realidad quien se había dedicado a clasificar los tesoros bibliográficos fue Luis Martínez de Irujo, primer marido de la aristócrata, que como buen amanuense pasaba noches escribiendo las fichas que años más tarde serían muy útiles para digitalizar la biblioteca del palacio de Liria.

El 11 de mayo de hace veinte años fallecía Jesús Aguirre, segundo marido de la duquesa de Alba, en el palacio de Liria. El infarto le pilló trabajando en el despacho que había sido de Luis Martínez de Irujo. Se encontraba solo con el servicio y sin su duquesa, que en aquellas fechas pasaba tiempo en Sevilla. En ese momento, Cayetana Fitz-James Stuart almorzaba con Carmen Tello y su grupo de amigos sevillanos: "Cuando le comunicaron que había muerto se le cambió la cara, se quedó blanca. Nosotros no sabíamos qué había pasado y la verdad es que para ella fue duro", cuenta a Vanitatis Carmen Tello.

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