7 señales de agotamiento emocional que podrías estar ignorando y cómo recuperarte
A veces nuestro cuerpo y mente pueden sufrir un desgaste que si se alarga en el tiempo puede traer consecuencias nefastas para nuestra salud
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff3d%2F04f%2F9c7%2Ff3d04f9c79fbe72368f6b576163d6aba.jpg)
- Cansancio continuo: por qué lo sientes y cómo reducirlo de manera natural según los médicos españoles
- Cómo evitar el desgaste emocional que nos producen las personas que no son capaces de empatizar
Hay días en los que una se siente más cansada de lo normal, sin ganas de hacer nada y con la mente en modo avión. Pero cuando esa sensación se vuelve habitual y empieza a afectar tu bienestar emocional, es momento de hacer una pausa. El agotamiento emocional no llega de un día para otro, y muchas veces se instala en silencio, disfrazado de estrés, cansancio o simple desmotivación. Según especialistas en salud mental, este tipo de desgaste suele aparecer cuando hemos estado mucho tiempo en modo “dar” sin reservar un espacio para nosotros mismos, pero sin embargo hay siete señales evidentes que podrían estar diciéndonos que necesitamos parar y recargar energía.
Una de ellas es la irritabilidad constante cuando cualquier cosa nos molesta y antes no nos pasaba. Cuando la paciencia se acorta sin razón aparente, puede ser una señal de que estamos saturados emocionalmente. Asimismo, podemos llegar a tener sensación de fatiga aunque durmamos. Si despertamos cansados no es un problema físico, sino mental, debido a que el agotamiento emocional desgasta incluso cuando el cuerpo está en reposo. Otra señal evidente es la pérdida de motivación, cosas con las que antes disfrutábamos como salir a caminar, leer o ver a nuestros amigos, ahora nos parecen una carga. Esa desconexión con lo que te daba placer es un síntoma importante. Por otro lado, otro síntoma es la dificultad para concentrarse, debido a que cuando la mente va a mil por hora pero no podemos enfocarnos en nada, probablemente estemos lidiando con un exceso de carga emocional que no sabemos cómo procesar.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fef5%2F52f%2Fb62%2Fef552fb622b24580ff72e343dee66b7b.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fef5%2F52f%2Fb62%2Fef552fb622b24580ff72e343dee66b7b.jpg)
Por otro lado, otra señal evidente es la sensación de vacío o desconexión, como si estuviéramos en piloto automático. Cumplimos con nuestras obligaciones, pero sin sentirnos realmente presente o conectada con lo que hacemos. Asimismo, podemos llegar a atravesar una especie de aislamiento social que se hace evidente cuando empezamos a evitar a las personas, no porque no las queramos, sino porque simplemente no tenemos energía para interactuar, lo que se traduce en necesidad de estar sola más de lo normal. Por último, nos encontramos con una tristeza inexplicable o ganas de llorar con facilidad. No hay un motivo claro, pero nos sentimos al borde de las lágrimas con frecuencia. Este desbordamiento emocional es una alerta de que nuestro sistema necesita descanso.
Para recuperarnos, lo primero que debemos hacer es reconocerlo, sin culpa ni juicios, y luego, empezar a priorizarnos. No se trata de grandes cambios, sino de pequeños gestos que nos ayuden a reconectar con nosotros mismos: dormir bien, alimentarnos con intención, mover nuestro cuerpo y —muy importante— darnos permiso para descansar, incluso si “no hiciste nada productivo”. Hablar con alguien de confianza o buscar apoyo profesional también puede marcar una gran diferencia. A veces, solo necesitamos que nos escuchen sin intentar solucionarlo todo. Pero, ante todo debemos recordar que cuidar de nosotros no es egoísta, sino que es necesario. Porque solo cuando estamos bien con nosotros mismos, podemos estar bien con los demás. Y si nuestro cuerpo y nuestra mente nos están pidiendo una pausa, es hora de escuchar.
- Cansancio continuo: por qué lo sientes y cómo reducirlo de manera natural según los médicos españoles
- Cómo evitar el desgaste emocional que nos producen las personas que no son capaces de empatizar
Hay días en los que una se siente más cansada de lo normal, sin ganas de hacer nada y con la mente en modo avión. Pero cuando esa sensación se vuelve habitual y empieza a afectar tu bienestar emocional, es momento de hacer una pausa. El agotamiento emocional no llega de un día para otro, y muchas veces se instala en silencio, disfrazado de estrés, cansancio o simple desmotivación. Según especialistas en salud mental, este tipo de desgaste suele aparecer cuando hemos estado mucho tiempo en modo “dar” sin reservar un espacio para nosotros mismos, pero sin embargo hay siete señales evidentes que podrían estar diciéndonos que necesitamos parar y recargar energía.