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Palito Dominguín Bosé: "Mis ídolos los he tenido siempre en casa"
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REPORTAJE EXCLUSIVO

Palito Dominguín Bosé: "Mis ídolos los he tenido siempre en casa"

Palito, Jara y Lucía Dominguín han inmortalizado su legado en el libro Casa Dominguín, fusionando recuerdos y recetas familiares.Palito junto a Vanitatis lo vuelve hacer en una sincera entrevista repleta de momentos e imágenes de infancia

Foto: Palito Dominguín en el centro, a la izquierda su madre Lucía Dominguín y a la derecha su hermana Jara en un autoretrato realizado por ella (Cortesía)
Palito Dominguín en el centro, a la izquierda su madre Lucía Dominguín y a la derecha su hermana Jara en un autoretrato realizado por ella (Cortesía)

“A través de mi arte quiero invitar a la gente a entrar en un mundo diferente, uno en el que están los personajes que yo he creado y que quizás existan en un mundo paralelo, ¿por qué no?” Con estas palabras, Palito Dominguín Bosé nos abre la puerta a su universo creativo, un espacio sin reglas fijas donde la intuición reemplaza a la técnica. Como en `Casa Dominguín´, el libro que acaba de publicar junto a su madre, Lucía Dominguín, y su hermana Jara, esta conversación se convierte en un viaje a su historia, donde el arte no busca la perfección, sino la libertad de crear sin miedo. Un regreso a la infancia, cuando la imaginación era la única guía.

"Hay quienes creen en lo que no han visto, yo sigo creyendo en las hadas"

Una de las imágenes que la transportan a su niñez es la de salir a buscar palos en el Hotel Rocamador que tenían en Extremadura, un gesto simple que le dio el apodo de Palito, el cual más tarde se convertiría en su nombre artístico. También recuerda que en su casa eran muy cinéfilos y que la televisión que tenían no era por cable, solo podían ver películas. “Siento que vivíamos en un mundo mágico, creía en las hadas y los duendes y, ¿sabes qué? Lo sigo haciendo. Si hay gente que cree en cosas que no ha visto, ¿por qué no puedo creer yo en eso?”.

placeholder Palito de niña en el Hotel Rocamador en una imagen de álbum familiar inédita.(Cortesía)
Palito de niña en el Hotel Rocamador en una imagen de álbum familiar inédita.(Cortesía)

"Sin el arte, tendría mil personalidades"

Me gusta el concepto de desaprender lo aprendido. Puedo seguir una técnica y pintar un bodegón perfecto, pero cada vez que me enfrento a un lienzo conecto con esa inocencia de cuando eres niño, cuando no pensabas en por qué hacías las cosas, solo en disfrutar de ellas. Me invento figuras y formas que están en mi cabeza.” En casa de su madre, un pasillo está lleno con cuarenta de sus cuadros, el otro día mientras los miraba le dijo: “Estos personajes viven en mí, si no tuviese el arte como herramienta de expresión, tendría mil personalidades”.

placeholder Palito junto a sus cuadros y creaciones. (Cortesía)
Palito junto a sus cuadros y creaciones. (Cortesía)

"Un camino puede tener muchas rutas. Yo uno arte, fotografía, naturaleza…"

Y aunque palito tiene una sola personalidad, es ecléctica, algo que se refleja en su inquietud por explorar distintos caminos: pintora, fotógrafa, modelo… “Antes me angustiaba mucho. Cuando me preguntaban a qué me dedicaba y decía diferentes cosas, me decían: ‘Ya encontrarás tu camino’. ¿Por qué no lo he encontrado ya? Tengo mi camino muy definido, pero con varias rutas”.

placeholder Palito en un autoretrato suyo bajo su dirección creativa. (Cortesía)
Palito en un autoretrato suyo bajo su dirección creativa. (Cortesía)

La esencia Bosé y el amor de sus abuelas: las mamis

“Ahora parece que la vida, cuanto más estrambótica u ostentosa, mejor es. Pero en el proceso de creación del libro me he dado cuenta de que siento que es al contrario”, confiesa Palito.

