La mansión donde murió Picasso a subasta por 20,2 millones

La mansión en el sur de Francia en la que el artista español Pablo Picasso vivió entre 1961 y 1973, el año de su muerte, y que será subastada el próximo 12 de octubre, con un precio de partida de 20,2 millones de euros, es el lugar donde se confrontaron todos sus demonios. El malagueño compró a la familia Guinness una casa de campo remota y recoleta, Notre Dame de Vie, llamada así porque se encontraba junto a una ermita con ese nombre, en el término de Mougins, y la reformó a su gusto. A este lugar mágico, que ahora sale a la venta, acudieron sus herederos no reconocidos para registrar el colchón dónde falleció el pintor por si había algún cuadro o lámina entre las lanas del lecho.

Allí, según la periodista Pepita Dupont, amiga personal de la última mujer del artista, Jacqueline Roque, fue donde esta la llamó y le dijo que 61 obras que se expusieron en Madrid en el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC) ya no volverían a Francia. Un hecho que llevó a la autora de 'La verdad sobre Jacqueline y Pablo Picasso' (ed. Elba) a los tribunales. Es el lugar donde Jacqueline prohibió la entrada a sus nietos e hijos del artista. Un lugar cargado de amor, odio y pasión.

Este no fue el primer hogar de Jacqueline y Pablo Picasso. La pareja vivió primero en Villa California, una elegante mansión neoclásica en la aristocrática Cannes, que luego pasaría a Marina Picasso, nieta del artista. Pero la construcción de un edificio cegó parte de la vista sobre la bahía y Picasso decidió mudarse. Pablo y Jacqueline se instalaron en Mougins en 1961, como recién casados.

Una casa y las gafas del pintor

La inmobiliaria holandesa R365, encargada de su venta, publica en su página web que esa casa de campo, de estilo provenzal y ubicada en la localidad de Mougins, ha sido sometida a una restauración "sustancial", que hace de ella una de las viviendas más majestuosas y famosas de la Costa Azul.

La propiedad, según explican con detalle en la página web, tiene 17.000 metros cuadrados construidos en una finca de 33.000 metros cuadrados, con pabellón de invitados al margen (siete apartamentos) pendiente de renovar; jardín diseñado por el propio Picasso; 15 dormitorios, nueve baños, tres aseos; tres chimeneas; aire acondicionado; bodega con capacidad para 5.000 botellas; piscina, gimnasio, baño turco; orientación sureste; vistas al mar y a las colinas circundantes; videovigilancia. La inmobiliaria explica que un centenar de operarios trabajaron durante dos años a las órdenes del interiorista Axel Vervoordt para restaurarla exactamente como la dejó la viuda de Picasso ("incluso con las gafas de lectura del pintor") tras su muerte.

Picasso la compró en el año 1961 y le añadió un amplio estudio con terraza en el que poder trabajar con tranquilidad. después del suicidio de Jacqueline, Notre Dame de Vie pasó a ser propiedad de Catherine, la hija de Jacqueline, quien prefirió residir en el castillo de Vauvenargues, otra de las mansiones que heredó, y olvidó por completo el deseo de su madre acerca de la construcción de una residencia de ancianos.

La hermosa casa de la Costa Azul estuvo años abandonada, como no se ha cansado de denunciar Pepita Dupont. Rebautizada como El Antro del Minotauro, en un esfuerzo comercial por encontrarle comprador, se deterioró durante 21 años.

Otra venta (fallida) y catártica

No es la primera vez que sale a subasta una mansión del pintor malagueño. El pasado mayo de 2015, Marina Picasso, una de las nietas del artista y la propietaria de la colección más valiosa del legado que dejó al morir el pintor más cotizado del siglo XX, dijo que sacaba a la venta la ya mencionada La Californie, situada en Cannes. Marina y Pablito fueron fruto del primer matrimonio de Paulo Picasso, primogénito del pintor, que era a su vez hijo de la bailarina rusa Olga Khokhlova. Marina, declarada antitaurina y filántropa, empezó a vender en 2015 parte de las 10.000 obras de su abuelo, que considera una "herencia miserable" manchada de crueldad por "un monstruo".

Anunció a bombo y platillo la venta en 2015 que nunca se llegó a consumar. Esta impresionante villa con vistas al campo de la Croisette frente a las islas de Lérins fue otro de los lugares de descanso del pintor desde 1955 junto a su última esposa, Jacqueline Roque. Esta mujer logró enfrentar a Picasso con su familia de tal forma que supuso un antes y un después en su relación. De hecho, la decisión de la venta de esta mansión también viene propiciada por aquel enamoramiento, ya que su nieta no le perdona al pintor cubista los trágicos desencadenantes que se sucedieron tras conocerse el affaire de Jacqueline y Pablo: su padre Paulo cayó en el alcoholismo y su hermano, al que Jacqueline no dejaba que viese a Picasso y le echó una vez a los perros, se suicidó bebiéndose una botella de lejía. La propiedad no encontró dueño y sigue con Marina, otra maldición de Picasso.

Hay tres grandes edificios que pertenecieron al artista: La Californie, el castillo de Vauvenargues (aquí se suicidó de un tiro en la sien Jacqueline, la última mujer del artista) y Notre-Dame-de-Vie en Mougins, esta última mañana a la venta al mejor postor.