Las 5 cosas que aprendes con tu segundo hijo, según Álvaro Bilbao

Tras el nacimiento del primer hijo, muchas parejas tienen un amplio debate sobre si tener un segundo hijo o no. En esta decisión tan personal, todas las argumentaciones son válidas, aunque los psicólogos puedan ayudar desde cada situación a seguir el camino adecuado.

Si decides tener un segundo hijo, has de saber que haber criado a uno no te convierte en experto y que cada niño es un mundo totalmente diferente. Lo realizado hasta el momento no vale para el nuevo. Con cada pequeño hay que establecer unas rutinas y normas diferentes, puesto que su comportamiento y tu estado no tienen nada que ver con el de su hermano mayor.

El psicólogo Álvaro Bilbao ha querido dar la vuelta a la tortilla y pensar en todo lo que se aprende de un segundo hijo, ya que guarda amplias diferencias con lo que se conoce con el primero. Por supuesto, que cada pequeño es diferente, aunque el experto busca que las personas que tienen dos niños se sientan identificadas y quitar el agobio a los que esperan un nuevo miembro en la familia.

Con el segundo hijo, según el neuropiscólogo, se aprende a tener confianza porque desde el primer día te sientes más seguro, mientras que con el primero se aprende la humildad y la capacidad de conocer cosas nuevas en todos los ámbitos. En este caso, la experiencia sí que es un grado.

Además, al segundo se le permite más libertad, pues con él aprendes que sin tanta atención el niño crece más seguro. Sin embargo, el primero enseña a estar siempre pendiente, dispuesto y atento. Además, con el mayor después de unos meses, sientes que lo estás haciendo bien, que lo has logrado, mientras que con el pequeño y sus trastadas te das cuenta de que cada uno logra lo que puede y que hay diferentes realidades. Por ello es importante no juzgar y no compararse con otros padres.

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María Serralta

También, del segundo hijo se aprende a multiplicar el amor y repartir el cariño, algo que ya se conoce desde que se tiene al primero, pero que se amplifica con la llegada de un nuevo miembro a la familia. Por último, te enseña que la maternidad o la paternidad no es una ciencia exacta, por lo que te puedes relajar sin seguir las exigencias que se han tenido con su hermano mayor, como a qué grados tiene que estar la bañera o cuál es la cantidad milimétrica de cereales que tiene que tomar. Por ello, en caso de tener un nuevo hijo, tómatelo con más calma.