La metamorfosis laboral de Andrea Molina: de actriz a representante de artistas
La hija de Lydia Bosch y Micky Molina ha decidido dar un giro de timón a su carrera reenfocándola hacia otro punto de vista, en el que se siente más cómoda, feliz y segura
Hay veces que ni siquiera uno mismo sabe qué es lo que quiere hacer, cuál es su camino. Incluso hay veces que creemos tener muy claro el sendero que deseamos recorrer y después resulta que no era el que nos llevaba a donde queríamos ir. Esto es lo que le ha pasado precisamente a Andrea Molina, hija de Lydia Bosch y Micky Molina.
Durante un tiempo creyó que a pesar de haber estudiado Magisterio por elección propia, su sitio estaría frente a una cámara, siguiendo la estela de actrices y actores de la que proviene. Ahora sabe que no es así y ha descubierto que su talento está mejor aprovechado en el papel de representante de artistas.
Hizo algunos trabajos como actriz: participó en ‘Servir y proteger’ y ‘Tú no lo harías’. Reconoce que fueron experiencias maravillosas, pero no era lo suyo y ahora ha cambiado de rumbo.
“Estoy desde hace medio año trabajando para el grupo Starlite, para una rama que se llama Avory, que es de management, y dentro de esa rama estoy yo. Es una nueva etapa porque después de mucho autoconocimiento, me di cuenta de que lo que a mí me gustaba de verdad era estar detrás, poner todos los conocimientos en poder acompañar a otras personas en este camino. Al vivirlo yo en primera persona creo que soy capaz de acompañar de la manera en que me hubiera gustado que me hubieran acompañado a muchos niveles. Me surgió esta oportunidad y estoy muy feliz”, explica a Vanitatis.
En este momento trabaja, además de con otras personas, con Valeria Mazza, la modelo argentina, que ha regresado a España para ponerse al frente del nuevo talent de Mediaset ‘Bailando con las estrellas’.
Un nuevo rumbo, nada fácil
Ese papel, el de acompañar al artista, proteger su imagen y gestionar su relación con los medios, es en el que ella se siente cómoda, y por ahora no piensa en regresar a la interpretación. “A día de hoy estoy muy contenta haciendo lo que estoy haciendo y no me planteo dedicarme a la interpretación en estos momentos de mi vida”, afirma.
Este cambio de rumbo no ha sido para ella ni fácil ni rápido, pero solo hay que escucharla para darse cuenta de que está más que segura de encontrarse en el lugar correcto. “Ha sido un proceso muy largo, la verdad, de muchos años de autoconocimiento, de terapia, y eso te hace ir ordenándote dentro de ti, ir preguntándote cosas. ¿Por qué empecé aquí? ¿Era realmente porque quería y me volvía loca o era porque yo misma me impuse que era lo que me tocaba? Que no quiere decir que no disfrutase, porque disfrutaba y me lo pasaba fenomenal, pero ¿es realmente el sueño que yo misma me decía que era o tiene más que ver con lo que se esperaba de mí? Aquello de seguir la estela y tal…”, confiesa segura de sí misma.
“Creo que he hecho un ejercicio de sinceridad absoluta conmigo que me ha permitido sentirme muy bien y muy realizada, y darme espacio para ver que hay muchas otras cosas con las que disfruto y que se me dan muy bien. A veces hay que soltar y mirar para dentro y ver qué es lo que uno quiere realmente y hacer lo que te hace feliz de verdad a ti”, explica con una serenidad que indica que ha pensado mucho en ello y que lo tiene claro.
“Este cambio me ha llevado tiempo porque a veces es complicado escucharte de verdad, y da miedo, porque es como romper con muchas creencias y muchos patrones, pero estoy feliz de haberlo hecho, la verdad, y de haberme escuchado y encontrar mi sitio dentro de la familia de Starlite, que es increíble”, añade.
Su madre, un gran apoyo
Y ahora, en realidad, tiene la oportunidad de trabajar con su familia viendo la profesión desde otro prisma. Y aunque por el momento no se da el caso, sí le ha servido para estrechar todavía más si cabe su relación Lydia Bosch, su madre, a la que siempre ha estado muy unida.
“Ella tiene su propio equipo y está muy encaminada y feliz, pero lo maravilloso es que ahora estoy introduciéndome en este mundo desde otro punto de vista y lo guay es que podemos comentar los proyectos que van saliendo más a nivel profesional, no solo a nivel emocional o con la relación que tenemos tan especial, también desde una perspectiva más profesional, y eso es conectarnos entre nosotras de otra manera en la que no lo habíamos hecho y me gusta mucho”, destaca Andrea contenta.
Feliz y enamorada
El nuevo reto que tiene por delante no es la única ilusión de Molina. Mantiene una feliz y estable relación con el guitarrista de Marlon, Juan Fernández. “Llevamos ocho años juntos, que es un montón, y hemos crecido los dos muchísimo”.
“Es maravilloso poder crecer al lado de una persona y estoy muy contenta la verdad”, nos cuenta sin esconder su felicidad. Ya ha encontrado el camino, y parece que recorrerlo le está siendo muy placentero.
Hay veces que ni siquiera uno mismo sabe qué es lo que quiere hacer, cuál es su camino. Incluso hay veces que creemos tener muy claro el sendero que deseamos recorrer y después resulta que no era el que nos llevaba a donde queríamos ir. Esto es lo que le ha pasado precisamente a Andrea Molina, hija de Lydia Bosch y Micky Molina.