El día de María: una boda de Navidad, un vestido de novia original y una decoración inspiradora

"Cuando decidimos casarnos, sabíamos que queríamos que fuese una boda de invierno, a mí me encanta la Navidad y una boda de Navidad era nuestro sueño", así comienza el relato de María, una emprendedora e interiorista que se casó el pasado 9 de diciembre en Valencia. María dio el 'sí, quiero' a Julio, su media mitad desde hacía once años, en una boda mágica y muy personal.

Su relación comenzó en 2013 y fue en octubre de 2022 cuando Julio le lanzó la gran pregunta. "Me pidió la mano en mi pueblo, en Minglanilla (Cuenca), en la ermita de Santa Bárbara, que casualmente se llama igual que donde oficiamos la ceremonia", explica la novia.

Ayudados por el equipo de wedding planners de Bodas y Algo Más, capitaneado por Macarena Gea y Pilar Roca, María y Julio fijaron su enlace a principios del mes de diciembre, en plena explosión navideña, y en Valencia. En dos actos, "la ceremonia religiosa en la parroquia de Santa Bárbara, en Rocafort, y luego, la celebración en la Masía Campo Aníbal, en el Puig de Santa María".

Era el momento de pasar al otro asunto de vital importancia en una boda: encontrar diseñador para dar forma y vida a su vestido de novia.

Con una premisa fundamental: "Quería algo diferente que reflejase mi personalidad y estilo". María consiguió cumplir esa premisa en el taller de La Boheme 1994, de Salva Robles y Vicente Cano. Admite que "no tenía una idea clara del vestido que quería, tenía algo de inspiración, pero nada que ver con la obra de arte que finalmente resultó".

El resultado fue un look nupcial de dos piezas conformado por un vestido blanco de líneas clásicas y patrón depurado, y una sobrefalda con corpiño y cola pintada a mano, la verdadera obra de arte del atuendo de María.

"En la primera toma de contacto me propusieron varias opciones, me probé diferentes vestidos, mangas, accesorios, todos superdiferentes y especiales. A partir de ahí y con una idea más clara de lo que realmente quería y me representaba, comenzamos a trabajar en las diferentes pruebas", detalla la conquense.

Llegados a este punto, Robles y Cano construyeron el vestido de novia de María: "La base del vestido blanco, muy sencillo y especial, con escote en la espalda y manga ranglán".

"Luego trabajamos en la idea de la sobrefalda con fajines. Me pintaron la tela con acuarelas en color verde expresamente para mí. Realmente es una obra de arte que hizo Salva y que me hizo superfeliz porque es mi color favorito, me identifico con él y también iba acorde con el concepto navideño de toda la boda". Con las instantáneas del vestido creado por La Boheme 1994 circulando por las redes sociales, María se ha convertido en la novia de verde por Navidad.

A partir de esa original pieza que cubre el vestido, se ideó toda la papelería de la boda: "Basándonos en esas acuarelas, se diseñó la papelería con abetos pintados en acuarela verde, un detalle en papel que iba dando señales a los invitados de lo que estaba por venir".

Con un vestido de novia tan original, los accesorios no podían ser menos. "Encontrar los zapatos no fue tarea fácil. Probamos mil opciones. Cuando creía que tenía los correctos, un día pasando por una tienda y justo antes de una prueba, sin ya buscarlos, me topé con los que serían los zapatos definitivos. Ellos me encontraron a mí, unos zapatos verdes de terciopelo, muy navideños, de Menbur".

En cuanto a las joyas, no faltó el anillo de pedida, "un solitario de Rabat. También llevé unos pendientes familiares en forma de rosetón. Las alianzas nos las hicieron expresamente para nosotros en el taller de Oro Gema, amigos de la familia".

Sin velo, solo faltaba escoger el ramo. "Quería algo elegante y sutil, que me identificase y no le quitase protagonismo al vestido, que era lo realmente mágico. Sin duda el ramo de rosas fue una buena elección. Para las damas de honor elegimos unos ramos supernavideños que iban genial con el concepto de la boda. José de Atelier de la Flor, que es un artista, hizo magia con los ramos y la decoración floral".

Para el maquillaje y el peinado, volvió a primar la naturalidad y la personalidad de María. "Tenía muy claro que quería llevar mi pelo rizado natural, es mi seña de identidad y me encanta. Esa misma mañana me arreglé yo el pelo, tranquila, así conseguí verme yo misma al 100%. Sin duda fue esencial un buen corte durante los meses previos para ese día estar perfecta, y para eso siempre cuento con mi peluquera de confianza, María de Sergio Peluqueros, en Valencia. El maquillaje me lo hice en Nova en Godella, me identificaba mucho con él y me aguantó genial todo el día", cuenta.

