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Carla Bruni, ¿mujer enamorada o mantis religiosa?
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Carla Bruni, ¿mujer enamorada o mantis religiosa?

Sorprende un poco la omnipresencia mediática de Carla Bruni. Y sorprende aún más por la confusión que está creando en torno a su personalidad y a

Foto: Carla Bruni, ¿mujer enamorada o mantis religiosa?
Carla Bruni, ¿mujer enamorada o mantis religiosa?

Sorprende un poco la omnipresencia mediática de Carla Bruni. Y sorprende aún más por la confusión que está creando en torno a su personalidad y a las diferentes facetas de su vida privada y pública. Ha llegado un punto en que algunos medios de comunicación han empezado a tirar a matar. El último ha sido la revista alemana Gala, donde hace un par de semanas en su portada se podía leer: “El ángel helado. Cómo Carla Bruni se aprovecha constantemente a su marido creando así inquietud”. El reportaje, una cover story en toda regla, no se andaba con diplomacias lingüísticas. “Sin ningún tipo de escrúpulo, Carla Bruni está aprovechando su estatus de Primera Dama para impulsar su carrera como cantante pop ¿Durante cuánto tiempo va a aguantar esto Nicolas Sarkozy?”, decía.

 

Por supuesto que el presidente francés, que es al mismo tiempo el presidente de turno de la Unión Europea, tiene la cabeza ocupada en estos momentos en cosas más importantes, y también en recibir elogios por su gestión de la crisis financiera internacional. Y por supuesto que su ego masculino se debe sentir muy reforzado sabiendo que muchos de sus interlocutores se sienten inmediatamente cautivados por el innegable encanto y la notable belleza de su esposa. Pero de alguna manera choca que esta ex modelo esté concediendo tantas entrevistas y apareciendo en tantos programas de televisión, no sólo en Europa sino en todo el mundo, aprovechando su privilegiado acceso al Elíseo para hablar de su propia carrera como cantante. Sobre todo porque muy poco después de su matrimonio, la propia Bruni anunciaba que iba a dejar un poco de lado su faceta profesional, no dando tantos conciertos ni apareciendo tan a menudo ante las cámaras. La realidad ha demostrado lo contrario.

Sarkozy, el marido de la cantante

Algún medio francés ha dado a entender que Carla Bruni hace de Primera Dama cuando le viene bien o cuando no le queda más remedio. Otros ponen el acento en el lado romántico y sentimental del jefe del estado, quien, salta a la vista, está fascinado ante el hecho de haber cautivado y llevado al altar a semejante ‘monumento’. Un presidente, además, que por amor o por influencia de Carla se ha enfrentado al gobierno de Berlusconi, negándose a extraditar a Italia a una antigua miembro de las Brigadas Rojas, Marina Petrella, quien se exilió en Francia en los años noventa, y que había sido además protegida por François Miterrand. Ante la inminencia de su envío a Italia, Petrelli inició una huelga de hambre que la llevó a las puertas de la muerte. Carla la visitó en el hospital y luego llegó la decisión del Ejecutivo. No hay que olvidar que la familia Bruni-Tedeschi huyó de Italia, por cierto, escapando de la oleada de secuestros de hijos de familias ricas que orquestaron las Brigadas Rojas en los años ochenta, como ha contado la hermana de Carla, la actriz Valeria Bruni-Tedeschi, en la primera película que dirigió.

En el espacio satírico de ‘Les Guignols de l´Info’, Sarkozy es presentado casi siempre como “el marido de la cantante pop”. Incluso un semanario serio como es Der Spiegel dedica esta semana también tres páginas al duo Bruni-Sarkozy, al que presenta como “la bella y la bestia”. Allí se hace referencia a la habilidad de esta mujer para estar a la derecha y a la izquierda a la vez, para ser cantante y paralelamente representante de su país de adopción, para darse aires de bohemia y al tiempo residir, aunque sólo sea los fines de semana, en el palacio presidencial.

Las nuevas Primeras Damas

En todo caso, tal vez estemos ante un intento de definir cuál debería ser el papel de las Primeras Damas en el futuro. Es decir, si la sociedad contemporánea está ya preparada para aceptar que las esposas de los Presidentes y/o Primeros Ministros sean mujeres profesionales, empeñadas en continuar con sus propias carreras y poco -o lo imprescindible- interesadas en figurar sólo visitando hospitales o centros benéficos. Otra cosa es si uno se deja fotografiar, como ocurrió por ejemplo, en un reportaje para Vanity Fair, sentada en la mesa del jefe del estado francés o con un vestido de noche paseando por los tejados del palacio del Elíseo y al tiempo promociona un CD que se titula Como si no hubiera ocurrido. Es decir, como si Carla Bruni no fuera la persona que ustedes están contemplando.

A pesar de los pesares, Bruni-Primera Dama goza de una gran popularidad como emblema de glamour, belleza e inteligencia, y Bruni-cantante no está vendiendo su último CD tan bien como a ella le gustaría. Pero, de momento, el invento funciona hasta que haya algo nuevo que contar como un embarazo o el nacimiento de un bebé en el centro del poder francés. Primero, eso sí, nacerá la criatura de Rachida Dati, la ministra de Justicia quien sigue empeñada en silenciar el nombre del padre.

Si, como apuntan los sondeos, Barak Obama gana las elecciones, tendremos también a una mujer Alfa como Primera Dama. Negra, profesional, inteligente y cultivada. Queda por ver si los asesores de la Casa Blanca permitirán a Michelle Obama seguir siendo ella misma. A Hillary Clinton no la dejaron. Pero si se produce el milagro de que una persona de color sea el presidente de los Estados Unidos, por qué no seguir soñando. Hace poco más de un año Carla Bruni era una madre soltera abandonada por su último amante y padre de Aurélien y mírenla ahora.  

Sorprende un poco la omnipresencia mediática de Carla Bruni. Y sorprende aún más por la confusión que está creando en torno a su personalidad y a las diferentes facetas de su vida privada y pública. Ha llegado un punto en que algunos medios de comunicación han empezado a tirar a matar. El último ha sido la revista alemana Gala, donde hace un par de semanas en su portada se podía leer: “El ángel helado. Cómo Carla Bruni se aprovecha constantemente a su marido creando así inquietud”. El reportaje, una cover story en toda regla, no se andaba con diplomacias lingüísticas. “Sin ningún tipo de escrúpulo, Carla Bruni está aprovechando su estatus de Primera Dama para impulsar su carrera como cantante pop ¿Durante cuánto tiempo va a aguantar esto Nicolas Sarkozy?”, decía.