Evita los riesgos: estos son los alimentos que sí o sí deberás guardar en la nevera

Nos encontramos ciertos alimentos que debemos guardar en la nevera para mantener su frescura, sabor y, lo más importante, su seguridad. Entre los productos que deben ir sí o sí al refrigerador están los lácteos, como la leche, el yogur y los quesos, ya que necesitan bajas temperaturas para evitar la proliferación de bacterias que podrían causar intoxicaciones alimentarias. Estos productos lácteos deben guardarse en la zona más fría de la nevera, generalmente en los estantes intermedios o inferiores, y consumirse antes de su fecha de caducidad para asegurar que se mantengan en óptimas condiciones.

Los huevos también conviene mantenerlos en el refrigerador para que se conserven frescos y reducir el riesgo de salmonela. Aunque en algunos países o supermercados los mantienen a temperatura ambiente, en casa es preferible refrigerarlos, ya que así se conservan mejor. Para evitar cambios bruscos de temperatura que puedan afectar su frescura, es ideal colocarlos en uno de los estantes internos de la nevera, en lugar de la puerta, donde las temperaturas son menos estables debido al constante abrir y cerrar.

Las carnes y pescados crudos forman otro grupo de alimentos que requiere frío y cuidado especial. Estos alimentos son especialmente delicados, y para evitar la proliferación de bacterias, deben almacenarse en un compartimento específico de la nevera, idealmente en el estante inferior o en la bandeja sobre el cajón de vegetales. El frío directo en esta área ayuda a retrasar el crecimiento bacteriano, pero es importante consumir estos productos en pocos días.

Si no se van a utilizar de inmediato, conviene congelarlos para conservar su frescura y seguridad. Además, se recomienda envolverlos bien o guardarlos en recipientes herméticos para evitar posibles goteos que puedan contaminar otros alimentos.

Las comidas preparadas y los alimentos listos para consumir, especialmente aquellos que contienen ingredientes como carne, marisco o salsas cremosas, también necesitan refrigeración para mantenerse en buen estado. Guardarlos en recipientes herméticos es fundamental, no solo para preservar su sabor, sino para evitar contaminaciones cruzadas dentro de la nevera. Estos alimentos suelen colocarse en los estantes superiores de nuestro frigorífico.

Por último, algunas frutas y verduras, como fresas, arándanos, zanahorias y espárragos, también se benefician del frío para mantener su frescura y sus propiedades nutritivas. Estos productos son sensibles y tienden a deteriorarse rápido a temperatura ambiente, por lo que el cajón de vegetales es el lugar ideal para almacenarlos.

Es mejor no lavar las frutas hasta justo antes de consumirlas, ya que la humedad extra podría acelerar su descomposición. En el caso de las verduras, algunas, como las espinacas o la lechuga, también pueden envolverse en papel de cocina para absorber el exceso de humedad y prolongar su frescura.

Para asegurarte de que todo se conserva bien y maximizar el espacio de la nevera, es importante organizar los alimentos de manera eficiente. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) recomienda colocar las comidas preparadas y los alimentos listos para consumir en la parte superior, mientras que las carnes y pescados crudos deberían ir en la zona más fría, justo sobre el cajón de vegetales.

Además, es útil seguir el principio de "lo primero que entra es lo primero que sale" para consumir antes los productos más antiguos y reducir desperdicios. Mantener esta organización no solo evitará el desperdicio, sino que también mantendrá los alimentos en condiciones óptimas para su consumo, asegurando que cada alimento esté en el lugar adecuado según sus necesidades de conservación