Tipos de mentiras más habituales y como estas nos afectan psicológicamente
Existen muchos tipos de mentiras y no todas las que contamos y recibimos a lo largo del día tienen las mismas intenciones o las mismas consecuencias para nosotros
Mentimos. Los motivos que nos llevan a ello pueden ser muy variados, desde querer ocultar la verdad por motivos egoístas hasta intentar no dañar a alguien a quien queremos. Mentimos por omisión, contamos verdades a medias o exageramos un relato; mentimos por distintos motivos, pero todos ellos tienen consecuencias, no solo para los demás, también para nosotros mismos.
Puede llevarnos a situaciones de estrés y angustia, sobre todo en el caso de las mentiras sostenidas en el tiempo, afecta nuestra forma de relacionarnos con los demás y hace que nos sintamos perseguidos, evitando la paz interior que tanto perseguimos en nuestro día a día, motivo por el que tanta gente ha descubierto las bondades de la meditación.
Las mentiras tienen consecuencias para el mentiroso, pero también para sus relaciones con los demás. Generan desconfianza en los demás, llegando un punto en el que no sabemos diferenciar la verdad de la mentira, y también causan dolor. Por supuesto, no todas las mentiras son iguales, como también son diferentes los motivos por los que se utilizan, algunas mentiras se cuentan con malas intenciones, pero otras como forma de protección.
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Tipos de mentiras
Hay algunas que son más ‘perdonables’ que otras, como es el caso de las mentiras piadosas, la intención al decirlas no es hacer daño, sino ser benevolentes. Su intención es similar a la de las mentiras blancas, esas que contamos para no hacer daño, como las que decimos para justificar algo poco importante. Las mentiras honestas son aquellas en las que no somos conscientes de no estar contando la verdad, como al relatar un hecho de manera poco precisa.
Estas son muy diferentes de las promesas rotas, que suponen el fracaso de un compromiso establecido previamente; son más dañinas si la persona nunca tuvo intención de cumplir ese contrato tácito y no es raro que las mentiras piadosas lleguen a convertirse en promesas rotas (por ejemplo, al aceptar una cita por compromiso cuando no tenemos intención de acudir). Las mentiras intencionadas o instrumentales buscan el interés propio, se emplean para conseguir algo, aunque no tienen por qué tener una intención maliciosa.
Los rumores están más relacionados con el objetivo que con la intención, son informaciones que están en duda, que no sabemos con veracidad si son ciertas, y cualquiera puede crear un rumor con o sin intención, en ambos casos puede causar daños. La exageración es otro tipo de mentira, historias que tienen algo de verídico, pero incrementadas para conseguir impresionar. También existen las mentiras por omisión en las que, en lugar de incluirlos, dejamos fuera algunos datos.
El plagio, además de una mentira, es un robo con el que nos apropiamos del trabajo de otro. Los autoengaños son mentiras que nos contamos a nosotros mismos de forma inconsciente porque no queremos aceptar la verdad. Hay personas que mienten constantemente, los mentirosos compulsivos emplean mentiras aun cuando no es necesario porque es más sencillo decir la verdad. Puede ser a causa de una baja autoestima y suelen requerir atención.
Consecuencias de las mentiras
Las mentiras generan pérdida de confianza, provocan tristeza y amargor, hacen daño. Cuando nos mienten nos enfadamos, sentimos que han sobrepasado nuestros límites, poner nuestra confianza en una persona que nos miente genera frustración. Sin embargo, las mentiras no solo afectan a quien las recibe, también a quien las cuenta.
Se arriesga a quedarse solo, por alejar a las personas de su entorno con su falta de sinceridad, y puede causar sentimientos de culpabilidad. Las mentiras generan sentimientos negativos que nos impiden estar tranquilos, por lo que es mejor basar nuestra vida en la sinceridad.
Mentimos. Los motivos que nos llevan a ello pueden ser muy variados, desde querer ocultar la verdad por motivos egoístas hasta intentar no dañar a alguien a quien queremos. Mentimos por omisión, contamos verdades a medias o exageramos un relato; mentimos por distintos motivos, pero todos ellos tienen consecuencias, no solo para los demás, también para nosotros mismos.