La novia que se casó con un vestido de Lorenzo Caprile inspirado en una película para una boda vintage

El día que Álvaro pidió la mano de Maristela, ella se visualizó camino al altar con un vestido de novia de época. "Nos conocimos en la universidad. Ambos estudiamos derecho y hoy en día, somos abogados. Llevábamos juntos 6 años cuando Álvaro me lanzó la gran pregunta". Esta pareja de abogados de 29 años se comprometió y celebró su boda en el mismo lugar: Las Playetas (Benicàssim, Castellón).

El enlace tuvo lugar el pasado verano, el 8 de junio de 2024. Como manda la tradición, su boda se dividió en dos actos, una ceremonia religiosa en una capilla muy pequeña de Benicàssim, en la de Nuestra Señora del Carmen, y una celebración posterior en una de las fincas del Grupo Peñalén, en Más de Lucía.

Maristela y Álvaro planificaron su boda sin ayuda de profesionales. "No tuvimos wedding planner, todo lo hicimos en familia. Aunque sí nos apoyaron muchísimo en la organización el Grupo Peñalén. Les estamos muy agradecidos".

Fecha y lugar marcados, ahora sí, la abogada podía dedicarse al asunto más importante: encontrar diseñador para su vestido de novia soñado. Como inspiración, una foto impresa de uno de los vestidos de la película 'Érase una vez en América' de Sergio Leone. Protagonizada por Robert De Niro y James Woods, y ambientada en los años 20, el diseño de vestuario corrió a cargo de Gabriella Pescucci y Richard Bruno.

Entre los estilismos de época que llevó el reparto de la película, había uno en concreto que enamoró a Maristela y que sentó las bases del look nupcial para el día de su boda. Una idea que la novia dejó en manos de una eminencia, Lorenzo Caprile.

El modista, experto en vestir a novias clásicas, entendió a la perfección la premisa de la abogada y dio forma a su vestido ideal. "Le llevé a Lorenzo aquella foto impresa del vestido de la película y enseguida lo identificó. Sin yo decirle nada, me propuso la idea de reproducir algo parecido".

Ahí comenzó un largo proceso de creación que dio sus frutos. "Fueron unos 9 meses de pruebas mensuales. Yo acudía con mi madre y mi hermana a cada cita", señala la novia.

Gracias a un equipo "muy profesional y cercano" orquestado por Caprile, la abogada vio como su vestido se hacía realidad. "La parte más divertida fue cuando Lorenzo trajo el broche antiguo que llevaba como cinturón y planteó con su equipo dónde y cómo iban a bordar la pedrería en el traje. El resultado fue sobrio. Los cristales de pedrería hacían el efecto de una capota corta por detrás y una chaqueta por delante".

Con escote en caja, bordados de pedrería por la parte superior, mangas capa, corte en la cintura y una falda vaporosa con cola, el vestido de novia estaba listo.

Faltaba aderezarlo con los complementos adecuados para un estilismo vintage. "La fase final también fue muy divertida, ya que tuvieron que coser un velo de 3 metros de tul al tocado de cristales que llevé, una pieza original de 1928 muy delicada". Maristela habla de una joya familiar, un casquete que perteneció a su bisabuela y que rescató para su boda con Álvaro.

Una reliquia familiar en la cabeza y unas joyas que bailaron en ese mismo son. Unos pendientes colgantes de diamantes de Pilar de la Vega Joyas, parte del joyero de la familia de Álvaro, y su anillo de pedida de Ansorena. "Los zapatos eran unos Mary Jane acorde con la época del vestido", detalla la novia.

El ramo cierra el look nupcial de Maristela. "Fue muy sencillo, a base de rosas inglesas y creado por The Taller Valencia. Pusimos entre el verde unas mariposas pintadas a mano por Signe Scharling".

Por su parte, el novio, escogió un chaqué clásico de Tom Black con chaleco de doble botonadura en color hueso, camisa azul cielo y corbata con estampado geométrico.

El día de la boda, la novia se arregló en la casa familiar junto a sus padres y su hermana. "Me maquilló Jessica Arques, muy natural, y me peinaron Susana y Ana, mis peluqueras de toda la vida, con unas ondas estilo años 20. Fui a la iglesia andando por el paseo marítimo de Las Playetas con mi padre".

"Imaginaba una boda sencilla y muy familiar y así fue. ¡Salió todo muy bien!", rememora la abogada. Los novios y sus 300 invitados, disfrutaron de un día magnífico.

En la finca, la estética vintage, cobró vida. "La decoración fue muy clásica, hicimos puestos en el aperitivo con carteles de nuestros sitios favoritos, todo con tela Toile de Jouy, también la barra con el mismo estampado, bodegones. En el comedor colgamos velas flotantes con hilos de pescar, los servilleteros los bordamos a mano, las flores de la iglesia las pusieron mi tía y primas… todo lo hicimos en familia".

En la mesa, un menú de altura: crema de tomate con atún fresco, mousse de parmesano y albahaca; lubina con tirabeques, vinagreta de piñones y compota de tomate, y dos postres, coulant de chocolate con helado de vainilla o fresas tostadas con crema y teja crujiente.

Tras el banquete, los recién casados abrieron el baile al ritmo de 'Lara is Charming', de la película 'Doctor Zhivago'.

Como consejo para futuras novias, Maristela dice, "que disfruten mucho del proceso con sus familias, pero que tampoco se preocupen demasiado, lo mejor y más importante es casarse con la persona que más quieres".