En las primeras páginas de `Casa Dominguín´ su madre recuerda anécdotas increíbles, como cuando Audrey Hepburn visitaba su casa. Pero para Palito la verdadera magia no está solo en esos encuentros extraordinarios, sino en los momentos más sencillos: “Comerme una nuez y que me transporte a algo tan simple como recordar que, antes de dormir, mi madre nos cantaba Un barquito de nuez”.

"He tenido una abuela y una diva"

placeholder Palito junto a su madre, su abuela, su hermana Bimba y su tía Paola ( Cortesía )
Palito junto a su madre, su abuela, su hermana Bimba y su tía Paola ( Cortesía )

Una anécdota que transporta directamente a la casa Dominguín, como el libro que acaba de publicarse. En la primera página hay un homenaje: -Este libro va dedicado a las mamis: a la mami Rita y la mami azul, matriarcas de nuestra familia. Estas dos grandes mujeres han sido dos ángeles en nuestro camino, que con su fuerza, pasión, creatividad, sabiduría e individualidad nos han hecho ver la importancia de creer en una misma, dándonos herramientas que hasta hoy usamos en nuestro día a día-

placeholder Palito junto a su abuela paterna, Mami Rita ( Cortesía )
Palito junto a su abuela paterna, Mami Rita ( Cortesía )

Mami Rita y mami Azul. Dos figuras clave en la vida de Palito, dos referentes opuestos y complementarios. Rita, madre de su padre, Carlos Tristacho, ella la define como su ángel de la guarda. “Tiene ahora noventa y cuatro años y, aunque vive en Extremadura, la veo siempre que puedo. Cuando era pequeña e íbamos al pueblo, pasaba de estar con mis primos porque solo quería estar con ella”.

"Los últimos años de mi abuela estuvo tan graciosa, cariñosa y divertida"

placeholder Palito con mami azul, su abuela Lucía Bosé. (Cortesía)
Palito con mami azul, su abuela Lucía Bosé. (Cortesía)

Luego estaba Lucía Bosé, la abuela, la artista, la diva. Para muchos, un icono de elegancia, Miss Italia, la musa de Luis Buñuel. Para Palito, simplemente, mami azul. “Siempre digo que he tenido una abuela y una diva. La abuela era mami Rita y la diva, mami azul”.

"Era muy gracioso ir con mi abuela de compras a Ikea o al chino, le volvía loca"

placeholder Una imagen de álbum familiar de Lucía Bosé, mami azul para Palito. (Cortesía)
Una imagen de álbum familiar de Lucía Bosé, mami azul para Palito. (Cortesía)

Sus últimos años los recuerda con ternura: “Estaba tan cariñosa, dulce y graciosa… Una de las anécdotas más divertidas era cuando iba con ella a Ikea o a los chinos, se volvía loca. Compraba perlitas y todo tipo de tonterías”. Y entre compras y risas, Palito escuchó cientos de historias, pedazos de una vida fascinante. “Ahora veo muchas cosas de ella de joven y pienso: ¡ostras, esa es mi abuela!”.

En su familia, las mujeres han sido faros de autenticidad, cada una labrando su propio camino sin imitar a nadie. “Siento que en casa cada mujer es única, cada una ha sido lo que ha querido sin copiar a nadie. Nos encanta romper con todo, y es muy bonito poder decir que tus ídolos viven en casa”.

