Es noticia
Menú
Por qué ya no sentimos la misma conexión con nuestros amigos de la infancia, causas y consecuencias según la psicología
  1. Vida saludable
RELACIONES DE AMISTAD

Por qué ya no sentimos la misma conexión con nuestros amigos de la infancia, causas y consecuencias según la psicología

En ocasiones sentimos que ya no conectamos de la misma forma con nuestros amigos de toda la vida e incluso podemos llegar a sentir que no tenemos nada en común

Foto: Amistades de la infancia: ¿por qué ya no sentimos conexión? (Pexels)
Amistades de la infancia: ¿por qué ya no sentimos conexión? (Pexels)

Esos amigos con los que compartimos meriendas, veranos eternos y secretos bajo llave. ¿Qué pasa cuando ya no sentimos esa conexión tan natural? Muchas personas se preguntan, con algo de nostalgia y culpa, por qué aquellos lazos tan fuertes de la infancia se desdibujan con el tiempo. La psicología tiene varias respuestas, y todas giran en torno a un concepto clave: el cambio.

Según diversos especialistas, una de las principales causas del distanciamiento con los amigos de la infancia es la evolución personal. A medida que crecemos, nuestras prioridades, intereses y valores también cambian. Mientras que una amistad en la niñez puede estar basada en la cercanía o los juegos compartidos, en la adultez buscamos conexiones más profundas y alineadas con nuestra forma actual de ver el mundo. También influye el hecho de que muchas veces conservamos esas amistades por inercia emocional, es decir, tendemos a mantener vínculos por costumbre, aunque la relación ya no nos aporte lo mismo. Esto no significa que esas amistades no hayan sido valiosas, sino que simplemente cumplieron su ciclo.

placeholder Muchas veces conservamos amistades por inercia personal. (Pexels)
Muchas veces conservamos amistades por inercia personal. (Pexels)

La culpa aparece cuando sentimos que nos alejamos sin una razón concreta, pero los expertos coinciden en que el distanciamiento puede ser un proceso natural y necesario. A veces, mantener una amistad solo “porque fue importante” puede incluso impedir que ambas partes crezcan. Otro factor relevante es la dificultad para comunicarse emocionalmente en etapas adultas. Las amistades de la infancia suelen estar marcadas por la espontaneidad, pero al llegar a la adultez, se vuelve más difícil compartir vulnerabilidades si ya no existe una conexión real. Eso puede generar silencios incómodos o encuentros forzados.

No obstante, también existen casos en los que ese lazo se transforma en algo nuevo. Hay amistades que, aunque se enfríen durante un tiempo, encuentran una nueva forma de vincularse desde la aceptación del cambio. La clave está en revisar si esa relación nos suma, nos hace sentir escuchados y si sigue teniendo un espacio genuino en nuestras vidas. Por tanto, soltar no siempre es perder. A veces, es reconocer que crecimos, que estamos en otras etapas, y que no todos los vínculos están hechos para acompañarnos toda la vida. Validar ese proceso sin juzgarnos es una forma de autocuidado emocional. Porque también hay belleza en agradecer lo que fue, y dejarlo ir con cariño.

Esos amigos con los que compartimos meriendas, veranos eternos y secretos bajo llave. ¿Qué pasa cuando ya no sentimos esa conexión tan natural? Muchas personas se preguntan, con algo de nostalgia y culpa, por qué aquellos lazos tan fuertes de la infancia se desdibujan con el tiempo. La psicología tiene varias respuestas, y todas giran en torno a un concepto clave: el cambio.

Vida saludable Bienestar
El redactor recomienda