¿Por qué no se casaron nunca Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa?

La ruptura sentimental de Isabel Preysler y Vargas Llosa ha sido informativamente un cierre de año redondo en el mundo de la prensa rosa. Su historia empezó en junio de 2015. Tan solo un mes antes, el nobel celebraba sus bodas de oro con Patricia junto a sus tres hijos y nietos en Nueva York. Unas pocas semanas después, los protagonistas de esta historia sorprendían a los asistentes a la cena, ese mismo junio: Isabel y Mario aparecían de espaldas paseando en la revista '¡Hola!'.

Esa fue la fecha oficial para mostrar al mundo rosa su relación. La verdadera habría que buscarla en ese viaje al Reino Unido que todos los años promocionaba la firma Porcelanosa y donde por primera vez aparecía el escritor. En aquel momento, nadie imaginaba que detrás del reportaje gráfico existía otra historia que convertiría de nuevo a Preysler en la 'reina de corazones'.

Han pasado siete años de ese sorprendente romance que dejó atónitos no solo a los amigos del escritor, sino también al mundo literario. Se sabía lo mucho que le gustaba coquetear a Vargas Llosa, pero no como para romper su matrimonio, en el que llevaba comprometido cincuenta años, con las consecuencias económicas que eso representaba. En ese sentido, hay que destacar que la madre de sus tres hijos fue muy generosa. El ático de la calle Flora en el Madrid de los Austrias se lo quedó él y es donde se ha instalado desde que se hizo efectiva la ruptura.

Esa calle, ese piso, fue donde empezaron los rumores de posibles desencuentros que la pareja desmintió este mes de junio. Unos pocos días después aparecían en el Teatro Real, aparentemente felices. Isabel negó la mayor y el escritor no tuvo más remedio que reforzar y refrendar las declaraciones de su pareja. Las razones que dieron en aquel momento eran que en aquel refugio el premio nobel de literatura tenía su biblioteca, que era una herramienta imprescindible para consultar, ya que estaba escribiendo su nuevo libro. Lo llamativo era que también estaban instaladas su hija Morgana y las nietas. Este hecho se justificó desde el entorno de Preysler con que era una costumbre que las Vargas Llosa se instalaran en casa del patriarca cada vez que la familia visitaba Madrid.

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Jorge C.P.

No era la primera vez que Isabel Preysler creaba esa puesta en escena. Ya lo hizo con el marqués de Griñón cuando su matrimonio hacía aguas, porque ya había aparecido Miguel Boyer en su vida. Pero, bueno, esto forma parte de otra historia que ya contaremos más adelante.

Los rumores cada vez perseguían más a la pareja y por ello se vieron obligados a demostrar con varias salidas y planes juntos que su historia funcionaba. Llamaron especialmente la atención dos momentos en los últimos tiempos: que Vargas Llosa viajara solo a Perú y que tampoco formara parte del viaje en grupo del que Isabel disfrutó hace unas semanas en Maldivas por el cumpleaños de Tamara.

Ahora con esta separación remueven aguas pasadas, historias y preguntas sin responder. ¿Vargas Llosa le había pedido en varias ocasiones a Isabel Preysler matrimonio? ¿Por qué no se consumó? Uno de los aspectos que forman parte de la incógnita de esta ecuación es si tendría que ver con la cesión de todos los derechos de su obra literaria a los hijos. Hay quien asegura que este detalle molestó sobremanera a Isabel, que no entendía esa decisión. Verdad o rumor, se convirtió en uno de los comentarios en el mundo literario.

Otra de las razones para no casarse podría ser el tema económico, en lo que se refiere a Isabel. Según nuestras informaciones, la socialité recibe una pensión y unas rentas económicas importantes como viuda del que fuera el todopoderoso ministro de Hacienda, Miguel Boyer. Todos los responsables de carteras ministeriales anteriores a 2011 tienen un complemento a su pensión, que fueron suprimidos a partir de la publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales en julio de 2011, exceptuando a los exparlamentarios que tuviesen reconocidas estas prestaciones antes de la reforma. Podría ser otro de los argumentos que han retrasado el paso por el altar y que han hecho que finalmente esta relación haya tenido este final para Isabel y Mario.