La exclusiva boda de Sonsoles en Madrid y su vestido de novia bordado con flores

Los flechazos siguen existiendo. Los de amor, como el que experimentaron en sus carnes Sonsoles y Carlos el día que se vieron las caras por primera vez, y en mi caso, los flechazos de estilo, porque admito que, look nupcial arriba, look nupcial abajo recorriendo mis redes sociales a diario, el vestido de novia de esta madrileña me enamoró de golpe.

"Empezamos a salir desde que nos conocimos, ¡fue un flechazo!", confiesa Sonsoles. Tres años después, Carlos, dentista de profesión, se lanzó y le hizo la esperada pregunta con un anillo de Suárez: "Un viernes normal, cenando entre cerveza y cerveza, me pidió que nos casásemos, aunque, de broma, me gusta contar que ya lo hizo en la segunda cita".

Diferentes y al tiempo complementarios, ambos tenían claro que querían encontrar una ubicación cerca de su casa tanto para la ceremonia religiosa como para la celebración posterior: "Para nosotros era importante hacer una boda cómoda para todos los invitados y para nosotros".

Para sellar su historia de amor, Sonsoles y Carlos escogieron la mañana del 12 de noviembre de 2022. "Nos casamos en la ermita de Nuestra Señora de Begoña, un templo ubicado en la urbanización La Florida de Madrid, donde yo iba a misa cuando era pequeña". Con el exclusivo barrio de Aravaca-Moncloa como telón de fondo, en este contexto, La Casa de Mónico se antojó como el lugar perfecto para, una vez convertidos en marido y mujer, trasladarse junto a sus seres queridos para dar comienzo a los festejos.

Antes, puesta a punto para Sonsoles. Encargada del maquillaje, Ángela Blanco, y del peinado, Cyntia de León. "Esa mañana montamos un desayuno improvisado. Ángela y Cyntia nos maquillaron y peinaron a mi madre y a mí. Aplacaron nuestros nervios, nos ayudaron a abrochar los botones del vestido... Fue una jornada inolvidable". Para el makeup, naturalidad y énfasis en la mirada, y en lo relativo al peinado, "elegimos una coleta pulida para resaltar mi rostro y el escote del traje".

Sin por el momento entrar de lleno en el diseño de su vestido, la asesora fiscal recuerda que "lo más emocionante de la boda fue la entrada a la iglesia del brazo de mi padre mientras de fondo sonaba la canción de mi vida, 'Dreams', de The Cranberries". De su padre, quedan para siempre los misales: "Dibujó la silueta de la iglesia que daba portada a los misales, así como el interior de los sobres de las invitaciones".

A pesar de que las previsiones climatológicas de aquel 12 de noviembre vaticinaban precipitaciones intensas, el tiempo dio un respiro a la pareja: "Daban 100% de lluvia, y cumpliendo la tradición, mis amigas llevaron huevos a Santa Clara. Carlos, que es más optimista que yo, no tenía duda de que iba a hacer sol. Se levantó el día gris, y a medida que pasaban las horas, se fue despejando. Al cruzar el umbral acompañada de mi padre, mi madre dice que entré con un rayo de sol".

En paralelo, el look nupcial de Sonsoles quedó por fin expuesto ante la mirada de Carlos y de todos sus invitados. Firmado por la reputada diseñadora de novias Helena Mareque, lo mires por donde lo mires, el vestido derrocha estilazo y personalidad.

"El de Helena Mareque fue el primer taller que visité. Salí tan fascinada que no me quedó más remedio que cancelar el resto de citas que tenía planificadas. Confié totalmente en ella y en su creatividad; en pocas palabras, me dejé llevar". Ubicado en la calle de Don Ramón de la Cruz, 17, en el barrio de Salamanca, allí acuden en procesión cada temporada cientos de novias madrileñas.

Con una idea inicial radicalmente opuesta al modelo final, la diseñadora logró materializar un vestido de novia para Sonsoles que era más de lo que ella había imaginado: "Admito que quería algo sencillo, pero Helena consiguió hacer de lo sencillo, un diseño muy especial".

"Hasta el 'toile' era especial, un tejido con florecitas rojas, que perfectamente me podría poner para una fiesta de verano". Fabricado con una tela de algodón con flores bordadas a mano y festones en los bordes en tono blanco, en palabras de la novia, "era una verdadera maravilla". En su primer encuentro, Sonsoles se enfundó una falda que Mareque tenía en el taller y precisamente, gracias a esa pieza, arrancó su vestido de novia. "Helena adaptó esa falda a mi cuerpo y me encantó, frente al espejo estaba muy favorecida", narra la madrileña.

