La amistad ha sido siempre un refugio para el ser humano. Desde la filosofía clásica hasta la literatura contemporánea, se ha reflexionado sobre su poder transformador y su capacidad para dar sentido a la vida. No es solo un vínculo afectivo, sino también un elemento esencial que ayuda a sobrellevar la complejidad de la existencia y que, en muchos casos, actúa como espejo de lo que somos.
En esta línea, el maestro y filósofo Gregorio Luri reivindicó en el podcast 'Aprendemos juntos de BBVA' la necesidad de poner a los amigos en el centro de nuestra vida cotidiana. “Si tenemos que medir nuestro valor la manera más objetiva es medir el valor de nuestros amigos. Hay que cuidarlos, eso sí”, afirmó. Con esta frase, quiso subrayar que la verdadera riqueza personal no se mide en logros materiales ni en reconocimientos externos, sino en la calidad de los lazos que cultivamos.
Para defender su idea, Luri no dudó en apoyarse en referencias clásicas. “Yo siempre he creído que la amistad es más importante incluso que la verdad”, señaló, evocando la célebre sentencia atribuida a Aristóteles: “Platón es mi amigo, pero más amiga es la verdad”. El experto añadió a esto: “Miren, la verdad es amiga, pero amigo, amigo es el amigo. ¿Por qué? Porque la verdad no responde cuando le preguntas. En cambio el amigo sí”.
El maestro también recordó una enseñanza de un estoico romano que aconsejaba: “Cuando vayas al mercado no te olvides de volver con un amigo”. Una máxima que, según explicó, sigue teniendo plena vigencia: “Facilitan mucho la vida. Que la vida es complicada, que con frecuencia estás necesitado de alguien, que todo es distinto si tienes un amigo”.
El experto destaca la importancia de la amistad. (Freepik)
Luri quiso reforzar su visión con la mirada de Leopoldo Alas “Clarín”, quien describió la amistad como una suerte de desdoblamiento del alma: “Un amigo es como si tuvieras partes de tu alma repartidas por ahí. Si tienes muchos amigos, tienes tu alma repartida por el mundo, con lo cual se expande tu propia vida”.
Sus palabras son un recordatorio de que, en una sociedad marcada por la inmediatez digital y las relaciones efímeras, la amistad sigue siendo un ancla. Más que un sentimiento, es un valor que amplía la vida y que, como subraya Luri, debe cuidarse con esmero.
La amistad ha sido siempre un refugio para el ser humano. Desde la filosofía clásica hasta la literatura contemporánea, se ha reflexionado sobre su poder transformador y su capacidad para dar sentido a la vida. No es solo un vínculo afectivo, sino también un elemento esencial que ayuda a sobrellevar la complejidad de la existencia y que, en muchos casos, actúa como espejo de lo que somos.