Las personas controladoras pueden aparecer en cualquier entorno: una pareja, un amigo, un compañero de trabajo o incluso un familiar. Su comportamiento, a menudo sutil, tiene un mismo objetivo: influir en las decisiones ajenas y reducir la autonomía del otro. Aprender a identificar estas dinámicas es fundamental para proteger nuestro bienestar emocional y evitar relaciones que nos resten libertad.
Una de las más comunes consiste en presentarse como protectores o figuras de autoridad. A través de frases paternalistas o de falsa preocupación, logran que el otro dude de su criterio y delegue decisiones importantes. Este tipo de actitud puede camuflarse bajo el pretexto de “hacer lo correcto” o “cuidar al otro”, pero en realidad busca reforzar una posición de poder.
Torres señala también que las personas controladoras tienden a aislar a quien quieren dominar, reduciendo sus contactos sociales o generando conflictos con su entorno. Con ello, logran aumentar la dependencia y minimizar la posibilidad de que el otro reciba apoyo externo.
Puede que traten de aislarte socialmente. (Freepik)
Otra de sus estrategias es el uso de la culpa y la reinterpretación de los hechos. Frases como “si me quisieras, no me harías esto” son habituales en su discurso, pues buscan que el otro se sienta responsable del bienestar emocional del controlador. Además, suelen reaccionar con decepción o enfado cuando alguien cercano actúa de manera independiente.
Reconocer estas conductas es el primer paso para poner límites. La psicología aconseja mantener relaciones equilibradas, fortalecer la autoestima y no justificar comportamientos que generan culpa o dependencia. Entender cómo opera la manipulación emocional permite recuperar la calma y cuidar la salud mental.
Las personas controladoras pueden aparecer en cualquier entorno: una pareja, un amigo, un compañero de trabajo o incluso un familiar. Su comportamiento, a menudo sutil, tiene un mismo objetivo: influir en las decisiones ajenas y reducir la autonomía del otro. Aprender a identificar estas dinámicas es fundamental para proteger nuestro bienestar emocional y evitar relaciones que nos resten libertad.