Esas horas previas a la boda, María estuvo acompañada de sus amigas y damas de honor, además de algunos de sus familiares directos: "Me arreglé en casa de mis tíos Javi y Chus, que para mí son superespeciales. Chus es mi madrina y además trabajamos juntas. Para mí son como unos segundos padres y me hacía mucha ilusión compartir ese momento con ellos, con mis tres primos, mis damas de honor, mi madre, mi abuela y mi tía María José".

Fue la madre de María quien la acompañó a la ceremonia religiosa: "Fue un momento mágico entrar con ella al altar, estábamos las dos pletóricas".

Oficiada por el padre Dubiel, "la ceremonia fue de lo más comentado de la boda, fue muy bonita, el párroco es encantador y nos hizo una ceremonia personal, única e inolvidable, no podemos estar más agradecidos con él. Además, puso la guinda del pastel el coro góspel, el Valencia Gospel Choir, que cantaron un repertorio espectacular que animó a todos consiguiendo un ambiente alegre y emotivo durante toda la ceremonia".

Convertidos en marido y mujer, Julio y María cambiaron de ubicación para aterrizar en la Masía Campo Aníbal, ubicada en el Puig de Santa María. Allí les esperaban muchas sorpresas a los recién casados y a los invitados.

"Recuerdo de manera especial levantarme con el mensaje que me escribió Julio. Nosotros escribimos a mano para todos los invitados una nota personalizada para agradecerles su presencia y rememorar momentos especiales con ellos. Igual que habíamos hecho con los invitados, nuestra intención era escribirnos una carta el uno al otro para leer esa misma mañana, pero con el ajetreo de los últimos días no nos dio tiempo. Al final, quedamos en que nos la escribiríamos y nos la enviaríamos esa misma mañana los dos para que fuese lo primero que leyésemos ese día y así recordar lo realmente importante, nuestra unión y amor. Sin duda fue uno de los momentos más especiales".

Simultáneamente al cóctel, llegó una sorpresa para María: "Julio preparó una zona de ilustraciones en acuarela en directo para todos los invitados. Me encanta el arte y fue una grata sorpresa ver a Edurne ilustrando en mi boda".

Como seating plan, y siempre acorde con la temática de Navidad, Macarena Gea y Pilar Roca compusieron un mural con sobres y cajas de regalos: "Nos ayudaron con la organización y a materializar el diseño y el concepto que teníamos en mente. Entrar en el salón ese día fue un sueño hecho realidad". La propia Macarena nos cuenta cómo se desarrolló la boda. "Nos contrataron los novios hace más de un año y desde el principio tenían muy claro que querían que fuera una boda navideña. Desde ese momento, empezamos a buscar un sitio que reuniera las características que buscábamos y que estuviera disponible para un sábado de diciembre. Junto con los novios, y durante todo este tiempo, hemos ido dando forma a todas las ideas que teníamos en mente y contactamos con todos los proveedores necesarios para hacer realidad la boda que ellos querían, llena de detalles navideños y con mucho énfasis en la mesa infantil, que decoramos con cascanueces y abetos como portacubiertos".

"La Navidad es la época más mágica del año, tanto Julio como yo somos personas superfamiliares, y para la nosotros, la Navidad representa eso, familia, magia e ilusión. Poder hacer una gran celebración de Navidad llena de sorpresas con todos nuestros amigos y familiares fue lo más especial que hemos vivido. ¡Disfrutamos todos como niños, lo vivimos con la misma ilusión con la que te levantabas el día de Navidad o Reyes a abrir los regalos, fue mágico!", confiesa María.

Los colores más típicos de la Navidad bañaron el salón donde celebrarían el banquete: mantelería verde, centros de mesa florales en rojo, velas, bajo platos de rafia, detalles dorados, sillas de estética vintage y, en cada servilleta, las iniciales de los invitados bordadas en ese verde. Como obsequio a los familiares y amigos, un pequeño tarro de miel con una funda con estampado tartán. Mirases donde mirases, todo respiraba Navidad.

La música jugó su papel. "Desde el momento mariachis hasta el baile. Contratamos a unos mariachis porque al padre de Julio le encantan y yo quería tener ese detalle con él. Es una persona realmente especial, siempre sabe sacarnos una sonrisa y queríamos que disfrutase con lo que más le gusta y realmente fue un subidón ver a todo el mundo bailando con los mariachis y disfrutando. No hicimos una apertura de baile típica, lo hicimos de una forma superanimada e integrando a todos los invitados con los mariachis, sin duda fue un acierto".

Finalmente, como colofón, "el día 10 de diciembre es el cumpleaños de mi madre y a las 12 de la noche le sacamos unos dulces con velas y toda la fiesta se paró para poner el cumpleaños feliz. Fue un momento muy bonito".

Como consejo para futuras novias, María dice que "hagan la boda que realmente sueñan, en todos los aspectos, tanto en el vestido como a nivel conceptual y decorativo. Sin duda, una boda con personalidad es lo que la hace diferente y mágica. Lo importante es el amor de la persona con la que compartes ese día; les recomiendo que siempre tengan el foco puesto en eso, y basándose en ello, tomen todas las decisiones".