De su madre también ha heredado una filosofía de vida que la acompaña en cada paso. “La vida es un juego y tú eliges las normas y cómo lo juegas”, le dijo una vez, una frase que ha marcado su forma de entender el mundo.

placeholder Palito junto a su madre, Lucía Dominguín en unas fotografías de María Vagna. (Cedida)
Palito junto a su madre, Lucía Dominguín en unas fotografías de María Vagna. (Cedida)

Palito de niña, fascinada con su hermana Bimba

Palito recuerda cuando de niña iba a la gran ciudad a ver desfilar a su hermana Bimba y alucinaba: “Imagínate una niña de campo en la capital”. Se sentaba en el suelo entre las piernas de su madre y se quedaba fascinada cuando las luces de la pasarela se encendían: “Todos los focos la alumbraban y mientras desfilaba yo me quedaba eclipsada”.

placeholder Palito de niña junto a su hermana Bimba Bosé. (Cortesía)
Palito de niña junto a su hermana Bimba Bosé. (Cortesía)

Palito también ha dado pasos en el sector de la moda y, cada vez que pisaba una pasarela, se acordaba de Bimba: "Cuando he estado en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, hay maquilladores que me recuerdan de niña, cuando jugaba con coloretes mientras maquillaban a mi hermana".

placeholder Su hermana Bimba desfilando para Agatha Ruiz de la Prada, derecha Palito desfilando también. (Montaje Vanitatis)
Su hermana Bimba desfilando para Agatha Ruiz de la Prada, derecha Palito desfilando también. (Montaje Vanitatis)

Aunque Palito ha modelado, realmente lo que le gusta es estar detrás “No me gusta ser el foco, me gusta que lo sea mi arte. Por eso la sinergía que he creado junto a la diseñadora Pilar Dalbat me ha gustado mucho”.

"No me gusta ser el foco, me gusta que mi arte lo sea"

De desfilar a inspirar los diseños de una colección

Desde el primer encuentro, la diseñadora Pilar Dalbat y Palito sintieron una conexión especial, una sintonía que trascendió lo personal hasta convertirse en una colaboración profesional. Así, Palito terminó desfilando para la firma de Paula, dando inicio a un vínculo que, lejos de desvanecerse con el tiempo, evolucionó en una alianza creativa.

Un año después, y fiel a su esencia, Palito ha dejado que su arte hable por sí mismo. Su universo y el de Pilar han convergido en una sinergia única. "Yo le iba enviando figuras, formas y distintos dibujos, y ella los trasladaba a las prendas. Ha sido algo mágico. Pero todo el diseño es suyo", explica Palito con admiración.

placeholder Palito y la diseñadora Pilar Dalbat en un posado de su colección Solynieve. (Cortesía)
Palito y la diseñadora Pilar Dalbat en un posado de su colección Solynieve. (Cortesía)

"Estoy todo el rato creando, no puedo parar"

Los comienzos, sin embargo, no estuvieron exentos de desafíos. "Todo lo nuevo asusta", confiesa. "Recuerdo un día en el que estaba pintando a mano un abrigo que iba a salir a pasarela, y me agobié. No es lo mismo pintar sobre un lienzo que en una prenda. Pero luego pensé: ‘Si Pilar me ha llamado, es porque le gusta mi imperfección, mi manera de hacer arte’. Y ahí me relajé. Pude disfrutar del proceso".

Ahora, Palito vive un momento de efervescencia creativa. "Disfruto muchísimo creando. No puedo parar, estoy todo el tiempo imaginando y dando forma a nuevas ideas".

placeholder Palito en una foto realizada por ella y bajo su dirección creativa para una campaña para Sézane. (Cortesía)
Palito en una foto realizada por ella y bajo su dirección creativa para una campaña para Sézane. (Cortesía)

Siempre va más allá, explorando nuevos caminos para expandir su creatividad. No se trata de recibir ropa y posar sin más. Palito construye relatos, da vida a atmósferas, convierte cada prenda en el hilo conductor de una historia que ella misma dirige. Así lo demostró en su colaboración con la firma francesa Sézane, donde su visión traspasó la moda para transformarse en arte.

De niña a mujer: del campo a la ciudad y una curiosa historia de amor

Todos comienzan a conocer a Palito y su arte, pero si nos adentramos en su historia, descubrimos que cada pincelada de su presente está marcada por los matices de su pasado, incluso en lo que al amor respecta.

