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El sorprendente motivo por el que Arturo Pérez-Reverte no se hizo un tatuaje
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El sorprendente motivo por el que Arturo Pérez-Reverte no se hizo un tatuaje

El antiguo reportero de guerra reconvertido en escritor de bestsellers se sincera con el youtuber Jordi Wild sobre la ocasión en la que estuvo a punto de tatuarse en Beirut

Foto: Arturo Pérez-Reverte, con la bahía de Algeciras de fondo. (EFE/A. Carrasco Ragel)
Arturo Pérez-Reverte, con la bahía de Algeciras de fondo. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Igual de cómodo sentado en su sillón de la Real Academia Española que en una silla de gamer, Arturo Pérez-Reverte pasaba por los micrófonos de uno de los youtubers más conocidos de España, Jordi Wild, para reflexionar en su podcast 'The Wild Project' sobre su proceso como escritor, sin rehuir temas de actualidad como la guerra en Ucrania o su posición frente al lenguaje inclusivo.

Pero quizá lo que más llamó la atención sobre su entrevista con el controvertido youtuber –acusado de machista en numerosas ocasiones– fue su anécdota sobre la ocasión en que decidió tatuarse... pero se echó atrás en el último momento.

Según relató el exitoso escritor, todo ocurrió cuando él tenía 22 años y se encontraba cubriendo "mi primera guerra" en un Beirut "como el de las películas". Pérez-Reverte recuerda que vio en el estudio de un tatuador una serpiente preciosa y pensó: "Me la voy a hacer".

Como inciso, recordó que en aquellos tiempos, muy diferentes a los de ahora, tan solo se tatuaban "los marineros, los legionarios y las prostitutas". Además, se dio cuenta de que por su condición de periodista quizá no le convenía llevar un diseño tan distintivo que no le iba a ayudar a pasar precisamente inadvertido.

Como aseguró a Wild, no se arrepiente de aquella decisión y no cree que a estas alturas, al contrario de lo que decidió Judi Dench, vaya a estrenarse en el mundo de los tatuajes, ya que, según él, están demasiado de moda.

Sobre esta curiosa anécdota ya había hablado con anterioridad el autor de 'La tabla de Flandes' en una de sus columnas periodísticas tituladas 'Patente de corso'.

Foto: Una imagen de 'El juego del calamar'. (Netflix)

Aportando más luz sobre aquel momento, recordaba que en la capital del Líbano "por aquel tiempo tenía una amiga millonetis cuyo padre era el dueño de todas las granjas de pollos del Cercano Oriente". Dicha amiga le dejó tirado en una ocasión "en un ambiente poco recomendable, aunque según para qué y para quién", y entonces conoció a "un fulano que llevaba los brazos llenos de tatuajes y me convenció para que me hiciera uno".

Una bonita serpiente alada en rojo y azul fue el diseño que a punto estuvo de envenenar su piel, "pero cuando el de la aguja estaba a punto de empezar la faena, pensé que eso me marcaría para toda la vida; y a saber si luego, en algún momento, esa obvia identificación no iba a hacerme la puñeta", razonó el literato. "Así que le di cinco libras al fulano y me largué de allí. Tambaleante, pero me fui, conservando además el reloj y la cartera. Que tuvo su mérito", añade como colofón a la historia.

Igual de cómodo sentado en su sillón de la Real Academia Española que en una silla de gamer, Arturo Pérez-Reverte pasaba por los micrófonos de uno de los youtubers más conocidos de España, Jordi Wild, para reflexionar en su podcast 'The Wild Project' sobre su proceso como escritor, sin rehuir temas de actualidad como la guerra en Ucrania o su posición frente al lenguaje inclusivo.

Arturo Pérez Reverte
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