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Todas las veces que Isabel Preysler negó sus separaciones: de Falcó a Vargas Llosa
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RUPTURA

Todas las veces que Isabel Preysler negó sus separaciones: de Falcó a Vargas Llosa

Siete años después, otra vez, el dígito que, según Hipócrates, es “fuente de todos los cambios” marca la vida de Isabel Preysler

Foto: Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Isabel Preysler, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

El siete es un dígito que ha estado muy presente en la vida afectiva de Isabel Preysler. Siete han sido los años que ha durado su relación con Mario Vargas Llosa desde que se hizo público su romance. Ese mismo número sirvió para marcar su historia de amor y desamor con el marqués de Griñón. En este caso, la irrupción del ministro de Economía en el organigrama matrimonial tuvo como inicio dos años antes. Fue un flechazo en 'las lentejas' que organizaba la peruana Mona Jiménez y al que acudían personajes del mundo de la política, la empresa y la cultura. El socialista no formaba parte de esas comidas hasta que no llegó Isabel Preysler. Hubo química desde el primer momento y comenzaron a verse en secreto en la intimidad que permitía la sede del edificio del ministerio del paseo de la Castellana. Ahí tenía Miguel Boyer un apartamento.

Cuando comenzaron los rumores, Isabel Preysler reunió a la prensa en su chalet de la calle Arga. Apareció junto a Carlos Falcó y ambos negaron que su matrimonio estuviera en crisis. La cara del marqués de Griñón era todo un poema y las imágenes que perduraron de ese día transmitían lo opuesto.

Foto: Julio Iglesias e Isabel Preysler, en una fotografía de archivo. (Gtres)

La influencia del todopoderoso vicepresidente del Gobierno de Felipe González bloqueó la información de su romance en los medios. De hecho, la decisión de Julián Lago de publicar la portada de 'Tiempo' con el titular “A Boyer le tocó la china” supuso que se suprimiera la publicidad institucional en dicho semanario. Hay que aclarar que el término 'china' era como se refería Charo de la Cueva, madre de Julio Iglesias, a su nuera. No se gustaron y nunca reconoció que el culpable del divorcio fueron las infidelidades continuas de su hijo.

placeholder Julio Iglesias e Isabel Preysler, en una imagen de archivo.
Julio Iglesias e Isabel Preysler, en una imagen de archivo.

En este caso también el número siete fue determinante. Ese fue el tiempo que duró el noviazgo hasta que se casó con Julio, la decisión parecía irremediable, Isabel se había quedado embarazada. Eran años donde resultaba impensable que Preysler fuera madre soltera, y más en el ambiente en el que se movían los dos, la clase alta madrileña. Isabel tenía 20 años y el matrimonio era la solución. Un dato que figuraba en la biografía 'Isabel Preysler, reina de corazones’ (Ediciones B) y que negó repetidamente la protagonista. Chábeli tuvo que nacer en Portugal, atendida por el doctor Iglesias Puga y donde la madre primeriza pasó los últimos meses de su embarazo. Muchos años después, Isabel Preysler lo contaría en una exclusiva en '¡Hola!', igual que los problemas de adicciones de un miembro de su familia.

Ahora, de nuevo, los siete años marcan su vida emocional. Una ruptura que no era esperada y que parecía que iba a cerrar la que ha sido la agitada agenda sentimental de Preysler. En el caso del escritor, su matrimonio duró cincuenta años oficiales con enamoramientos estacionales que no afectaron la estabilidad en la vida de Patricia Llosa hasta que su marido convirtió (como había hecho con anterioridad) lo provisional en duradero.

placeholder Mario Vargas Llosa y su entonces esposa, Patricia Llosa, en 2010 en Estocolmo. (EFE/Claudio Bresciani)
Mario Vargas Llosa y su entonces esposa, Patricia Llosa, en 2010 en Estocolmo. (EFE/Claudio Bresciani)

Cuando a ella, que estaba en Lima cuidando a su madre, le llegaron los primeros rumores, los zanjó con su frase habitual: "Yo no escucho chismes". Su marido se lo había negado y una de las explicaciones que le dio a su mujer era: “Isabel ha venido a verme al teatro”. Era cierto. En aquel momento, el escritor escribió y protagonizó en 2015 con Aitana Sánchez-Gijón 'Los cuentos de la peste' en el Teatro Español. Miguel Boyer había muerto un año antes. La relación de los matrimonios era usual y de ahí que Patricia Llosa no se sorprendiera de esas visitas. Como dice el refrán, el roce hace el cariño y en este caso los encuentros se fueron haciendo cada vez más seguidos. Patricia seguía en Perú y no había que dar explicaciones de sus encuentros con la que era una amiga del matrimonio.

Tamara Falcó contó en su entrevista con Berlín Osborne cómo se dio cuenta de que el escritor era algo más en la vida de su progenitora: “Mi madre pasa los sábados en camisón y un día nos dijo que iba a venir un amigo a comer y de repente la vimos toda peluqueada, con tacón y pantalón ajustado... Ahí le dije a Ana que allí había tomate".

Foto: Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. (EFE)


Siete años después, otra vez, el dígito que, según Hipócrates, es “fuente de todos los cambios” marca la vida de Isabel Preysler. El junio pasado volvió a repetir la misma escena que antes había interpretado con Carlos Falcó en el chalet de Arga. Esta vez la información tenía que ver con el cambio de domicilio de Vargas Llosa de la mansión de Puerta de Hierro a su ático de la calle Flora. Ahora se ha sabido que ese traslado era el prólogo del capítulo de la ruptura. La pareja escenificó uno de sus últimos actos juntos para demostrar que lo suyo funcionaba. La primera salida fue al Teatro Real, la última a la reunión festiva que la fundación Cátedra Vargas Llosa organizaba en la finca El Jaral de la Mira, en San Lorenzo de El Escorial. En ambos casos, Isabel y Mario contaron a la prensa que todo estaba bien. Pero no lo estaba.

El siete es un dígito que ha estado muy presente en la vida afectiva de Isabel Preysler. Siete han sido los años que ha durado su relación con Mario Vargas Llosa desde que se hizo público su romance. Ese mismo número sirvió para marcar su historia de amor y desamor con el marqués de Griñón. En este caso, la irrupción del ministro de Economía en el organigrama matrimonial tuvo como inicio dos años antes. Fue un flechazo en 'las lentejas' que organizaba la peruana Mona Jiménez y al que acudían personajes del mundo de la política, la empresa y la cultura. El socialista no formaba parte de esas comidas hasta que no llegó Isabel Preysler. Hubo química desde el primer momento y comenzaron a verse en secreto en la intimidad que permitía la sede del edificio del ministerio del paseo de la Castellana. Ahí tenía Miguel Boyer un apartamento.

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