"Tenía tantas ganas de irme a Inglaterra que aprendí inglés en dos meses"

Recuerda con emoción aquel giro decisivo en su vida: con solo quince años, dejó atrás su hogar para viajar a Inglaterra y cursar el bachillerato de artes en la escuela de Brighton. No hablaba inglés, pero tenía algo aún más poderoso: determinación. "Mi madre vino conmigo", cuenta. "En ese momento, no estábamos bien económicamente, y para que pudiera irme, vendió unas joyas que había hecho a mano".

"El director del colegio de Inglaterra, años después se convirtió en mi suegro "

El día de la entrevista, Palito no pudo defenderse con palabras. Fue su madre quien habló por ella, transmitiendo con fervor la pasión de su hija por el arte. Los académicos quedaron fascinados con su talento, pero fueron tajantes: sin inglés, era imposible. Si lo aprendía en un año, podría volver a intentarlo.

Pero Palito nunca ha sabido esperar. En solo dos meses, sumergida en aquella ciudad aún desconocida, se esforzó hasta dominar el idioma y decidió presentarse de nuevo, sin querer perder un año. Esta vez, no hubo negativas. La aceptaron. Y entró.

"¿Sabes lo más increíble?", dice entre risas. "Aquel director que me entrevistó, ahora es mi suegro". Años después, Palito se enamoró de su hijo, Harry, con quien lleva ocho años compartiendo su vida. "Me lo traje aquí y estamos muy felices".

placeholder Una fotografía bajo la dirección creativa de Palito para el libro Casa Dominguín donde sale ella junto a su familia y su novio Harry. (Cortesía)
Una fotografía bajo la dirección creativa de Palito para el libro Casa Dominguín donde sale ella junto a su familia y su novio Harry. (Cortesía)

La mochila de las inseguridades, ahora vaciada

Actualmente, Palito se siente libre y orgullosa de sus raíces, un sentimiento que ha reflejado en el nuevo proyecto que ha lanzado junto a su madre y su hermana. Sin embargo, durante mucho tiempo cargó con una pesada mochila de inseguridades precisamente por ello.

"El arte no entiende de apellidos"

"Me ha costado mucho aceptar quién soy, porque siempre hay quien dice que lo que hago no tiene mérito solo por la familia de la que vengo. Eso me frenó durante años y me hizo sentirme muy mal. Parecía que todo lo había conseguido sin esfuerzo, pero nada más lejos de la realidad. Todos tenemos que trabajar duro para lograr lo que queremos, da igual quién sea mi tío o mi abuela… Yo soy yo. Nadie en mi familia iba a darme una pensión, desde el minuto cero he sabido que tenía que buscarme la vida y siempre he tenido claro lo que quería hacer".

placeholder Palito creando arte. (Cortesía)
Palito creando arte. (Cortesía)

De hecho, en una de las páginas de Casa Dominguín, Palito menciona la avena y el arroz, alimentos que la transportan a su etapa universitaria en Inglaterra, cuando estudiaba Bellas artes en la Universidad de Bournemouth y apenas tenía dinero para comer otra cosa. "Nunca es lo que parece", reconoce. "Pero ahora me da igual. Cuando trabajas tanto, sabes por qué te llaman y quieren contar contigo para proyectos. El arte no entiende de apellidos."

Del gran salto a la fama a su necesidad de desaparecer

Aunque Palito proviene de una gran saga artística, vivió gran parte de su vida bajo el anonimato. "No quería darme a conocer porque sí. Cuando vi que finalmente me estaba encontrando como artista, decidí dar el salto. Lo vi como un medio para un fin, una forma de poder dar a conocer mi arte".

"Sigo sin entender muchas cosas de la televisión"

En 2021, decidió aprovechar la oportunidad de participar en Supervivientes y partió rumbo a Honduras. "En la televisión me he sentido bastante tonta, es decir, siempre he ido como una niña que no sabe a dónde va. En Supervivientes era la primera vez que iba a la televisión. Me sentí muy fuera de mi zona de confort y, hasta el día de hoy, sigo sin entender muchas cosas de la televisión".

