La 'entrevista' a Letizia Ortiz que sí existió

Muchas veces las informaciones relativas a la Primera Familia que no afectan a temas institucionales suelen dar para diversas interpretaciones y versiones. Las oficiales también, pero esas no forman parte de la hoja de ruta de hoy.

En su día la biografía sobre Letizia que estaba  escribiendo Urdaci y que abandono por “consejo” de la protagonista, tuvo un recorrido mediático importante. Por supuesto con versiones para todos los gustos, cuando en aquel momento la realidad era sólo una. No lo hizo porque prefirió no meterse en líos.

El ex jefe de informativos tenía la suficiente información para haber hecho de la historia reciente un documento para el futuro, al margen del simple morbo. La princesa de Asturias no se hizo carne a los 31 años. Tuvo un pasado con una vida profesional, amorosa y familiar como el de muchas jóvenes de su edad. Padres divorciados, varios novios, un primer marido y una carrera profesional con altibajos, donde hizo amigos y se encontró con rivales. Natural como la vida misma.

En el caso de Urdangarín paso tres cuartos de lo mismo. Cuando se hizo público el compromiso con la infanta Cristina acababa de romper con su novia. En este caso las versiones también fueron varias. Una, que hacia tiempo que lo había dejado con la chica de Girona, y otra, que estaban a punto de casarse.

Del libro de Pilar Urbano se escribieron hasta editoriales y los tertulianos políticos opinaron sobre cada una de las referencias personales de la reina. Estaban los que defendían el derecho de doña Sofía a expresar públicamente sus opiniones y los que pedían como castigo hasta la cabeza de los ciervos que viven en Zarzuela.

Las explicaciones que oficialmente se dieron desde la Casa fueron tan absurdas que nadie se las creyó. Meses después llegaron los despidos en forma de dimisiones. A González Cebrián le sustituyó Ramón Iribarren (actual responsable de comunicación) que por ahora devuelve las llamadas a la prensa y entiende su cargo como el de un alto funcionario cuyo sueldo pagan todos los españoles. Y dentro de poco y, de hacer caso a las informaciones de los que controlan el patio el actual Jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza dejará el cargo cuando llegue Jorge Dezcallar (ex director del CNI, ex embajador en Marruecos y amigo de Iribarren).

Con todos estos antecedentes el rumor que circuló la semana pasada sobre la entrevista exclusiva que la princesa Letizia habría concedido a Yo Dona no resultaba tan extraño. De ahí las variaciones y permutaciones sobre la noticia inicial que publico Monarquía Confidencial y que desmintieron a su manera La Casa y la directora de la publicación.

Efectivamente sólo existen las entrevistas que se publican y por lo tanto, nadie faltó a la verdad. El problema no es que un medio privado consiga una exclusiva de estas características, la cuestión (y el debate) es si un miembro real debe hacerlo. Y peor aún, que la razón de esa concesión sea dar aires de modernidad a la monarquía, cuando esta institución es, en esencia, lo contrario. La herencia genética por vía del varón no es precisamente un logro de las sociedades igualitarias modernas. Por lo tanto las explicaciones deberían ser otras.

Lo curioso y llamativo del caso es que, cuando se hizo público la existencia de las supuestas declaraciones de la princesa, hubo quien aventuró el contenido y el continente. Por ejemplo, de cómo compaginaba su faceta profesional y personal. La educación de las niñas y anécdotas sobre ellas; la necesidad de mantener la intimidad y privacidad familiar y hasta de su popularidad como princesa de Asturias. Por supuesto el tema la moda también tenía su apartado.

A estas alturas casi estamos deseando que de verdad se publique una entrevista. La de Yo Dona o la que sea. Y ya no digamos el presidente Rodríguez Zapatero. Las declaraciones de la princesa sustituirían por unos días las informaciones sobre las terroríficas cifras del paro.