Perro, música, negocios... Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio: hay vida más allá de Vox
El exportavoz del partido ha recuperado su vida de empresario tras abandonar la política. Ella tiene un estudio de arquitectura y muchas aficiones
Cuando Iván Espinosa de los Monteros dejó la política se le abrió un mundo, más grande incluso que el que tenía antes de entrar en Vox. El ex secretario general y ex vicesecretario de Relaciones Internacionales del partido ultraderechista llegó al Congreso con un currículum potente: licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE, MBA por Kellogg School of Management (Northwestern Unversity), con trabajos en Arthur Andersen, Schroder Salomon Smith Barney y McKinsey & Co (datos del Congreso).
Con su mujer, Rocío Monasterio, tiene varias empresas de inversión inmobiliaria y este año, ya incorporado a la vida ‘civil’, entró como socio en el restaurante Casa Salesas, cuya cara visible es Íñigo Onieva, marido de Tamara Falcó. Su carrera demuestra que hay vida más allá de Vox.
Son muchos los artículos que se escriben estos días sobre la posibilidad de que Espinosa de los Monteros funde un nuevo partido. Voces que se han alzado tras anunciarse que Rocío Monasterio dejaba de liderar en Madrid el partido que los vio nacer como estrellas de la ultraderecha patria. Monasterio ha sido una de las caras más públicas del partido de Santiago Abascal y su decisión de dejar la política, horas después de ser fulminada del liderazgo regional, deja un vacío. Lo que parece que no estará tan desprovisto de actividad será su nueva vida.
Empresa de 20 años
Monasterio estudió Arquitectura y enseguida decidió montar su propia empresa. Se dedicó a las reformas, su especialidad eran los lofts. La exlíder de ultraderecha estuvo 20 años al frente de su empresa cuando en 2014 decidió entrar en política, en parte influida por las enseñanzas de su padre.
Antonio Monasterio Díaz de Tuesta fue el responsable de traer la franquicia de Kentucky Fried Chicken a España. Una historia curiosa que se remonta al siglo pasado, cuando su abuelo Enrique, de origen asturiano, probó suerte en Cuba. En 1960 estalló la Revolución y Fidel Castro, según ha contado la propia política de Vox, les expropió el boyante negocio, Central del Azúcar del Golfo, compañía que llegó a cotizar en Wall Street.
Fue entonces cuando su padre escapó primero a Estados Unidos (Miami) y después decidió volver a España, y lo hizo con los bolsillos llenos de una nueva idea, la de instalar la franquicia de los pollos en nuestro país. Y no les salió nada mal, si tenemos en cuenta que KFC es la cadena de restaurantes de comida rápida más rentable del mundo después de McDonald's.
Libros y niños
Además de su herencia y su carrera profesional, Monasterio ha contado en varias ocasiones que su vida está llena de cosas que hacer. Aficionada a la música clásica, le gusta tocar la guitarra, práctica a la que dedicaba dos horas al día antes de entrar en política. Otra de sus pasiones, dice, es la lectura, algo que también intenta inculcar a sus hijos, con quienes siempre que puede va a la Librería Lé, en la Castellana, cerca de su casa, a pasar un rato, hojear, leer...
Aficionada a los toros, declara que le gustan los animales, como los caballos y, sobre todo, los perros. Tanto es así, dice, que Quinta, su pastor alemán, es un hijo más en la familia. El fin de semana pasado, sin ir más lejos, acudieron juntos al madrileño Perrotón, el maratón con perros que se celebra cada año en Madrid.
Monasterio y Espinosa de los Monteros tienen cuatro hijos con quienes viven en una gran casa en el centro de la capital. En los documentos de transparencia relacionados con ella, todas sus propiedades son heredadas en 2010 y ostenta un 35% de cada una de ellas: un local en Madrid, dos viviendas en Asturias y un solar también en tierra asturiana. También declaró que Rocío Monasterio y Asociados SL, su empresa de arquitectura, tiene un valor de 118.000 euros. Lo que sí está a su nombre son los vehículos: un Jaguar Soveriegn V12 de 2013 y un Audi A3 de 2018.
Padre aristócrata
La familia, como suele suceder en los partidos más tradicionales y en su caso de ultraderecha, es clave en todos los aspectos de su vida. Si Monasterio heredó de su padre el gusto por la política más anclada en lo conservador, Espinosa de los Monteros es igual que su esposa. Su padre, Carlos Espinosa de los Monteros, fue presidente de Iberia Líneas Aéreas durante el gobierno de Felipe González y alto comisionado de la Marca España durante la etapa de Mariano Rajoy.
El suegro de Monasterio también ha ostentado altos cargos en grandes empresas como Daimler y Schindler. Es, además, secretario de la Diputación y Consejo de la Grandeza de España. El padre de Iván Espinosa es también tercer marqués de Valtierra, título heredado de Francisco Javier Espinosa de los Monteros, el abuelo del expolítico. Su madre es María Eugenia de Simón y Vallarino y su tatarabuelo fue Emilio Alcalá Galiano, ministro de Estado con Alfonso XIII.
Una pareja de pátina aristocrática que entró en política por vocación y que se ha desvinculado del partido que los hizo famosos. Acaso para volver con más fuerza. Como escribe el propio Espinosa de los Monteros en su página de Linkedin: “Lo mejor está por llegar”.
Cuando Iván Espinosa de los Monteros dejó la política se le abrió un mundo, más grande incluso que el que tenía antes de entrar en Vox. El ex secretario general y ex vicesecretario de Relaciones Internacionales del partido ultraderechista llegó al Congreso con un currículum potente: licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE, MBA por Kellogg School of Management (Northwestern Unversity), con trabajos en Arthur Andersen, Schroder Salomon Smith Barney y McKinsey & Co (datos del Congreso).
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