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Adriana Abascal: su reino no es de este mundo
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OPINIÓN

Adriana Abascal: su reino no es de este mundo

Es un cañón de señora y uno de esos referentes que hacen daño a las mortales. Ha decidido celebrar su separación con una exclusiva y aparece en la foto de portada en bikini, maquillada y en actitud desafiante

Foto: Ilustración: Jate.
Ilustración: Jate.

Hay personas que no necesitan adornar su biografía. Es que ni se lo plantean. Por ejemplo, de Adriana Abascal dice Wikipedia que es “modelo y participante en concursos de belleza”. A mí me bastaría eso para ir por la vida. Pero a la expareja de Emilio Azcárraga, propietario de Televisa, casada después por lo civil con el expresidente de Telefónica Juan Villalonga y que decidió repetir con el empresario francés Emmanuel Schreder, no le basta con este currículo. Tan ambiciosa como generosa, no escatimó al regalarnos uno de los mejores titulares de la historia de la prensa del corazón. “Por fin me caso por amor”, declaró a la revista ‘Grazia’ cuando se comprometió con el último, al que acaba de decirle que cierre la puerta al salir.

Adriana, que es un cañón de señora y uno de esos referentes que hacen daño a las mortales, ha decidido celebrar su separación con una exclusiva en la revista ‘¡Hola!’ y aparece en la foto de portada en bikini, maquillada y en actitud desafiante, presenta a la hija de 15 años y dice que la pareja con la que ahora está “comprometida al cien por cien se llama Skorpios, que es absorbente, exigente y no me deja ver a nadie”.

placeholder Adriana Abascal, durante una entrega de premios en 2019. (CP)
Adriana Abascal, durante una entrega de premios en 2019. (CP)

Aclaremos que no es que la señora Abascal haya iniciado una relación tóxica con alguien de nombre inquietante. Skorpios es su marca de zapatos y añade, mientras posa en una roca del mar de Menorca con postura imposible de reproducir, que es “un proyecto del que no puedo desconectar. Es como una bicicleta, que si dejas de pedalear, te caes”. Su día a día es una locura y apenas tiene tiempo libre, explica el texto. Qué productividad. Qué jefa.

A su hija Jimena, a la que presentan como su sucesora, le gusta la moda y el arte contemporáneo. Aficiones que la llevarán, por arte de birlibirloque, a estudiar en la “prestigiosa escuela de arquitectura de interiores, comunicación y dirección artística Penninghen, en París”. Siempre me han fascinado ese tipo de centros educativos que requieren de un montón de sustantivos para definirlos. Aunque nada podrá superar aquella vez en la que le preguntaron a Tamara Falcó, actual marquesa de Griñón, qué estaba estudiando y dijo: “Communications”. Que ya de por sí es divino, pero con su acento, aún más.

Pero yo he venido hoy a hablar de Adriana Abascal, que pertenece a ese club no tanto de primeras esposas, sino de esposas geniales. De esas inquietas, que siempre quedan bien en la foto y se pasan la vida intentando hacer realidad sus sueños. Y que cuando la vida les golpea, siempre tienen una reflexión sabia que aportarnos al resto: “Vivir la vida es como ir en un tren. No todas las personas que viajan contigo estarán a tu lado durante todo el trayecto. Hay estaciones en las que unos bajan y otros suben”. Si me dice eso mi padre cuando le conté que me encontré a mi novio con otra, ya no llevaría sus apellidos.

placeholder Adriana Abascal. (Gtres)
Adriana Abascal. (Gtres)

La mexicana es de ese tipo de mujeres que quieren darnos a entender que les basta poco para ser felices y nos hacen quedar mal a las demás. Por ejemplo, le resultaría más cómodo vivir en Milán o en Nueva York, que es donde están sus clientes. Pero como la hija quiere París porque es ahí donde tiene su vida y su estabilidad, pues a París que se muda. Porque total, ahora que ella y la persona con la que se casó por amor han decidido “emprender caminos separados”, qué más da. Bendita posibilidad de elegir entre ciudades conocidas por ser baratas.

Y hablemos de las imágenes. La foto escogida para la portada es una fantasía absoluta porque, al verla esta mañana en el móvil, pensaba que había celebrado su separación poniéndose en bragas y en sujetador. Pero la periferia sur crea este tipo de suposiciones locas, ustedes perdonen. Aparecen madre e hija, o más bien emergen del agua, es de noche, y asoman preparadísimas ante las vicisitudes de la vida. La niña va estupenda y la madre es una diosa con una mezcla que solo queda bien en algunas perchas privilegiadas. Una gabardina, bikini y riñonera, y unas chanclas en la mano. Barbilla en alto, pelo efecto mojado que no ha pasado por el agua a pesar de estar en la playa en Menorca.

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Portada de '¡Hola!'.

En otra, nuestra protagonista de la semana aparece con cierta cara de desprecio y un ligero parecido con la actriz Yolanda Ramos. Pantalón de lentejuelas color bronce, camisa anudada a la cintura para demostrarnos que sus pospartos no son como los nuestros. En una esquina de la imagen, Adriana Abascal nos cuenta algo con lo que podemos sentirnos identificados: cómo serán sus vacaciones. “Este verano nos vamos a Careyes en formato ‘Modern family’. Nos vamos de vacaciones, incluido Emmanuel, como una familia civilizada y muy moderna”, dice.

He tenido que buscar lo que es Careyes, dado que el plan parecía apetecible. “Es un exclusivo complejo inmobiliario privado compuesto por Castillos con vista al Océano, Villas Privadas, Casitas y Bungalows”, explica la página web oficial. De repente, claro, me han entrado dudas. Pero han quedado disipadas al observar esto: “La comunidad de Careyes es tan importante, hermosa y colorida como el lugar mismo. Excéntricos, elegantes, educados, multilingües y en general fascinantes, todos ellos son personajes”. Y ahora sé que yo también quiero pasar las vacaciones con Adriana en su reino, aunque no sea el mío.

Hay personas que no necesitan adornar su biografía. Es que ni se lo plantean. Por ejemplo, de Adriana Abascal dice Wikipedia que es “modelo y participante en concursos de belleza”. A mí me bastaría eso para ir por la vida. Pero a la expareja de Emilio Azcárraga, propietario de Televisa, casada después por lo civil con el expresidente de Telefónica Juan Villalonga y que decidió repetir con el empresario francés Emmanuel Schreder, no le basta con este currículo. Tan ambiciosa como generosa, no escatimó al regalarnos uno de los mejores titulares de la historia de la prensa del corazón. “Por fin me caso por amor”, declaró a la revista ‘Grazia’ cuando se comprometió con el último, al que acaba de decirle que cierre la puerta al salir.

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