El plan vip y rockero de Eugenia Martínez de Irujo con su sobrino más desconocido: juntos en el concierto de Bruce Springsteen en Madrid

La actuación con la que 'The Boss' ha comenzado su gira por España no defraudó a ninguno de los 45.000 espectadores que abarrotaron el Metropolitano. Un recital que duró tres horas y que bloqueó los alrededores del estadio durante algunas horas. No faltaron caras conocidas en este concierto de Bruce Springsteen en Madrid, en el que Eugenia Martínez de Irujo disfrutó de este plan tan rockero y tan vip con su sobrino más desconocido.

Hablamos de Luis Martínez de Irujo y Hohenlohe-Langenburg, duque de Aliaga y uno de los dos hijos que su hermano Alfonso, el segundo de los vástagos de la fallecida de Alba, tuvo con María de Hohelohe-Langenburg. Acompañado de su mujer, Adriana Marín, vibró también con las canciones de The Boss en un ambiente inmejorable y con un Springsteen entregado a la causa.

Por supuesto, no faltó Narcís Rebollo, el marido de Eugenia Martínez de Irujo, quien, al fin y al cabo es su nexo con el mundo de la música. Y es que, desde que comenzaran su relación, la duquesa de Montoro se ha perdido pocos conciertos. Así lo confirmaba, divertida, a quien se acercaba a saludarla, mostrándose muy simpática y agradable con todos los que estaban a su alrededor.

Una actitud muy diferente a la de su sobrino Luis, el mayor de los nietos de la duquesa de Alba. La línea de discreción que ha seguido desde casi su nacimiento se notó también con su presencia en el palco del Metropolitano. Disfrutaba de la música, pero nada de hacerse notar. Tampoco lo tenía fácil junto a su tía. A pesar de lo menuda que es, Eugenia tiene algo que llama la atención, incluso desde lejos. Y no hablamos solo de su rubio platino.

El duque de Aliaga recibió este título de manos de su padre en 2015, poco después de que muriera la duquesa de Alba. Pero ni siquiera ostentándolo es más conocido. Y probablemente no le importa. Prefiere, como ya hiciera su padre -Alfonso es, sin duda, el menos mediático de los hermanos del actual duque de Alba-, un segundo plano frente al protagonismo que suelen adquirir otros de sus primos.

Fernando y Carlos, hijos del duque de Alba, por ejemplo, acaparan titulares día sí, día también, especialmente desde que se conocieran, hace ya años, sus respectivos noviazgos con Sofía Palazuelo y Belén Corsini. Algo muy parecido a lo que le ha pasado a Javier, el hermano de Luis. Su relación y boda con Inés Domecq, considerada una de las mujeres más elegantes de nuestro país, le hace a él protagonista de la actualidad, aunque solo sea por asociación.

Jacobo y Brianda Fitz-James, hijos del conde de Siruela, tampoco han podido escapar de la expectación. Y qué decir de Tana Rivera, famosa desde la cuna por ambas familias. Luis y Amina Martínez de Irujo, los hijos de Cayetano y Genoveva Casanova, no son tampoco de los que adoran los focos, pero es difícil evitar que, con dos progenitores tan mediáticos, ellos ocupen, de cuando en cuando, algún que otro titular.

Pero en el caso de Luis, duque de Aliaga, es diferente. Apenas hay imágenes de él y su mujer, Adriana, más allá de esa boda que protagonizaron en 2016, la primera que acogía el Palacio de Liria tras el fallecimiento de la duquesa de Alba. Son absolutamente discretos y eso se notó en el concierto de Bruce Springsteen en Madrid, donde 'parapetados' por la presencia de Eugenia Martínez de Irujo, pudieron pasar inadvertidos.

Otros vips en el concierto de Bruce Springsteen en Madrid

Más díficl lo tuvieron otros rostros conocidos que disfrutaron de las apoteósicas tres horas del 'Boss' desde el palco presidencial del Metropolitano. Uno de ellos, Dani Martín, atletista confeso, que asistió al concierto con un grupo de amigos. No le fue fácil pasar inadvertido, pero no 'sufrió' la admiración de sus seguidores. Si recibió algún halago y saludo que agradeció con mucho cariño.

Y si hay un famoso que no pueda faltar a un concierto de Sprinsgteen es Manel Fuentes, declarado fan incondicional del cantante. Paró de cantar y bailar solo para pedir un par de cervezas y un vino blanco en la barra. Las cervezas, para él y el actor Manu Baqueiro, que también dejó claro cuánto le gustan las canciones del estadounidense. El vino blanco, para la acompañante del actor.

Un concierto en el que los dos hicieron buena la teoría de que, con un par de cervezas, se exalta la amistad: abrazos, besos y muchas, muchas canciones compartidas y entonadas a voz en grito en una noche de diez.