Al volver de Honduras tuve la necesidad de desaparecer un tiempo

placeholder Palito en un retrato intimista de la fotógrafa María Vagna
Palito en un retrato intimista de la fotógrafa María Vagna

Cuando Palito regresó, se encontró con una exposición mediática que ni ella misma había imaginado: cientos de miles de seguidores en Instagram, titulares y miles de mensajes. Algo que se escapaba de su control y la abrumaba. Decidió dejarse llevar por la necesidad de desaparecer un tiempo. "Lo pasé mal, toqué fondo y me fui a Castellón. Estaba saturada de información, necesitaba tiempo para entenderlo y volver con mi proyecto."

Y volvió, más fuerte que nunca, con su arte transformado en un éxito de ventas. Hoy, Palito ha logrado que el foco de su vida sea su arte. Está inmersa en varios proyectos que pronto se materializarán en exposiciones, y también en una venta de cuadros a través de su página web, donde ofrecerá obras asequibles para acercar su arte a todo tipo de público. Su objetivo es que todos puedan acceder a su mundo.

Palito acaba de lanzar a la venta una serie de obras creadas con materiales recuperados de Totenart, una tienda valenciana afectada por la DANA. En lugar de desecharlos, propuso intervenirlos artísticamente y darles una nueva vida. Tras recogerlos y transformarlos en nuevas piezas, estas ya están disponibles para su compra. Además, el 60% de los beneficios obtenidos se destinará a apoyar este negocio en su proceso de recuperación.

placeholder Palito de niña junto a su madre y su abuela en una imagen de álbum familiar. (Cortesía)
Palito de niña junto a su madre y su abuela en una imagen de álbum familiar. (Cortesía)

Un mundo mágico, donde los duendes y las hadas existen, donde Palito convierte la naturaleza en fantasía y, también, la cocina en una herencia y un recuerdo familiar eterno. Un mundo que han plasmado en el libro Casa Dominguín y que, ahora, también ha quedado transmitido en este relato.

´¿Sabes cuál es mi refrán favorito? ‘No soy frágil como una flor, soy frágil como una bomba’, decía la madre del guitarrista Yerai Cortés. Y esa frase me lleva inevitablemente a pensar en Palito. Una niña de campo que, cada vez que llega, ilumina la ciudad; una mujer fuerte y, a la vez, vulnerable, con la madurez de quien ha vivido mucho, pero también con la inocencia intacta de la infancia.

placeholder Izquierda la portada del libro Casa Dominguín, en el centro Palito de niña en una fotografía de álbum familiar y a la derecha una fotografía de Palito para el libro ( Collage Vanitatis )
Izquierda la portada del libro Casa Dominguín, en el centro Palito de niña en una fotografía de álbum familiar y a la derecha una fotografía de Palito para el libro ( Collage Vanitatis )

Creativa, inquieta, con mundos propios, capaz de ver más allá, quizá porque este mundo, para ella, no es suficiente. Así es Palito, sin artificios, y el legado Dominguín Bosé es parte de ella, no como un peso, sino como un estandarte que lleva con orgullo, porque no es para menos. “Mi madre ha decidido que no va a sufrir, disfruta de cada instante de la vida. Me empapo de ese ejemplo”, dice Palito. Y con esa filosofía termina nuestra conversación, entre recuerdos y reflexiones entre fortaleza y fragilidad.

“A través de mi arte quiero invitar a la gente a entrar en un mundo diferente, uno en el que están los personajes que yo he creado y que quizás existan en un mundo paralelo, ¿por qué no?” Con estas palabras, Palito Dominguín Bosé nos abre la puerta a su universo creativo, un espacio sin reglas fijas donde la intuición reemplaza a la técnica. Como en `Casa Dominguín´, el libro que acaba de publicar junto a su madre, Lucía Dominguín, y su hermana Jara, esta conversación se convierte en un viaje a su historia, donde el arte no busca la perfección, sino la libertad de crear sin miedo. Un regreso a la infancia, cuando la imaginación era la única guía.

Miguel Bosé Noticias de Famosos
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