Hija de cantante, miope y con nombre de 'Falcon Crest': desmontamos a Maggie Civantos

Un día cualquiera del otoño de 2014: una chica rubia con melena a lo Marilyn entra en el teatro Nave 73. Solo faltan unos minutos para que aparezca como intérprete en la obra teatral '¿A quién te llevarías a una isla desierta?', de Jota Linares. Se llama Maggie Civantos, es malagueña, tiene los ojos claros y su desparpajo llega a desarmar al entregado público que ve su actuación. Casi dos años más tarde, esa misma chica que llenaba salas minoritarias es la protagonista de un fenómeno sociológico llamado 'Vis a vis', una serie cuyo precipitado final ha sido 'trending topic' este miércoles. Malagueña de pro, pocos conocen la trayectoria personal de esta joven de 31 años cuyo éxito no ha surgido de la nada, sino que es el fruto una carrera llena de sacrificios que a punto estuvo de llevarla al extranjero debido a la escasez de trabajo en nuestro país.

[Lea AQUÍ cómo ha sido el final de 'Vis a vis']

Nacida el Día de los Inocentes de 1984, Maggie es la hija de una cantante que hacía bolos por los hoteles de la Costa del Sol y de un técnico de sonido. Su progenitora le puso ese nombre porque era una fanática de la serie 'Falcon Crest', el culebrón norteamericano por excelencia, que batía récords de audiencia justo cuando ella vino al mundo. Con apenas 19 años, sus padres se separaron y el periplo de su padre la llevó a viajar por México, una visita tras la que vendría con un tatuaje y muchas experiencias.

Su padre rehízo su vida tras el divorcio y eso ha hecho que Maggie tenga ahora una hermana de apenas tres años que es su ojito derecho. Familiar y cercana, su formación profesional comenzó con apenas 14 años, cuando comenzó a instruirse dando clases de ballet. Amante de la música por culpa de su progenitora, Maggie tuvo claro desde el principio que lo suyo era el baile y la interpretación y que para llegar a ello haría lo que fuese necesario. Por ejemplo, irse con 21 años a La Habana para ser alumna de la Escuela Nacional. Pese a su preparación, al volver a España, los personajes tardaban en llegar.

De sus relaciones sentimentales también ha hablado en alguna entrevista, aunque, fiel a sus principios, prefiere que se la conozca por los personajes en cuya piel se pone. Confesó, eso sí, que tuvo un novio durante cuatro años, que fue ella la que se declaró y que hoy por hoy siguen siendo muy buenos amigos. Su corazón, hoy por hoy, continúa libre y sin compromisos. A la pregunta de si mantendría relaciones lésbicas como su Macarena de 'Vis a vis', Maggie ha asegurado en alguna ocasión que nunca se puede decir lo de “de este agua no beberé”, pero que por ahora está muy contenta con su heterosexualidad.

Miope confesa, ha admitido que a menudo le cuesta reconocer a la gente que la saluda por la calle y le pide el consabido 'selfie' que es un verdadero barómetro de medir la popularidad. Las personas que se le acercan son muchas. Cuando hace pocos meses participó en la obra 'Mejor dirección novel', en pleno auge de su popularidad, la cola para entrar en el teatro era pantagruélica. Tanto como la buena acogida de la crítica y el público a esta prometedora nueva cara que ha conquistado el corazón de los telespectadores desde una cárcel ficticia; un escenario que ahora se le queda pequeño.

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