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Esperanza Aguirre, la pelirroja que siempre quiso ser rubia
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Esperanza Aguirre, la pelirroja que siempre quiso ser rubia

La dimisión de Esperanza Aguirre ha pillado incluso a su entorno más cercano con el pie cambiado y los rumores sobre las razones que han motivado

Foto: Esperanza Aguirre, la pelirroja que siempre quiso ser rubia
Esperanza Aguirre, la pelirroja que siempre quiso ser rubia

La dimisión de Esperanza Aguirre ha pillado incluso a su entorno más cercano con el pie cambiado y los rumores sobre las razones que han motivado esta decisión se han convertido en tema de conversación en la calle y en debate de tertulia. Las opiniones y explicaciones de los que dicen conocerla apuntan a su estado de salud, pero los que saben de verdad cómo funciona la expresidenta no tienen claro que ésta sea la explicación más factible.

Aducen que Esperanza ha sido siempre muy clara y que, por eso, cuando tuvo constancia, a través de una visita rutinaria al médico, de que padecía un cáncer de mama, lo contó públicamente de forma casi inmediata. Sus amigos son de la opinión de que no hubiera tenido reparos en reconocerlo también en esta ocasión.

En aquel momento, se retiró durante un tiempo de la política activa y volvió pocas semanas después con más fuerza. Informó de su situación y, aparentemente, bajó el pistón mientras se recuperaba. Cuando quedaba con las amigas a cenar adelantaba la hora a las ocho, porque a veces el tratamiento la dejaba fuera de juego. Pero eso solo lo sabían ella y su entorno más cercano, quienes le pedían un poco de calma.

De puertas hacia afuera, seguía siendo imbatible. Se levantaba a las siete, desayunaba con su marido desde hace casi treinta años, Fernando Ramírez de Haro y Valdés, elegía la ropa para todo el día, se colocaba el tacón y agotaba a Isabel Gallego, su directora de comunicación, y a cualquiera que quisiera seguir su ritmo. A la hora de comer, aprovechaba para ir a la peluquería Peque, donde se hace las mechas rubias que a ella le gustan. Ahora tendrá más tiempo para estar las tres o cuatro horitas necesarias que exige la profesional. En realidad, Esperanza es pelirroja, como su hermana Piedi, pero nunca le ha gustado ese color, y desde siempre se lo ha cambiado. Cuando era más joven, a castaño; ahora, a rubio.

Sus allegados hablan de traiciones y falta de apoyos dentro de su propio partido como causa de su dimisión, más que de su enfermedad. A estas alturas de la vida parece que lo que quiere es disfrutar de su tiempo de ocio, su familia y esos amigos de toda la vida a los que no ve a menudo debido a su dedicación profesional.

“Estoy feliz con mis nietos”

A finales de agosto, Aguirre tomaba el AVE en Atocha camino de Málaga. Se montó en el vagón de clase turista, mientras arrastraba un maletón sin ningún tipo de ayuda ni de compañía. La gente se sorprendió. "Toda mi vida he viajado así y no voy a cambiar ahora", le dijo entonces a una amiga. El motivo del viaje era celebrar en familia el cumpleaños de uno de sus hijos (tiene dos: Álvaro y Fernando), que pasaba el verano en Sotogrande.

Desde luego, en aquel momento no tenía pinta de querer abandonar el cargo y menos aún por razones de salud. “Estoy feliz con mis nietos y para mí estos días de vacaciones son para dedicación absoluta a ellos. Les maleduco, porque para educarlos ya están sus padres", confesaba. 

La decisión de Esperanza parece que no tiene vuelta atrás. A partir de ahora pretende levantarse a las nueve de la mañana, leer los periódicos con tranquilidad, pasear por su barrio y jugar al golf cuando la venga en gana.

La dimisión de Esperanza Aguirre ha pillado incluso a su entorno más cercano con el pie cambiado y los rumores sobre las razones que han motivado esta decisión se han convertido en tema de conversación en la calle y en debate de tertulia. Las opiniones y explicaciones de los que dicen conocerla apuntan a su estado de salud, pero los que saben de verdad cómo funciona la expresidenta no tienen claro que ésta sea la explicación más factible.