La intrahistoria de las fotografías de Vargas Llosa y su exmujer Patricia

Álvaro Vargas Llosa, la mano derecha de su padre en cuestiones profesionales y personales, se ha convertido en una especie de jefe de comunicación alternativo del nobel de literatura en estas últimas semanas. Desde que se hizo efectiva la separación del escritor a través de las declaraciones exclusivas de la musa de la prensa rosa en la revista '¡Hola!', no hay semana que no aparezcan imágenes. Durante la jornada de hoy era el propio vástago del peruano el encargado de dar a conocer a través de Twitter unas fotografías inéditas de un encuentro producido entre sus padres meses atrás.

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En ellas se ve a Vargas Llosa con sus hijos y su exmujer en varios momentos íntimos. Lo mismo muestran al escritor y Patricia ante un asado que en la casa de Lima, como si estos siete años no contaran y no hubiera existido la separación tras cinco décadas de matrimonio, promoviendo así el interés de las portadas de las revistas de entretenimiento por su vida privada y no por su labor profesional. Un hecho común en los últimos años.

Uno de los momentos que más llamó la atención al sector del papel cuché fue el making of de la revista 'Harper's Bazaar'. Que saliera Isabel Preysler deslumbrante en varias estancias de su casa era lo normal. Lo que fue inesperado era la participación del nobel abrazando a la que era su novia en aquel momento y contando lo feliz que era junto a ella desde la biblioteca de la mansión, que había sido el sanctasanctórum de Miguel Boyer.

Por ello, nos fuimos acostumbrando a que el autor de 'La ciudad y los perros' fuera ese complemento en los reportajes exclusivos en los que parecía estar en su salsa. Después vendrían Nueva York y la inauguración de la tienda de Porcelanosa, las apariciones en el Teatro Real, la asistencia de ambos a la plaza de toros de Las Ventas o de Illescas… Así, en Lima no daban crédito a esa exposición mediática elegida.

Estas muestras, que ahora desde el sector del escritor definen como frivolidad, hicieron que amistades de verdad se fueran alejando de Vargas Llosa. Sí, en cambio, hubo conocidos que de pronto se convirtieron en casi íntimos y que solían acudir a almorzar o a las veladas de los viernes en las que la dueña de la casa organizaba sesiones de cine. Sin embargo, a pesar de que el confinamiento sí sirvió para que la pareja compartiera una vida más tranquila, el escritor se dio cuenta de que anhelaba ese ambiente estrictamente literario, el cual ahora quiere recuperar.

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Otra de las claves que marca la era Preysler fue el posicionamiento de los amigos íntimos del matrimonio y de los hijos. En ambos casos apoyaron a Patricia. Y la razón que planteaban no era que no estuvieran de acuerdo en la posibilidad de que se volviera a enamorar, sino en la manera en que lo había hecho.

Además, se provocó una brecha importante en la relación con sus dos hijos, Morgana y Gonzalo, en su 80 cumpleaños. Hubo una cena en el hotel Villa Magna, organizada por el secretario general de la fundación de la que él es patrono -Fundación Internacional para la Libertad-, Gerardo Bongiovanni, y por Juancho Armas Marcelo, que dirigía la catedra Vargas Llosa. Fue la presentación oficial de Isabel Preysler. Esa noche hizo una declaración que molestó terriblemente. En el discurso final dijo: “Cada día que paso contigo es mejor que el anterior. Y ya sé que la palabra felicidad tiene un nombre y apellido: Isabel Preysler”.

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Para Morgana y Gonzalo fue duro enterarse de las palabras de su padre. Era como si los cincuenta años de matrimonio no valieran para nada. Ellos solo pidieron a su padre discreción. Álvaro se enfrentó a sus hermanos y se dejaron de hablar. Hubo un divorcio complicado, debido al gran patrimonio. En este caso, la compensación a su exmujer, que no pidió pensión teniendo derecho legal, fue el primer paso para la reunificación familiar del escritor con su hijos y nietos. Entre los hermanos también hubo consenso y volvieron a tratarse gracias a Morgana, más conciliadora que Gonzalo.

Así llegaron el reencuentro con Patricia Llosa, producido cuando acabó la pandemia, y las reuniones en la calle Flora con su hija Morgana y sus nietas, las cuales marcan ese punto de inflexión en la relación con su exmujer. Por ello, antes del verano, Isabel Preysler le comunica que lo mejor para ambos es separarse y, aunque acuden juntos a la clínica Buchinger, ya no hay vuelta atrás. Esto provocó la reunificación, como ahora ha mostrado Álvaro Vargas Llosa en sus redes sociales. Sin embargo, lo que no habrá será una segunda edición del matrimonio con su exmujer.