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Penélope Cruz y la historia de un vestido
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Penélope Cruz y la historia de un vestido

Fue un flechazo a primera vista. En cuanto lo vio se enamoró de él. Igual que Escarlata O´Hara prometió, arrodillada en la tierra de Tara, que

Foto: Penélope Cruz y la historia de un vestido
Penélope Cruz y la historia de un vestido

Fue un flechazo a primera vista. En cuanto lo vio se enamoró de él. Igual que Escarlata O´Hara prometió, arrodillada en la tierra de Tara, que nunca pasaría hambre, Penélope Cruz juró que “algún día ese vestido será mío”. Y así fue. Hace ocho años se encandiló de este diseño en gasa bordado en plata que realizó el modisto francés Pierre Balmain en 1949. El costurero no imaginaba en aquel momento que sesenta años después su creación daría la vuelta al mundo al lucirlo la ‘Chica de Alcobendas’ en la gala de los Oscar.

 

Se trata de un sueño que Penélope ha hecho realidad por partida doble. Por un lado se ha reencontrado con el traje de su vida y, por otro, lo ha lucido en su noche más hermosa. Hace ocho años, en una mañana de compras, vio el vestido en Lily et Cie, una tienda que suele frecuentar y que está regentada por Rita Watnick. Tuvo claro que sería suyo, y así se lo dijo a la dueña. Y como todo lo que ‘Pe’ se propone lo consigue, volvió al establecimiento la semana pasada y ahí estaba colgadito de una percha diciéndole “cómprame”.

 

Se lo probó y le quedaba como un guante. No ha hecho falta ninguna compostura para el traje joya. Aparte de la belleza del diseño, con esta elección Penélope ha hecho un homenaje a las grandes del cine como su amiga Sofía Loren, con la que compartió besos y abrazos, y a otras divas desaparecidas como Jean Fontaine, Marlene Dietrich o Rita Hayworth para las que Balmain era su modisto de cabecera. A los salones de su Casa de Alta Costura de París llegaban clientas que encargaban sus trusseau completos cada temporada. 

 

En 1951 Balmain abrió una filial de su firma en Nueva York. Seguramente el vestido de Penélope fue propiedad de alguna de estas millonarias y revendido después por sus herederos. Dicen que Penélope pagó por el vestido de sus sueños cerca de 100.000 dólares. Sin duda, un capricho sólo digno de una gran noche.

Fue un flechazo a primera vista. En cuanto lo vio se enamoró de él. Igual que Escarlata O´Hara prometió, arrodillada en la tierra de Tara, que nunca pasaría hambre, Penélope Cruz juró que “algún día ese vestido será mío”. Y así fue. Hace ocho años se encandiló de este diseño en gasa bordado en plata que realizó el modisto francés Pierre Balmain en 1949. El costurero no imaginaba en aquel momento que sesenta años después su creación daría la vuelta al mundo al lucirlo la ‘Chica de Alcobendas’ en la gala de los Oscar.