De escote cuadrado y presidido por unas mangas importantes, de corte Marie con costuras engomabas, volumen en los hombros y bajo acampanado, la parte superior se ceñía al cuerpo. Un falso fajín de acabado liso daba paso a la falda formada por tres capas de volantes y rematada en cola.

En lo relativo al proceso de creación del vestido y como consejo para futuras novias, Sonsoles señala que "me parece crucial poder encontrar a alguien con quien tengas mucho feeling, alguien en quien poder confiar plenamente y que te dé esa seguridad, ya que es un proceso que inevitablemente implica dudas e inseguridades".

Hecho a medida, ideado solo para la asesora fiscal y con un detalle que lo hacía aún más exclusivo: "El vestido llevaba bordada la firma de mi abuela".

Con el traje armado, llegó el turno de escoger los accesorios adecuados para cerrar el estilismo para su boda. "Como velo, lucí el de mi madre, una pieza que Helena Mareque arregló y adaptó para mí", cuenta la novia.

A sus pies, unas sandalias en azul pálido de Mint & Rose; para ser más exactos, el modelo Arlena con tacón en bloque de 10 centímetros, pulsera al tobillo, pala ancha y textura acharolada. "Tenía una segunda opción también de Mint & Rose, unos zapatos más bajitos, pero como estaba disfrutando tanto, se me olvidó por completo cambiar de calzado".

Los pendientes fueron un regalo de sus padres: "Al ver el anillo con el que Carlos pidió mi mano, una pieza con forma de rosetón, a mi madre se le ocurrió la idea de regalarme unos pendientes a juego. Los pendientes secundarios eran unos diamantes pequeños de Mumit".

Las alianzas de Sonsoles y Carlos eran de la joyería Suárez: "Llevaban grabadas la frase 'Sic parvis magna', que quiere decir la grandeza está en los pequeños comienzos, una frase del videojuego favorito de Carlos que me apunté en las primeras semanas que le conocí".

El ramo de flores, de estética romántica y arquitectura desenfadada en tonos blancos y verdes, fue una creación de Aquilea, encargados también de la decoración floral en La Casa de Mónico.

Rodeada de más de 30.000 m² de jardines de inspiración inglesa, en los que conviven varios tipos de árboles centenarios, la finca destaca por su edificio principal: una construcción solariega, de estilo herreriano, diseñada en 1946 por uno de los grandes arquitectos del siglo XX, Secundino Zuazo, autor entre otras grandes obras de los Nuevos Ministerios de Madrid.

Es uno de los sitios de referencia en la capital para celebrar bodas y el que escogieron Sonsoles y Carlos para el banquete y la fiesta. "Siempre imaginamos que ese día estaríamos muy nerviosos y pendientes de que todo saliese bien y de los invitados. Sin embargo, contar con el equipo de Grupo Mónico fue un acierto, puesto que se volcaron con nosotros desde el momento que pisamos la finca. Se ocuparon de todo y disfrutamos del día sin preocuparnos ni un segundo de nada, solo de estar con los nuestros".

Gracias a la tregua que les dio la lluvia, el cóctel tuvo lugar al aire libre mientras los integrantes del grupo The Ducksons amenizaban la velada con grandes éxitos: "¡Fue un conciertazo! Me encantó ver bailar la bamba a mis tíos, por un lado, y a mis amigos, por otro, una sensación que no olvidaré jamás. Las fotos 'oficiales' las hicimos al ritmo de la música y me acuerdo de que con mis amigas sonaba 'Pretty Woman".

Los meseros eran las carátulas de las películas favoritas de la pareja. Títulos como 'El Padrino', 'Mamma mia!' o 'Manhattan' presidiendo las mesas y "junto al menú, incluimos una tarjeta con la frase de 'Interestellar': 'El amor es lo único que somos capaces de percibir que transciende las dimensiones del tiempo y el espacio', como recuerdo y homenaje por todos aquellos que no podían estar con nosotros", explica la novia.

"Otro de nuestros momentos favoritos fue la entrada en el salón para el banquete. No nos veíamos para nada entrando dando botes, así que elegimos la canción de la banda sonora de la película de 'Star Wars', 'The Throne Room'. No pudimos parar de reír y los invitados tampoco".

"Mi consejo para las novias que vayan a casarse próximamente es que no se preocupen demasiado durante el proceso de las cosas que tal vez pueden salir mal, sino que afronten la organización de manera positiva y disfruten ese tiempo previo al máximo, porque al final de alguna u otra manera acaba 'saliendo el sol", concluye Sonsoles.